El doble magisterio de C.Romero, la ganadora adolescente de la Lámpara Minera

  • Cuando Celia Romero nació, la Lámpara Minera del Festival Internacional de Cante de las Minas se quedó sin dueño, algo que sólo ha ocurrido dos veces en sus 51 años de historia. Esta madrugada, 16 años después, ella se la ha llevado por derecho, "un sueño" que no le quita otro, estudiar Magisterio.

Concha Barrigós

La Unión (Murcia), 14 ago.- Cuando Celia Romero nació, la Lámpara Minera del Festival Internacional de Cante de las Minas se quedó sin dueño, algo que sólo ha ocurrido dos veces en sus 51 años de historia. Esta madrugada, 16 años después, ella se la ha llevado por derecho, "un sueño" que no le quita otro, estudiar Magisterio.

"Empecé con 7 años y ya llevo mucho tiempo estudiando estos cantes, desde los 12, y la verdad que me gustan mucho aunque no tenga ninguna de esas experiencias de dolor o tragedia", ha explicado a Efe la que es la sexta mujer que gana el máximo galardón del concurso flamenco más prestigioso de España.

Para ganar la Lámpara, la concursante tenía que ser "la mejor", "la maestra", en la interpretación de la minera -larga y difícil composición que habla de las penalidades de ese oficio- y de algún otro de los cantes mineros, es decir, taranta, cartagenera o murciano (levantica, taranto, fandango...).

"La verdad es que pasar la semifinal fue ya una sorpresa porque es la primera vez que me presento y jamás lo imaginé", ha subrayado la artista, que obtuvo el primer premio de tarantas.

Enfundada en un traje dorado de volantes y sin apenas maquillaje, con los "granillos" propios de la adolescencia asomando en su frente, la pacense arrancó los "oles" entusiastas del exigente público de La Unión, que si bien le puso algún pero a su primera interpretación, la minera, se descubrió con su luminoso dominio de la taranta, un cante difícil y largo, que es un reto por su hondura.

Romero, que competía con otras dos menores, la onubense Beatriz Romero (15 años) y la granadina Ana María Machón (16 años), cantó con los ojos cerrados, mirándose "p'adentro", y enarcando la ceja izquierda hasta lo inverosímil.

"Tics que tiene una", se reía hoy feliz aferrada a la Lámpara que ya tienen Miguel Poveda, Mayte Martín o Rocío Márquez, dos de las artistas a las que más admira y con las que ya ha compartido cartel.

Los 15.000 euros del premio los va a "guardar" para que le "ayuden" a seguir en una profesión, la de cantaora, que cree que es la suya, pero eso no es incompatible, asegura, con "otro magisterio", el que se enseña en la Universidad.

"Yo creo que puedo con todo y eso también me gusta", dice esta estudiante, "buenilla", de cuarto de la ESO.

Es hija del guitarrista Félix de Herrera, con el que empezó a actuar cuando "no abultaba ná" en su pueblo natal, Herrera del Duque, junto a su mellizo, Félix, que toca el cajón y la acompaña siempre.

"Estoy muy feliz. Mi hermana lo hace súper bien", explicaba la "otra mitad" de Celia ante la orgullosa mirada de su madre, Teo, que recordaba que "desde que la niña nació" ha estado escuchando la música de su padre y cantando "cada vez mejor".

La ganadora, que tuvo, como el resto de los 13 finalistas, que aguardar más de cuatro horas y media de concurso y una larga deliberación del jurado, pasó "muchísimos nervios", pero fuera del escenario.

"Estábamos Beatriz -Romero- y yo atacadas perdidas cuando se ha juntado el jurado, pero en el escenario no, estuve muy a gusto y tranquila", ha revelado con el mismo aplomo que demostró en la "catedral del cante".

Cuando supo que había ganado, y con la Lámpara ya a su lado en el suelo, cantó otra minera y ahí sí que lo bordó en la más pura de las ortodoxias, a juicio del público, muy acostumbrado a que los artistas jóvenes dominen unos palos muy lejanos a su biografía y experiencia.

Rocío Márquez ganó la Lámpara, en 2008, con 23 años y sólo ella y Miguel Poveda, que se alzó con el trofeo en 1993, con 20 años, han obtenido en la historia de este concurso cuatro primeros premios, además del máximo galardón.

Mostrar comentarios