El cine se enfrenta a la censura de lo políticamente correcto

  • El procesamiento de Ángel Sala, director del Festival de Sitges, por la exhibición de "A Serbian film" es sólo un ejemplo del creciente rechazo que algunos colectivos sienten por las películas que van más allá de lo socialmente admitido.
Julio Vallejo | aviondepapel.tv

Las denuncias de grupos sociales por el contenido de las películas no son un suceso nuevo. En EE UU, los casos de largometrajes que han sido acusados de herir la sensibilidad de algún colectivo se cuentan por centenares. No obstante, en la España democrática, han sido pocas las cintas que habían levantado verdaderas ampollas.

El escándalo provocado por "El crimen de Cuenca", que llevó a su directora, Pilar Miró, a sentarse ante un tribunal militar, o el gran revuelo creado por el estreno en nuestro país de "Yo te saludo María" o "La última tentación de Cristo" habían sido hasta este momento las excepciones que confirmaban la regla.

Sin embargo, en los últimos meses, la polémica sobre el contenido de ciertas películas ha vuelto a reabrir el debate sobre lo que se debe y no se debe mostrar en el cine.

El caso "Saw"

"Saw VI" fue la primera en esta nueva batalla entre el cine y lo políticamente correcto. La cinta fue calificada X por su contenido excesivamente violento. La noticia escandalizó a ciertos cinéfilos, que creyeron que la censura podría renacer, incluso se reabrió el debate sobre los límites de la libertad de expresión. Pasado el revuelo, los distribuidores acataron la decisión y estrenaron la película convenientemente mutilada para permitir su exhibición en salas comerciales.


Caso Serbian Film

Más de un año después, la consternación entre los cinéfilos se ha vuelto a repetir con el anuncio del procesamiento de Ángel Sala, director del Festival de Sitges, por la proyección de "A Serbian Film" durante el transcurso del popular certamen cinematográfico del que el escritor y crítico es máximo responsable.

El proceso es consecuencia de la demanda que la Concapa (La Confederación Católica de Padres de Alumnos) interpuso por la exhibición de un filme que, según el colectivo, contiene pornografía infantil, al incluir simulaciones de sexo con menores.

La denuncia se ampara en el artículo 189.7 del Código Penal, que castiga con penas de tres meses a un año de cárcel o multa a quien "produjere, vendiere, exhibiere, o facilitare por cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada".

Twitter Vigalondo

Sin embargo, no sólo las películas generan polémica. Los comentarios de algunos miembros de la industria cinematográfica también pueden herir sensibilidades.

Nacho Vigalondo, quizá el cineasta más seguido de la blogosfera española, experimentó en sus propias carnes lo que significa no atenerse a lo políticamente correcto. En su Twitter, y de manera algo inconsciente, el director no titubeo al escribir: "El Holocausto fue un montaje". No tardaron en llegar las críticas sobre su supuesto antisemitismo. A pesar de las disculpas del propio Vigalondo, el director pagó su inconsciente atrevimiento con el cierre de su blog, uno de los más visitados.

Ricky Gervais

El español no es el único al que sus palabras le juegan malas pasadas. Recientemente, a Ricky Gervais se le criticó por sus bromas durante la ceremonia de los Globos de Oro.

El cómico británico, que ejercía como presentador en la entrega de premios, no pudo contenerse a la hora de bromear acerca de la presunta homosexualidad de ciertas estrellas vinculadas a la Iglesia de la Cienciología o la fobia a los judíos de Mel Gibson, entre otros espinosos asuntos.

El resultado no se hizo esperar: la Hollywood Foreign Press Association (HFPA) organizadora de estos galardones, le nombró "persona non grata".


Avalancha de susceptibilidades

Lejos de los grandes titulares que han provocado los casos que hemos mencionado, otras películas y cineastas creado heridas en la sensibilidad de las instituciones y ciudadanos más políticamente correctos.

Algunos sectores de la prensa española creyeron ver ciertas implicaciones xenófobas en "Secuestrados", la segunda película de Miguel Ángel Vivas. El retrato, nada bondadoso, de los dos captores albaneses frente al más amable del secuestrador español ,que se realiza en el filme es lo que llevó a muchos periodistas a dictaminar que la cinta fomentaba el odio hacia los extranjeros. Unas acusaciones que el propio director del largometraje se encargó de acallar.

Tampoco se libró del escándalo la aparentemente inofensiva "Rumores y mentiras", una comedia adolescente protagonizada por Emma Stone. La agrupación socialista del Ayuntamiento de Valladolid solicitó la retirada de los carteles del filme por considerar que los insultos que aparecen en ellos (pendón, guarrilla, salidorra,...) eran ofensivos para las mujeres.

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