El ángel de Philippe Jaroussky enamora al Teatro Real de Madrid

  • Philippe Jaroussky ha tenido que hacer esta noche tres bises porque el público, tras más de dos horas de concierto, no se movía de sus asientos más que para ponerse en pie y gritarle "bravo", una acogida para su primer recital en el Teatro Real que el contratenor francés ha agradecido emocionado "hasta la médula".

Concha Barrigós

Madrid, 12 nov.- Philippe Jaroussky ha tenido que hacer esta noche tres bises porque el público, tras más de dos horas de concierto, no se movía de sus asientos más que para ponerse en pie y gritarle "bravo", una acogida para su primer recital en el Teatro Real que el contratenor francés ha agradecido emocionado "hasta la médula".

"Es fantástico, estoy temblando de emoción", ha asegurado a Efe el artista (Maisons-Laffite, 1978) nada más concluir el concierto y eso que él había escogido un repertorio, "Fuegos de artificio de un castrato", con el que estaba seguro que iba "a enamorar" al auditorio, tanto que una hora después de concluir seguía firmando discos a las puertas del teatro.

El que es posiblemente el contratenor más popular del mundo, dotado de una voz a medio camino entre niño y mujer pero con la bravura de un hombre, tal y como se imagina que debía ser la del mítico castrato Farinelli, se ha dirigido en castellano al público para agradecerle los entregados aplausos con los que han recibido cada una de sus arias.

También lo ha hecho, aunque en italiano tras un fallido intento en castellano, Jeannete Sorrell, la directora de la Apollo's Fire, la orquesta barroca de Cleveland, que ha asegurado que estaban "felices" de estar en ese "maravilloso" teatro.

El recital, programado en las llamadas "Noches del Real" y para el que no quedaba una sola entrada desde hace semanas, se articula en torno a las piezas que "más suerte le han dado", es decir, arias de Vivaldi y de Haendel.

La primera parte la ha dedicado a Haendel, "el mayor genio de la música", y las elegidas han sido "Se potessero i sospir', de "Imeneo", y "Con l'ali di costanza", de "Ariodante", su preferida, aunque no la cantaba desde hace diez años.

Ese aria, llena de "coloraturas", sentimiento y dulzura, ha servido para demostrarle, explicaba recientemente a Efe, que su voz ha ganado en potencia pero que no ha perdido los agudos que le caracterizan a este "ángel", con una voz natural de soprano o mezzo, sin falsetos.

La segunda parte la ha dedicado a Vivaldi empezando con "Se mai senti spirati sul volto", de "Catone in Utica", ha seguido con la pieza que catapulta el color "etéreo" y "líquido" de su voz, "Vedro con mio diletto", de "Giustino", y ha terminado con "Fra le procelle", de "Tito Manlio".

Para los bises ha reservado "Alto Giovani", el aria de Porpora que tan famoso hizo a Farinelli, "Venti turbini", de "Rinaldo", de Haendel, y ha terminado con otra deeste compositor, "Ombra mai fu", de "Serse", con la que ha puesto al teatro en pie tras casi dos horas y media de concierto.

Sorrell, que dirige a la vez que toca el clavicembalo, ha logrado comunicar las emociones y conectar con el público desde la pieza instrumental con la que sus doce músicos -violines, violas, violonchelos, contrabajo y tiorba- ha abierto la primera parte, "Concierto para dos violines en Re mayor", de Vivaldi, y la segunda con "Chacona en Sol mayor" e "Il Parnaso in festa".

Pero la pieza con la que ha arrancado al público de su butaca ha sido "Sonata en trío en Re menor", "La follia", con arreglos de la propia Sorrell, e interpretado por Olivier Brault y Johanna Novom.

El estilo de Sorrell es muy animado, con mucha interacción entre los músicos y su papel tocando el clavicembalo es la de llevar el bajo continuo, la línea baja y las armonías, determinando, al estilo de los oradores griegos, "los trucos" del suspense, tensión y drama de cada aria, para dejar el corte melódico a Brault.

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