La intervención, según la Consejería, está también motivada por la presencia de hundimientos en los forjados y madera y filtraciones en la cubierta de la capilla de la Encarnación, así como por la ausencia de la mayor parte del remate de la cabecera de la bóveda, ocasionado por el hundimiento ocurrido hace más de 15 años.
Para cumplir los objetivos y asegurar la eficacia de los trabajos, se plantea una fase previa de conocimiento a través de un programa de catas realizado con criterio multidisciplinar y científico, cuyas conclusiones serán la base de la fase operativa posterior, para conocer las consecuencias de los daños estructurales sobre los revestimientos en estos elementos portantes.
El desarrollo de los estudios preliminares favorecerá a la adopción de medidas cautelares sobre los bienes muebles situados en el entorno de la zona de trabajo. De esta manera, se propone la retirada, embalaje y custodia de muebles y tallas, como los dos ángeles lampareros, además de la cubrición total del retablo mayor y los retablos laterales de menor entidad.
Los bienes así protegidos serán previamente inventariados, registrados fotográficamente y reconocidos en cuanto al estado de conservación y patologías para evaluar su estabilidad y resistencia y, si fuera necesario, someterlos a un tratamiento de consolidación.
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