El documental 'Senna' retrata al piloto como un hombre "compuesto de grises"

  • Ayrton Senna era un hombre "compuesto de grises" según los responsables del documental sobre su figura que se estrena esta semana. En él se retrata a un piloto lleno de carisma, familiar, de creencias arraigadas y competitivo hasta correr riesgos sobre el asfalto.
Adelanto exclusivo del documental 'Senna'
Adelanto exclusivo del documental 'Senna'
lainformacion.com
M. J. Arias

Senna, el documental dirigido por Asif Kapadia, no se centra solo en la trágica muerte del brasileño en 1994. Retrocede en el tiempo, a cuando era solo un piloto de karts con ganas de dar el salto a la Fórmula 1 y a cómo tuvo de luchar por llegar a ser uno de los mejores. Kapadia, con guión de Manish Pandey, presenta a un Senna con una enorme seguridad en sí mismo, obsesivo cuando de alcanzar una meta se trataba, sin pelos en la lengua si hacía falta, muy espiritual y con un genio que a veces lo traicionaba. Puro nervio.

Así era Senna fuera y dentro de la pista. Su carácter competitivo le ayudó sobre el asfalto, pero también le acarreó problemas. Sobre todo si consideraba que la política de la Fórmula 1 le perjudicaba en sus batallas personales con Alain Prost, su antagonista en el asfalto. "Creo que Senna estaba compuesto de grises. No era completamente blanco. Embistió a Prost a 240 kilómetros por hora", recuerda Pandey. "En Senna siempre hay algo gris, y lo noté cuando empezamos a documentarnos más", corrobora el director. Así era y así lo pintan. Porque resulta difícil creer que alguien sea 100% bueno o malo.

En la competitividad que todo deporte implica y en la propia de cada piloto se encuentra el germen del mediatizado enfrentamiento entre Senna y, su durante un tiempo compañero de equipo en McLaren, Alain Prost. Un duelo dentro y fuera del 'paddock' que hizo mucho bien a la Fórmula 1 atrayendo la atención de medios y aficionados. Esa pelea que mantuvieron durante años sirve como uno de los ejes centrales del documental.

Para narrar la ascensión, gloria y muerte de Senna, Kapadia ha contado con la colaboración de gente que conoció muy bien al piloto. Ron Dennis, Viviane Senna, Bernie Ecclestone, Sid Walkins, el propio Prost…. Todos ellos han participado a la hora de reconstruir la historia y gestación de un mito. Eso sí, siempre desde fuera, sin olvidar quien es el protagonista. Los amantes de la F1 no tendrán problemas a la hora de poner rostro a estos nombres. Al resto, les dará igual. No importa.

Sus voces en off acompañan un material gráfico que es historia pura de este deporte y que ha sido rescatado de los archivos de la Fórmula 1 previo consentimiento de su patrón, Bernie Ecclestone. Un material de mala calidad en muchos casos (no se rodaba igual hace más de dos décadas que ahora), pero con un gran valor histórico y documental. "Hemos usado material sacado de YouTube, material rodado en Super 8 y en 35 mm", ha explicado el director. Una de las mejores escenas es esa tan propia de la Fórmula 1. Una grabada desde el caso del piloto en el que se ve cómo su monoplaza devora los kilómetros uno tras otro a una velocidad de vértigo.

Todo empezó en Mónaco, en 1984

Ayrton Senna fue un símbolo para Brasil. Su carisma y sus victorias lo convirtieron pronto en un mito adorado por millones de personas. Su historia nació en los karts, donde despuntó y etapa que él mismo recordaba con añoranza cuando estaba en lo más alto. Más allá de esos inicios al volante, donde el mito comenzó a gestarse fue en Mónaco. En ese circuito urbano imposible, en el que adelantar es casi una misión suicida. Allí Senna dejó ver sus cartas.

Era el año 1984, participaba en su sexta carrera en la Fórmula 1 y su posición en la parrilla de salida era lamentable. Sin embargo, una buena salida y una lección de pilotaje para los veteranos le sirvieron para subir al podio. La lluvia, como tantas otras veces, le ayudó. Sabía moverse como nadie en el asfalto mojado. No ganó por una cuestión técnica. Fue segundo, detrás de Alain Prost. Y ahí comenzó todo, en Mónaco.

Manish Pandey, guionista de Senna, no puede disimular su entusiasmo cuando recuerda aquella carrera: "Al volante de aquel coche, debería haber derrapado por todas partes. Pero hizo algo extraordinario; su lado espiritual le empujó. No sentía que estaba en un circuito de carreras. Cuando conducía, estaba en un plano espiritual".

El propio Senna reconoció en alguna ocasión lo místico que se sentía al pilotar. "De pronto, me he dado cuenta de que ya no pilotaba el coche conscientemente. Me encontraba en otra dimensión. Era como un túnel… Iba muy por encima del límite, pero sabía que podía más", dijo tras una de sus memorables carreras. Y es que Senna era un hombre profundamente místico, creyente y que mencionaba constantemente a Dios en sus entrevistas. Aspecto que le sirvió a Prost para cargar contra él. Le acusaba de creerse inmortal y perjudicar al resto con su pilotaje arriesgado.

En San Marino terminó su historia

Senna termina su camino en el circuito de Imola, en San Marino, donde una década después de su debut y con tres campeonatos del mundo a sus espaldas, la historia de Senna encontró su punto y final. En una última parte tremendamente emotiva, Kapadia sigue los pasos, siempre con testimonios e imágenes grabadas en la época, a un piloto que no estaba convencido de correr ese día.

El accidente en los entrenamientos previos de su compatriota Rubens Barrichello y la muerte de Roland Ratzenberger le habían hecho pensar. Pero, como él mismo dijo al médico del campeonato Sid Walkins cuando este le invitó a dejarlo, no podía hacerlo. Simplemente necesitaba correr. Todos coinciden, la muerte de Senna aquel día fue una cuestión de mala suerte. Fue en la segunda vuelta al circuito, en la curva Tamburello a más de 210 kilómetros por hora. Ahí acabó su historia y nació el mito.

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