De Azúa opina que estamos en un cambio de era y asistimos a la falsa defunción del arte

  • Barcelona.- El escritor y filósofo Félix de Azúa, que acaba de publicar su libro de memoria visual "Autobiografía sin vida", considera que asistimos a la falsa defunción del arte y que nos encontramos "en la Altamira de una nueva era, en su fase primitiva, sin poder especular hacia dónde irá el arte".

De Azúa opina que estamos en un cambio de era y asistimos a la falsa defunción del arte
De Azúa opina que estamos en un cambio de era y asistimos a la falsa defunción del arte

Barcelona.- El escritor y filósofo Félix de Azúa, que acaba de publicar su libro de memoria visual "Autobiografía sin vida", considera que asistimos a la falsa defunción del arte y que nos encontramos "en la Altamira de una nueva era, en su fase primitiva, sin poder especular hacia dónde irá el arte".

Con su habitual verbo fácil y pedagógico, explica Félix de Azúa en una entrevista con Efe que "Autobiografías sin vida" (Mondadori) nace de una imagen, los cuatro caballos que aparecen en la cueva prehistórica de Chauvet, el arte rupestre más antiguo, que data de hace 30.000 años.

"Viendo aquella imagen pensé que las imágenes están desde el principio de la humanidad, pero también desde el principio de cada uno de nosotros, ya las tenemos impresas en el cerebro; y los niños que vivían en la cueva vieron los caballos reales después de ver su representación en la cueva".

De Azúa quiso construir esta "autobiografía sin anecdotario personal" a partir de las imágenes que conformaron su educación sentimental, y el resultado es "la vida de cualquiera de mi generación".

Una generación en la que, recuerda, una de las imágenes más constitutivas de esa educación es el crucifijo. "Poner a un niño de aquella época delante de esa imagen terrible tiene que marcarle, mientras que los niños de ahora no ven cruces, pero tienen delante desde que nacen una pantalla, y siempre van a ver la vida en una pantalla, de ahí la importancia que conceden a vídeos, fotografías".

En su ensayo, el autor plantea que "el tema de la belleza en arte es un asunto con una historia muy corta", pues durante el período medieval hasta el Renacimiento, del siglo V al XV, "la belleza no tiene consideración en las representaciones artísticas".

Y en la actualidad, añade, "volvemos a estar en un momento muy parecido: el arte conceptual, el 'body-art', el 'lands-art', las instalaciones o las 'performances' no tienen interés por nada bello, sino un interés intelectual, conceptual o incluso político".

Percibe el escritor que la humanidad no se enfrenta a un cambio de época, como pasó del Románico al Gótico, sino a "un cambio de era, como en el tránsito del Paleolítico al Neolítico".

En esa nueva era, "somos los primitivos, toscos, pero al mismo tiempo tan perfectos como los artistas que hicieron los caballos en Chauvet hace 30.000 años, pero eso todavía no lo podemos ver", dice.

El arte que se practica hoy ya nada tiene que ver con el viejo arte en mayúsculas, sino que, en su opinión, nuestra manera de representar el mundo es completamente nueva: "Es un arte efímero, que tiene un soporte sensible -se puede ver, oír, tocar- y, sin embargo, no hay un objeto, no hay un cuadro, ni una escultura".

El arte atraviesa un "momento inicial, originario, fundacional" y ahora "no sabemos qué estamos haciendo; lo sabremos en un tiempo".

De hecho, "el arte actual tiene una complejidad similar a nuestras vidas complejas", porque "los procesos del arte son analogías de nuestras vidas, como el cuadro "La muerte de Marat", de Jacques-Louis David, representa la muerte metafórica del padre.

A su juicio, David fue un "diseñador político" y, precisa Félix de Azúa, "todo el trabajo de los gabinetes de diseño para que el Che se convirtiera en el Cristo de la Revolución es el mismo que hizo David casi dos siglos antes con el asesinato de Marat".

En las páginas de "Autobiografía sin vida", el escritor habla de la defunción del arte, si bien en la entrevista matiza esta afirmación: "El arte está diciendo que va a desaparecer, pero todos sabemos que es otro de sus disfraces, y no sabemos cuánto durará esta etapa y cuál será su próximo disfraz".

En esta falsa muerte, continúa, el arte se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías, como sucede con las enormes fotografías de Gursky, que recrean multitud de detalles y que algunos comparan a los maestros de la escuela flamenca.

Al tratarse de una época primitiva dentro de la nueva era, "todo tanteo vale" y eso explica que el cocinero Ferran Adrià fuera llamado por la última Documenta de Kassel.

"Cualquiera puede hacer arte hoy, puede ser cualquier cosa, todo es arte. El arte se ha democratizado absolutamente", afirma Félix de Azúa, para quien "la democracia es un sistema de control técnico de la población, que tiene como representación el arte actual".

Mostrar comentarios