DeNiro, Stallone y ahora Bale conquistan Hollywood a puñetazos

  • De carácter complicado, con cierta tendencia a la violencia y con un imán para los problemas. Así son la mayoría de los boxeadores retratados por el cine. En Hollywood gustan mucho y las nominaciones les llueven. El último al que todos elogian es a Christian Bale, que esta semana estrena ‘The Fighter’ junto a Mark Walhberg. Otros como Robert DeNiro, Sylvester Stallone o Will Smith ya saborearon el éxito en la lona.
M. J. Arias

Suelen provenir de barrios bajos, de un entorno marginal, y pelear se convierte en su única forma de sustento y salida del hoyo. Sobre el cuadrilátero reciben más golpes de los que dan, pero acaban venciendo. Es el retrato más común de los boxeadores de cine. Una profesión con mucho gancho en la gran pantalla que vuelve esta semana con los desfigurados rostros de Mark Walhberg y Christian Bale en ‘The Fighter’, firme candidata a los Oscar. Antes que ellos, otros muchos lucieron moratones y sacaron los guantes a pasear. DeNiro, Smith, Newman, Rourke, Presley, Chaplin… La lista es interminable.

‘The Fighter’ aterriza en España mes y medio después de su estreno en Estados Unidos, donde la crítica la ha alabado, los premios le han llovido y el público la ha apoyado en la taquilla (ha superado la barrera de los 70 millones de dólares y todo apunta a que las nominaciones a los Oscar la espolearán aún más). La historia es de esas que gustan a quienes dan los premios. Personajes salidos de un entorno marginal, sin estudios ni dinero, que ven en el boxeo un saliente al que aferrarse para salir a flote. Una historia real la que cuenta ‘The Fighter’ que tiene como protagonistas a los hermanastros Micky Ward (Mark Wahlberg) y Dicky Eklund (Christian Bale). Ambientada a mediados de los ochenta, cuenta los primeros años en el boxeo de Ward, a quien le entrenaba su hermano mayor, un adicto al caballo que soñaba con volver al cuadrilátero. Su interpretación como boxeador caído en los brazos de las drogas le ha servido a Bale para llevarse el Globo de Oro y optar al Oscar como Mejor Actor Secundario. Y es que estas historias de caída y superación gustan mucho en Hollywood. En esto del cine de boxeo son muchos los ejemplos, recientes y no tanto.

Pensar en boxeadores de cine es pensar en Jake La Motta. O, lo que es lo mismo, Robert DeNiro. Fue el protagonista de la película de culto ‘Toro Salvaje’. Dirigida por Martin Scorsese en 1980, la interpretación de este personaje maltratado por la vida y los rivales en la lona, le sirvieron a DeNiro para conquistar un Oscar e inmortalizar a uno de los personajes más aplaudidos del cine. Un hombre al que la violencia le posee dentro y fuera del ring y que existió en la realidad. De hecho, ‘Toro salvaje’ se basa en parte en la biografía escrita sobre el verdadero La Motta. De Niro tuvo que engordar 30 kilos para meterse en la piel de este boxeador que inmortalizó Scorsese. Al director le sirvió para salir del pozo y al actor para probar una vez más su increíble maquinaria interpretativa. No era un personaje fácil y entre ambos lograron, incluso, cierto grado de simpatía hacia el retratado pese a su complicada personalidad.

‘Toro salvaje’ fue un éxito que llegó en un tiempo en el que el cine de boxeo estaba muy presente en las salas. Sólo un año antes se habían estrenado otros dos clásicos de este subgénero cinematográfico. Una de ellas es la sensiblera historia de ‘Campeón’, protagonizada por John Voight y por el entonces niño Rick Schroeder. Ríos de lágrimas corrieron con aquella película, que nada tenía que ver con el tono de la de Scorsese, ni tampoco con la saga pugilística más prolífica, que en aquel año estrenaba su segunda entrega. Se trata, claro está, de Rocky.

La primera -la crítica y los premios dicen que fue la buena- se había estrenado en 1976 siendo elegida la Mejor Película del año en los Oscar y atesorando una nominación para Sylvester Stallone como Mejor Actor. Era la tercera vez en la historia que una misma persona era candidata en los Oscar como actor y guionista. Antes sólo lo consiguieron dos mitos como Charles Chaplin (‘El gran dictador’, 1940) y Orson Welles (‘Ciudadano Kane’, 1940). La franquicia salida de la cabeza y la pluma de Stallone comenzó bien, pero a medida que se sucedían las secuelas el globo se fue desinflando hasta explotar. La segunda llegó en 1979 ya con Stallone en la dirección. Repitió labores en la tercera en 1982 -de aquella lo más memorable es el tema ‘Eye of the tiger’- y en la cuarta en 1985 -por esta consiguió el Razzie como peor actor y director-. En 1990, intentó reavivar el éxito volviendo a colocar a John G. Avildsen en la dirección, pero en el único sitio donde triunfó fue en la gala de los Razzie. Un nuevo intento tuvo lugar en 2006. Era la sexta y Milo Ventimiglia (Peter Petrelli en ‘Héroes’) era el hijo de un acabado Rocky Balboa.

Clásicos que abrieron el camino en la lona

‘Toro salvaje’ y ‘Rocky’ son los dos grandes clásicos del subgénero, pero ha habido muchos más antes que abrieron el camino y sentaron las bases de una temática muy arraigada en el cine y con unos arquetipos muy marcados. Lo normal es el drama, pero grandes de la comedia como Buster Keaton y Charles Chaplin tuvieron un hueco para sacar los puños a pasear. El primero lo hizo en ‘El boxeador’ (1926) y el segundo, en ‘Luces de la ciudad’ (1931). Alfred Hichcock también retrató este mundo de guantes, cuerdas y mordedores en ‘El ring’ (1927).

Muchos son los grandes actores que han abrazado el papel de boxeador en un momento u otro de su carrera. John Wayne, tipo duro donde los haya, ejerció la profesión en ‘El hombre tranquilo’ (1952). Una película por la que el mítico John Ford recibió un Oscar al Mejor Director. Otro de los duros del cine, Kirk Douglas, saltó al ring en ‘El ídolo de barro’, galardonada como Mejor Película. Y es que a los académicos estadounidenses les gusta eso de ver a los actores contra las cuerdas y al límite. Aunque no todos tienen tanto éxito. Elvis Presley (‘Piso de lona’, 1962) y Errol Flynn (‘Gentleman Jim’, 1942) no fueron tan memorables. Era otro tipo de película.

Aunque quizá no sea tan reconocido como otros, el papel de Rocky Graziano significó mucho para la carrera de Paul Newman. El actor llevaba muy poco tiempo en el cine e interpretar a este boxeador que existió en la vida real y que fue campeón de los pesos medios en los años cuarenta fue su catapulta. Newman dejó a un lado su buena planta sin importarle lucir hematomas y heridas. El papel de Graziano le abrió muchas puertas en el cine, donde antes sólo había hecho ‘El cáliz de plata’ (1954). Se le dieron bien los papeles de rebelde al margen de la ley y en la película de Robert Wise lo demostró por primera vez.

Los últimos también pegaron fuerte

Pese a que el boxeo no es un deporte con demasiada aceptación entre el gran público, lo cierto es que como temática cinematográfica es bastante prolífica y cuenta con una larga lista de éxitos. En los últimos años, son varios los actores que han saltado a la lona en la pantalla apoyados por una biografía detrás, o sin ella. En 1999, Denzel Washington se metió en la piel de Rubin ‘Huracán’ Carter y fue nominado al Oscar por contar la historia basada en hechos reales de un boxeador encarcelado acusado de asesinato. Dos años más tarde le tocó a otro de los púgiles más conocidos, Muhammad Ali. Will Smith, apoyado por Michael Mann en la dirección, dio una lección a todos aquellos que sólo veían en él a un actor de comedia y se metió a los críticos en el bolsillo interpretando uno de esos personajes ‘complicados’ y carne de premio. No se llevó el Oscar, pero la nominación fue un éxito en sí misma.

Ver a una mujer enfundándose los guantes no es lo más habitual y por eso triunfó ‘Million Dollar Baby’ en 2004. Hilary Swank interpretaba a una chica que quería pelear a toda costa y conseguía convencer a dos abuelos del boxeo para que la entrenasen. Eran Clint Eastwood y Morgan Freeman. La película arrasó en los Oscar llevándose cuatro de los ‘gordos’, Mejor Actriz, Mejor Actor Secundario, Mejor Director y Mejor Película. Eastwood le dio una vuelta al cine de boxeo, cambiando el típico personaje masculino, y dejó un sabor amargo al espectador en la boca. La épica no lo fue tanto en ésta. Un año después aterrizaría en los cines otra más, ‘Cinderella Man’. Ron Howard contó la historia de James Braddock, un boxeador de los años 30 al que interpretó Russel Crowe.

Curioso resulta el paralelismo que se da entre Randy ‘The Ram’ Robinson (personaje) y Mickey Rourke (actor). El protagonista de ‘Nueve semanas y media’ decidió dejar el cine para boxear. Y en esas andaba cuando Darren Aronofsky decidió recuperarle para esto del cine en su cuarta película, ‘El luchador’ (2008). Dicen que el papel iba a ser para Nicolas Cage, pero que el director quería a Rourke. Y lo tuvo. El actor tenía más que asimilado el personaje -después de todo parecía casi un calco de su vida- y bordó el papel de renegado caído en desgracia en busca de redención. Le valió la nominación del Oscar y desde entonces parece que no le falta trabajo. Hasta Stallone se acordó de él para ‘Los mercenarios’ (2010).

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