El baile puro e improvisado de Farruco cierra el Festival Flamenco de Bogotá

  • Sin desviarse de la pauta marcada por su abuelo y maestro, de quien heredó el nombre y la técnica purista, el joven bailaor Antonio Fernández Montoya, "Farruco", cierra hoy el Festival de Flamenco de Bogotá con un espectáculo "sin corsés" que deja fluir su personalidad.

Ana Gómez

Bogotá, 22 oct.- Sin desviarse de la pauta marcada por su abuelo y maestro, de quien heredó el nombre y la técnica purista, el joven bailaor Antonio Fernández Montoya, "Farruco", cierra hoy el Festival de Flamenco de Bogotá con un espectáculo "sin corsés" que deja fluir su personalidad.

"Esta actuación en Bogotá es un poco especial porque además termino aquí mi gira internacional", confesó en una entrevista con Efe el bailaor, que hoy pondrá la guinda a su montaje homónimo "Farruco" con grandes dosis de improvisación.

El espectáculo, que condensa la esencia de una emblemática dinastía gitana de bailaores, toca varios palos: tangos, bulerías, seguidillas y hasta homenajea a grandes figuras del flamenco como Camarón de la Isla y Paco de Lucía.

Y es que este montaje es la transición hacia su próximo proyecto, con el que Farruco espera "romper los moldes de la tradición", sin desvirtuar ni su arte ni el flamenco, "pero sí enriqueciéndolo mucho más musicalmente" con baterías, armónica y hasta un arpa, que nunca antes buscaron la armonía con un zapateao.

"Va a ser un espectáculo más parecido a un concierto de flamenco donde me voy a atrever a mostrar el 'yo en casa'. El yo cotidiano. Me gusta la música, me gusta cantar y humildemente tocar los instrumentos. Quiero mostrar a la gente el artista, no sólo el bailaor flamenco que soy", adelantó.

Porque a sus 23 años, reconoce que "pesa" llevar el nombre de "Farruco", en homenaje a su abuelo, patriarca y fundador de su estirpe, y más cuando su madre, la "Farruca" es, en sus palabras, "la referente del baile femenino flamenco puro, salvaje" y su hermano, "Farruquito", el ejemplo a seguir por cualquier artista.

"Desde chico yo tenía demasiados maestros y he nacido en una familia en la que te levantabas por la mañana y tu madre bailaba, tu padre cantaba, tu hermano y tu tía bailaban, tu abuelo era 'Farruco'. Entonces, claro, cuando te das cuenta, tú eso ya lo tienes dentro", comentó.

"Farru", como le conocen familiares y amigos, tiene como meta "alcanzar una personalidad propia" y que algún día se diga: "Mira, así bailaba el nieto de 'Farruco'", reconoció.

"En mi familia hemos tenido una fuente que es Farruco pero cada uno ha tenido su chorrito para beber", señaló, al definir su perfil.

"Es ese punto de flamenco puro pero a la misma vez de ser moderno, actual y hasta futurista. Esa es mi ambición", concretó sin dudar, porque si bien es "ante todo un aficionado al flamenco", sus gustos no se quedan ahí.

En su casa se reproducen aleatoriamente Michael Jackson, Stravinsky, Mozart y Chopin, Aretha Franklin, James Brown y The Beatles, en definitiva, "gente que musicalmente son unos 'bicharracos'" en su género, puntualizó.

"Mi manera de 'salirme' un poco es ser comercial pero sin desvirtuar el flamenco tradicional y puro, que hasta hoy creo que eso no se ha conseguido. El que es demasiado comercial se ha inventado una historia a la que le pone música flamenca y triunfa, mientras que los que conservan demasiado lo tradicional, hacen tres festivales y no los conoce nadie", reflexionó.

Alcanzar el equilibrio entre la tradición y los nuevos tiempos sin caer en un amasijo que perdió la identidad es un reto que para "Farruco" se salva al fijar el punto de partida en las raíces y en lo que ya está escrito en el flamenco.

El bailaor recordó entonces el legado de bailaores y cantaores que son piedras angulares del arte flamenco, como el gran "Farruco", Carmen Amaya, Manuel Torres, Caracol, Tomás Pavón y Chocolate.

"Deberíamos empezar desde ahí y aportar nuestro granito de arena a esta inmensa playa que es el flamenco", remató.

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