Dieciséis armaduras brillantes para una historia de la grandeza turca

  • Cotas de malla, yelmos, sables, lanzas... Dieciséis guardias de honor vestidos con armaduras relucientes y un tanto fantasiosas flanquearon el lunes pasado por primera vez la entrada al palacio presidencial de Ankara.

Dogan Tiliç

Ankara, 17 ene.- Cotas de malla, yelmos, sables, lanzas... Dieciséis guardias de honor vestidos con armaduras relucientes y un tanto fantasiosas flanquearon el lunes pasado por primera vez la entrada al palacio presidencial de Ankara.

Han venido para quedarse: tras su estreno en la llegada del presidente palestino, Mahmud Abás, el jueves volvieron a colocarse en fila ante el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en su visita a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.

Aunque no hay confirmación oficial, todo indica que el nuevo ceremonial, conocido ya como "los 16 soldados", formará parte de futuras recepciones presidenciales.

Es un elemento más en la escenificación del colorido legado otomano, dejado en el olvido desde la creación de la República en 1923, pero reivindicado con fuerza por Erdogan, quien se considera más heredero de los sultanes que de Mustafa Kemal "Atatürk" ("padre de los turcos"), quien convirtió al país en una república laica.

Esta postura se expresa también en la inmensa pompa del nuevo palacio presidencial, el primero que se construye tras noventa años de cierta austeridad.

Pocos, sin embargo, van tan lejos como Tülay Babusçu, diputada del gubernamental Partido Justicia y Desarrollo (AKP) quien 'tuiteó' con una foto de la ceremonia de las armaduras: "Magnífica sabiduría del presidente. Ha terminado el intervalo publicitario de 90 años en un imperio de 600 años de antigüedad", aparentemente sin ironía.

La guardia se compone de dieciséis militares que, al igual que las 16 estrellas del sello presidencial turco, representan los Estados turcos históricos, desde los hunos hasta los otomanos.

¿Históricos?. "Algunos no eran turcos, y otros no eran Estados", zanjó el historiador Hakan Erdem, citado en el diario "Radikal".

De hecho, los primeros cuatro "imperios" representados son federaciones de nómadas de Asia Central de hace entre uno y dos milenios, como los xiongnu, que probablemente sí eran túrquicos, aunque de los hunos europeos no es seguro, mientras que los heftalitas o "hunos blancos" pudieron ser iraníes.

De la Horda de Oro, también presente, se sabe que fueron mongoles, mientras que las dinastías jorezmita y gaznávida, si bien de origen túrquico, formaban parte de la cultura persa y los ávaros adoptaron lenguas eslavas.

Menos polémica es la presencia de la federación gökturk, la dinastía quarajánida, el kanato uygur, el imperio de Tamerlán, el de Babur, el Estado de los jázaros y el imperio selyúcida, aparte, por supuesto, del otomano.

Pero las vistosas armaduras, a todas luces un producto más creativo que histórico, suscitaron de inmediato una marea de comentarios en las redes sociales, que buscaron paralelismos con el cine de ciencia ficción.

Hubo quien se preguntaba si uno de los soldados "se mueve con energía solar", en referencia a las numerosas plaquitas de metal reluciente que componen su armadura.

Otros defendieron la ceremonia: "Lo que hace Erdogan no es enseñar historia. Difunde la imagen de un presidente que protege la historia de su nación. Esto es correcto. Otros tendrían que haberlo hecho antes", dijo el prestigioso científico Celal Sengor.

El diario "Habertürk" recordó que numerosos países europeos disponen de guardias de honor con uniformes históricos y respaldó la aspiración de Turquía de buscar una imagen parecida.

Pero el periodista Cengiz Çandar calificó la exhibición de "absurdo histórico" de un presidente islamista que coquetea con el "racismo nacionalista".

Incluso el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), habitualmente portavoz de la ideología que busca en las confederaciones nómadas de Asia Central la cuna de la nación turca actual, se enfadó por la fantasiosa hechura de los uniformes, en nada similar a los posibles modelos históricos.

Así lo afirmó Yusuf Halaçoglu, diputado del MHP, al decir que "este intento de hacer un nacionalismo político simplemente hace el ridículo".

Quizás el comentario más agudo vino de Selahattin Demirtas, dirigente de la izquierda kurda y candidato presidencial en las elecciones de agosto pasado.

"Lo que parecía extraño en esta escalera del palacio no eran las 16 figuras históricas sino el hombre en traje de chaqueta", dijo en referencia al propio Erdogan.

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