Aitor Amorós
Todo sucedió en el encuentro que enfrentó a TC Wolverines y Ducks de Corona, correspondiente a la Conferencia Pacífica de Pee-Wee de California. El árbitro, cuyo nombre se desconoce, comenzó a contornearse en medio del campo siguiendo la música que sonaba en su cabeza, ante la atenta mirada de los jugadores y los aficionados.
No es el primer colegiado que lleva "el ritmo en la sangre". Hace varios años saltó al estrellato este otro árbitro cuyo andar por el campo era un espectáculo en sí mismo.
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