Domingo toca al corazón del Real con un "Cyrano" bravucón y enamorado

  • Plácido Domingo no ha alcanzado esta noche en el Real a los 55 minutos de aplausos que París otorgó a su Cyrano, pero su tierna y a la vez bravucona interpretación de la "comedia heroica" de Franco Alfano, transmitida en directo a 200 cines de toda Europa, ha llegado al corazón del Real.

Concha Barrigós

Madrid, 10 may.- Plácido Domingo no ha alcanzado esta noche en el Real a los 55 minutos de aplausos que París otorgó a su Cyrano, pero su tierna y a la vez bravucona interpretación de la "comedia heroica" de Franco Alfano, transmitida en directo a 200 cines de toda Europa, ha llegado al corazón del Real.

Y si a Domingo le han ovacionado como suele hacer el público del Real con todo lo que él "toca", aunque aún lejos de los 30 minutos que cerraron su "Simon Boccanegra", Ainhoa Arteta, que ha debido sustituir a la titular del papel de Roxane, Sondra Rodanovski, ha debutado en ese coliseo por la puerta grande, con aplausos y bravos enfervorecidos.

Ellos han sido los más ovacionados de una producción en la que todos, incluido el director de la orquesta, Pedro Halffter, y el de escena, Petrika Ionesco, han debido saludar durante casi 8 minutos, en los que también han oído muchos bravos Ángel Odena, en el papel de De Guiche, y Michael Fabiano en el de Christian.

"A Plácido deberían hacerle la ola porque es un rol muy difícil y encima cantar con esa nariz postiza lo hace más complicado", aseguraba esta semana a Efe Arteta, que tenía previsto debutar, "por fin", en el Real el próximo mes de abril y que ha visto adelantado el acontecimiento "inesperada pero muy felizmente".

Ella ha sido convincente y cautivadora y el cantante (Madrid, 1941) le ha dado al desgraciado enamorado y pendenciero mosquetero creado por Edmond Rostand, al que puso música en 1936 Alfano, toda la bravura, intensidad y honestidad que requiere ese hombre a una nariz pegado, capaz del sacrificio absoluto convencido de que la bestia jamás enamorará a la bella.

Los espectadores han reconocido con sus aplausos cada uno de los cuatro actos y cinco cuadros diseñados por Ionesco, que también se ocupa de la escenografía y de la iluminación, que ha hecho una aproximación "muy cinematográfica" y que tiene desde que empieza a afinar la orquesta movimiento en escena, con un conjunto de actores y mosqueteros impresionantes.

Domingo, al que al finalizar la obra han ido a saludar al camerino la duquesa de Alba, "encantada", según ha dicho a Efe, con lo que había visto, contaba que ya ha cantado esta obra en tres montajes distintos pero que él prefiere este de Ionesco porque, dice, ha logrado reflejar el lirismo de Alfano "como ningún otro" y "no tiene desperdicio".

La obra comienza con los preparativos de una representación teatral y mientras la orquesta afina Cyrano-Plácido canta su primera balada en medio de una escena con un penetrante aire a la Comedia del Arte y en la que Domingo se bate en duelo como si fuera Errol Flynn, sin que su voz delate el esfuerzo que, sin embargo, le ha hecho sudar la gota gorda.

Alfano, con obras maestras como "Risurrezione" (1904) y que pasó a la historia como el que completó la inacabada "Turandot", partió en "Cyrano" del estilo verista italiano, con una clara influencia de Puccini, tanto en el tratamiento de la orquesta como de las voces, aunque asumió elementos del impresionismo francés, sobre todo de Debussy.

El compositor, según recordaban estos días Domingo y el director de la orquesta, Pedro Halffter, es "un melodista puro" y no se traiciona al dejar páginas "inolvidables" como la del balcón o la última, momentos de una pasión y de una belleza, lirismo y tristeza que construyen "una obra inmortal".

Su héroe es generoso hasta en la muerte, cauto pero impetuoso, pendenciero y arrogante, el "negro" del "guaperas" al que Roxane ama y que la excita hasta el delirio.

Cyrano al final se dedica a combatir la mentira, el compromiso y los prejuicios, justo a lo que él había sucumbido tapando su amor, para acabar diciendo que lo único que ha conservado toda su vida "sin tacha y sin censura" es su bravura, la que Domingo ha derrochado esta noche, como le decían a gritos desde un palco.

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