Cristina Sánchez vuelve a torear en España y causa sensación

A hombros de su hijo y por la puerta grande. Así salió este sábado Cristina Sánchez, la mujer que más lejos ha llegado en el mundo del toreo, de la plaza de Cuenca tras una aparición estelar 17 años después de su retirada.

Flanqueada de El Juli y Enrique Ponce y ante un coso casi lleno, la diestra madrileña colmó las expectativas de un público entregado, que la vio torear a dos astados y cortar dos orejas.

"Lo que ha conseguido hoy Cristina lo ha hecho a base de mucho esfuerzo. A ver si se anima otra vez", dijo a la AFP tras terminar la corrida Eduardo García, un aficionado que vino con su novia desde la ciudad vecina de Guadalajara.

"No esperaba que iba a tener semejante rendimiento después de tantos años", añadió Octavio, otro aficionado, impresionado por el nivel de preparación que demostró Sánchez.

La matadora se metió al público en el bolsillo desde las primeras verónicas con las que recibió al segundo astado de la tarde, "Lechón".

Entre olés y aplausos, y bajo la mirada atenta de su marido, el banderillero portugues Alejandro da Silva, de pie en el callejón, Sánchez decidió brindar el toro a sus dos hijos adolescentes, sentados en primera fila de tendido, que recibieron su montera.

Con una estocada limpia, la matadora de 44 años resolvió magistralmente la faena y puso en pie a un público que llenó la plaza de pañuelos blancos, hasta obtener del presidente las dos orejas.

El segundo toro que le correspondió, "Juguetón", no se le dio tan bien, y para rematar la faena necesitó tres estocadas y descabellarlo dos veces. No cortó oreja, pero de nuevo se llevó la ovación del público, que de pie la jaleó a gritos de "¡torera, torera!".

El Juli se encargó de cerrar la tarde con un toro que brindó a Cristina Sánchez, y del que cortó la oreja, la segunda de la tarde para el diestro.

Entre los aplausos entusiastas del público conquense, la matadora salió por la puerta grande del coso a hombros de uno de sus dos hijos, con un gesto radiante muy lejano del rictus serio que lució en el patio de caballos antes de la faena.

A su lado, y también a hombros, El Juli, muy apreciado este sábado.

La matadora, que en 1999 dejó de torear denunciando el machismo reinante en el toreo, dejó claro que su regreso este sábado era puntual, y por una causa benéfica, ya que donará la integralidad del dinero recaudado a un equipo de investigación del cáncer infantil del hospital madrileño del Niño Jesús.

Con sus éxitos, Cristina Sánchez alcanzó gran fama en España en los años noventa. Tomó la alternativa en mayo de 1996 en Nimes, Francia, con Curro Romero de padrino y José María Manzanares de testigo.

Se convirtió de esta forma en la primera torera de Europa, pero no del mundo.

En el siglo XX brillaron otras mujeres como la rejoneadora peruana Conchita Cintrón o la mexicana Raquel Martínez, y actualmente, Hilda Tenorio, también mexicana, está ampliamente reconocida desde que tomó la alternativa en 2010 en la Plaza México. Sin embargo, hasta el momento Cristina Sánchez está considerada unánimemente como la mujer que llegó más lejos como matadora.

En sus tres años de carrera, en los que faenó en América Latina y triunfó en prestigiosas plazas como La Maestranza de Sevilla y Las Ventas de Madrid, la diestra cortó en su país natal 316 orejas.

Elogiada por muchos como un icono feminista en un medio tradicionalmente masculino, se despidió sin embargo del público en octubre de 1999, después de que varios matadores se negaran a torear con ella por ser mujer.

La diestra no se desvinculó sin embargo de su vocación, ya que durante años ha trabajado como comentarista de corridas para la televisión regional de Castilla-La Mancha.

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