El astro luso David Fonseca trae a España un sonido híbrido de fado y Pixies

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 17 abr.- Por alguna razón, los 600 kilómetros entre Madrid y Lisboa se convierten a veces en una distancia inasequible al intercambio musical, como señala David Fonseca, un número 1 en Portugal, que llega a España para mostrar un rock alternativo, híbrido de influencias anglosajonas y alejado del cliché folclórico.

"Es cierto que pese a estar tan cerca, los españoles -quizás con la excepción de los gallegos- no están muy al día de lo que se hace en Portugal y viceversa", reconoce Fonseca (Leiria, 1973), que inició su carrera en 2001 con la banda disuelta Silence 4 y, ya en solitario, alcanzó la cima en su país gracias a discos como "Our Hearts Will Beat As One" (2005).

Sus giras comenzaron a agotar localidades y, con "Dreams in colour" (2007), del que salió el vídeo más visto de la historia musical lusa -"Superstars"-, apostó por la internacionalización, debutando en España como telonero de Keane.

Como ellos, comparte el gusto por la épica y es posible, reconoce, que algunas canciones como el rock electrónico de "What life is for" recuerden a Coldplay, aunque dice sentirse más cercano a otras referencias anglosajonas como Pixies, Roxy Music, Roy Orbison y Elvis Presley.

"Si no fuese un portugués viviendo en Portugal, mi música no sonaría así. Lo que hago es tomar muchas influencias de fuera -América y Reino Unido- y conectarlas con el alma de la música lusa, con un poco de tristeza, que es lo que hace el fado", explica.

Por esas influencias comenzó componiendo en inglés -cantar en portugués "no era una opción" pese a los intentos de algunos sellos de convencerlo- y, salvo contadas excepciones, mantuvo esa lengua como vehículo de sus canciones, aunque no descarta intentar grabar un álbum en su idioma en un futuro próximo.

Con su último proyecto, "Seasons" (2012), Fonseca dio un paso más allá y se embarcó en una empresa muy ambiciosa.

"Estaba cansado de hacer álbumes de la forma clásica. Marqué un día en el calendario en el primer día de primavera y, durante un año entero, me propuse componer un diario musical. Cada vez que sucedía algo que me sacudía, escribía una canción", cuenta el músico, que se dejó llevar por los impulsos y sensaciones.

Al final del verano, ya tenía suficiente material para un álbum, así que decidió lanzar dos.

El primero fue "Rising", más vitalista y excitante, influido por la gira en la que se hallaba inmerso, y el segundo, que llegó seis meses después, fue "Falling", "más tranquilo" e introspectivo, compuesto al abrigo de su casa entre el otoño y el invierno.

"Creo que uno es la respuesta del otro", opina Fonseca, que califica ese año transcurrido como bueno, pero "muy extraño y agotador".

Y a pesar de haber convertido la música en un diario personal, se declara celoso de su intimidad, razón por la que sus letras y sus videoclips resultan siempre tan abstractos, como una forma -señala- de "protegerse" a sí mismo y permitir que cada oyente se componga su propia historia. "Que suelen ser mejores que las mías", añade.

Tanto "Rising" como "Falling" sonarán en los conciertos que ofrecerá mañana en Barcelona (sala Music Hall) y el viernes en Madrid (Joy Eslava), junto con un repaso a los diez años de carrera que le han convertido en la estrella más resplandeciente del "indie" portugués. EFE

jhv/cr

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