Dave Stewart: "He vivido como un jugador y no me ha ido mal"

Javier Herrero.

Madrid, 5 oct.- La vida es juego. ¿O era sueño? Para Dave Stewart ambas hipótesis son posibles y complementarias, todo depende de acertar el número ganador. "Yo he vivido como un jugador y hasta el momento, no me ha ido mal", declara a Efe el ex Eurythmics con un nuevo disco sobre el tapiz y algo de repaso autobiográfico.

Entre los nuevos cortes, destaca "Drugs taught me a lesson" (las drogas me dieron una lección), un juego de palabras que recuerda su superado flirteo con ellas. "Yo no tenía un problema con las drogas, tenía un problema con la realidad", afirma sobre aquella época pasada.

"Lucky numbers" se publica en España la próxima semana y es el título de ese álbum, el séptimo de estudio en solitario, en cuya portada "todo es divisible por tres". Es, además, el tercer y último disco de una prolífica etapa de tres años vinculada a la ciudad de Nashville (Tennessee, EEUU).

Previamente había publicado "The Blackbird Diaries" (2011) y "The Ringmaster General" (2012). Antes de ellos, su último disco en solitario había sido "Sly-Fi" (1998).

"Me siento inspirado porque encontré un lugar y músicos que tienen mucho que ver con mis raíces, cuando tenía 16 años y escribía canciones de blues inspiradas en los discos de Dylan y en el sonido del Mississippi", dice este británico de Sunderland, para quien "Nashville se parece mucho al norte de Inglaterra".

Grabado en un barco en el Pacífico Sur, "Lucky numbers" reúne a músicos de la cuna del country para darle al conjunto un tono de blues, con aderezo de acordeón, flauta, pedal steel y un tambor irlandés llamado bodhran, que suena en su primer sencillo, "Every single night".

"El disco está estructurado como si fuese una película. Al final parece que lo pierdo todo, pero gracias a esos números de la suerte del título, me compro un circo", comenta el veterano músico.

El circo sobre el que bromea aparece en el "salvaje" videoclip de "Every single night", grabado con la moderna tecnología envolvente del 11.1. En él, se convierte en un jefe de pista rodeado de acróbatas, malabaristas, payasos y contendientes de lucha libre mexicana, mientras lanza cuchillos a una asistente con cierto parecido a Lady Gaga.

En la parte vocal le acompaña Martina McBride, "la Celine Dion del country", una de las muchas colaboraciones femeninas del álbum.

"Me cansé de estar acompañado de hombres todo el tiempo. Además, me gusta escribir dúos y me gustan las mujeres", bromea el músico, casado con la fotógrafa Anoushka Fisz, tras dos matrimonios fallidos (uno de ellos con la antigua integrante de Bananarama Siobhan Fahey) y una relación sentimental con su ex compañera Annie Lennox.

Junto a ella facturó la que considera una de las jugadas maestras de su carrera, el tema "Sweet dreams", del que este año se cumplen 30 años sin que haya perdido vigencia ni vigor.

"Se ha convertido en un himno", destaca Stewart, quien opina que la canción es una pregunta en sí misma: "¿Es realmente esta vida ese gran sueño que anhelamos?".

"Here comes the rain again", la primera vez en que Eurythmics mezcló electrónica y música orquestal, fue otra de esas jugadas maestras, añade, así como la idea de convencer a Mick Jagger para participar en Superheavy, banda con sensibilidades de muchas partes del mundo que unió a la también británica Joss Stone, el indio A. R. Rahman y el jamaicano Damian Marley.

"Hacíamos música del mundo, pero sin entrar en eso que se llama 'world music'", dice sobre este proyecto que nunca llegó a sonar en vivo y que no considera enterrado. De hecho, anuncia que le gustaría celebrar un "festival Superheavy".

Productor de éxito, ha colaborado con grandes estrellas como Tom Petty, Bob Geldof, Jon Bon Jovi, Bryan Ferry, Ringo Starr y Stevie Nicks.

Y a pesar de su dilatada carrera, reconoce que cada vez que se sube a un escenario o lanza un nuevo trabajo, va un poco de farol. "Tienes que decirte que va a funcionar, aunque no lo sepas, pero hay que creérselo para que los demás también se lo crean", afirma.