"El Cid" pierde una nueva oportunidad de tapar muchas bocas

  • Sevilla.- "El Cid" dio una vuelta al ruedo por una faena sin la firmeza necesaria para cortar una oreja a un toro en condiciones para ello, hoy en la Maestranza, o lo que es lo mismo, perdió una nueva oportunidad para tapar tantas bocas que últimamente le ponen en entredicho.

"El Cid" pierde una nueva oportunidad de tapar muchas bocas
"El Cid" pierde una nueva oportunidad de tapar muchas bocas

Sevilla.- "El Cid" dio una vuelta al ruedo por una faena sin la firmeza necesaria para cortar una oreja a un toro en condiciones para ello, hoy en la Maestranza, o lo que es lo mismo, perdió una nueva oportunidad para tapar tantas bocas que últimamente le ponen en entredicho.

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de Puerto de San Lorenzo, el primero como sobrero y el quinto con el hierro de La Ventana del Puerto, y un sobrero de Toros de la Plata, lidiado en cuarto lugar. Corrida desigual de presentación, floja y, sobre todo, baja de casta, pero con algunos toros muy toreables, por ejemplo, segundo, tercero y, sobre todo, quinto. Imposibles, cuarto y sexto.

Enrique Ponce: media y dos descabellos (silencio); y media defectuosa, cuatro pinchazos, media tendida y dos descabellos (silencio tras aviso).

Manuel Jesús "El Cid": pinchazo, otro hondo y tres descabellos (silencio); y estocada desprendida (vuelta tras petición insuficiente).

Alejandro Talavante: pinchazo, otro hondo y descabello (ovación); y pinchazo, casi media y tres descabellos (silencio).

Sin destacados en las cuadrillas.

La plaza tuvo lleno de "no hay billetes" en tarde lluviosa, con agua intermitente en los tres primeros toros.

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EL VALOR Y LOS RECURSOS DE PONCE

No salió la gente contenta de la plaza, achacando quizás a la ganadería el escaso interés de la tarde. Pero no se puede decir que "no sirviera" la corrida, pues caben muchos matices tanto a favor como en contra.

Aprobado, aunque sea por los pelos, el segundo, por la calidad de sus embestidas a derechas en el primer tramo del trasteo; la misma nota para el tercero, aunque habría que especificar que duró poco; y el quinto más que notable, sencillamente porque aguantó una faena larga y moviéndose con "carbón", que en definitiva es lo que le da importancia a los trasteos de los toreros dispuestos y capaces.

Pero la corrida traía una denominación de origen forastera, concretamente del campo charro, que no deja de ser zona comercialmente "enemiga" del sur donde pastan tantas ganaderías.

Una circunstancia que no debería contar, pero que sin embargo pesa en el ánimo de aficionados, profesionales y hasta público en general, que en la plaza de Sevilla ven las cosas del toreo desde una perspectiva algo chauvinista.

¿A qué ir a Salamanca teniendo tan cerca tantas ganaderías? La pregunta, no obstante, no especifica si las de allá pueden considerarse mejores que las de acá.

Ésta del Puerto no ha sido para tirar cohetes, pero ahí hubo dos o tres toros que pudieron dar realce a la tarde si las cosas vienen de otra manera, entiéndase este cumplido como crítica al "Cid" y a Talavante.

Para el único que hay excusas es para Ponce, que acabó matando los dos sobreros. Sin toro en su primero, un "armario" de seiscientos kilos. Ponce quedó en éste inédito, después de buscarle las vueltas denodadamente.

El cuarto, de La Plata, se las traía. Negado a embestir, ya se sabe que cuando uno no quiere es imposible que dos puedan pelearse. Aunque no desistió tan fácilmente Ponce, otra vez se encontró con un muro infranqueable.

Cuando llegó la hora de matar, con el toro encampanado y cazando moscas, si no es por el valor y los recursos de Ponce terminan saliendo los cabestros para llevárselo vivo. Al final un aviso antes de arrastrarlo las mulillas. El silencio de la Maestranza fue de mucho respeto a Ponce.

"El Cid" anduvo insuficiente en su primero, un animal que tuvo catorce o quince arrancadas que se perdieron en series de dos y el de pecho. Demasiado poco.

El quinto, el toro de la tarde. Y aunque "El Cid" no estuvo mal con él, tampoco profundizó. Faena de series cortas, y muletazos un punto rápidos. Dio una vuelta al ruedo, que para él fue mejor que cortar la oreja, pues ni hubo pañuelos suficientes en la petición ni el trofeo hubiera tenido peso.

Talavante empezó fuerte en el toro tercero, al natural y sin probaturas previas, largo y poderoso, y hasta saleroso. Pero al primer amago del toro con "rajarse", aquello se difuminó.

El sexto, reservón e insulso, no tuvo voluntad de embestir. Y aunque Talavante quiso, el trasteo tuvo poco fuste.

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