Colocan un monolito durante meses en Circo Massimo sin ninguna autorización

  • Un gigantesco monolito de tres metros de alto por tres de ancho ha permanecido durante dos meses frente al área arqueológica del Circo Massimo de Roma sin ningún tipo de autorización de las autoridades, con la intención del artista de demostrar la dejadez del Ayuntamiento de la capital italiana.

Roma, 29 ene.- Un gigantesco monolito de tres metros de alto por tres de ancho ha permanecido durante dos meses frente al área arqueológica del Circo Massimo de Roma sin ningún tipo de autorización de las autoridades, con la intención del artista de demostrar la dejadez del Ayuntamiento de la capital italiana.

La obra, un imponente cuadrado denominado "Plaza de la Concordia", fue colocada durante la noche del 23 al 24 de noviembre por el artista romano Francesco Vissalli con la ayuda de sus colaboradores.

El objetivo, como desveló el artista, era mostrar cómo sin ningún tipo de autorización la escultura seguiría allí y nadie en el Gobierno de la ciudad se preocuparía por ella.

La intención del autor, quien invirtió 23.000 euros en esta obra, era demostrar la inoperancia del Ayuntamiento romano y el desconocimiento de lo que ocurre en la capital por su propio alcalde, y lo ha conseguido con creces, según los medios de comunicación italianos que hoy destacan este hecho.

"Esperaba que la obra fuera 'descubierta' pocos días después. Con tristeza por Roma, veo que han sido necesarios dos largos meses", declaró el artista en una nota que tituló "Monumento en el Circo Massimo al desconocimiento del alcalde".

La historia se descubrió esta semana tras la crítica al monumento realizada en la página web de "Artribune", un suplemento de arte del diario italiano "Il Messagero", tras un reportaje sobre éste en el telediario de la cadena italiana Mediaset.

El artista se apresuró a aclarar la historia y afirmó en su comunicado que su obra "no es una búsqueda de publicidad sino verdaderamente un experimento y, sobre todo, una denuncia".

El objetivo de Vissalli era "comprobar" la atención del Ayuntamiento a su ciudad en general y al arte en particular.

"El balance es desolador: ninguna notificación al artista, ninguna pregunta, ninguna verificación sobre la obra y ni siquiera ningún control sobre las cuestiones de seguridad", lamentó el autor.

Todo ello "a pesar de sus dimensiones claramente evidentes, sus colores llamativos y su posición central y a poca distancia de las oficinas del Ayuntamiento", denuncia.

Desde el Ayuntamiento de Roma ya han respondido a la polémica y reconocen que nadie había caído en la cuenta de la obra.

"Es verdad, no ha habido ningún control precisamente porque no ha habido ningún inicio formal de ninguna petición. ¿Por qué ninguno se ha dado cuenta? Quizás porque Roma es una ciudad extraordinariamente rica de arte y cultura", explicó la concejal de Cultura, Flavia Barca.

Barca afirmó que quiere subrayar el "aspecto positivo de la provocación" a la que definió como "de algún modo, una forma de arte callejero".

La concejal de Cultura afirmó "se puede entender", por la riqueza artística de Roma, "que uno pase por delante de una obra sin preguntarse el porqué de su colocación".

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