El Fandi y Orellana cortaron oreja en el cierre de la feria de San Cristóbal

  • El matador de toros español David Fandila el Fandi y el venezolano Rafael Orellana cortaron hoy una oreja cada uno en la corrida que cerró la feria de San Sebastián celebrada en la ciudad andina de San Cristóbal.

Santiago Morales

San Cristóbal (Venezuela), 26 ene.- El matador de toros español David Fandila el Fandi y el venezolano Rafael Orellana cortaron hoy una oreja cada uno en la corrida que cerró la feria de San Sebastián celebrada en la ciudad andina de San Cristóbal.

El también español José María Manzanares y el rejoneador venezolano José Luis Rodríguez, que cerró plaza, tuvieron una destacada actuación sin llegar a tocar pelo.

Se jugaron siete toros colombianos, seis de Ernesto Gutiérrez y uno para rejones del Capiro, bien presentados y bravos en general que dieron buen juego en todos los tercios.

La plaza registró un lleno total en los tendidos bajos de sol y sombra y casi lleno en los tendidos generales con unos 14.000 espectadores.

Manzanares, palmas tras aviso y aviso.

El Fandi, oreja y aviso.

Orellana, oreja y aviso.

Jose Luis Rodríguez, escuchó los tres avisos.

El Fandi saludó con larga cambiada de rodilla y un manojo de verónicas a su primero. Lo llevó al caballo por chicuelinas y se lució al sacarlo en un quite por delantales rematado con airosa serpentina.

Clavó tres pares de banderillas en todo lo alto: el primero de poder a poder, el segundo saliendo del estribo y cerrando con el del violín, que ovacionaron.

Continuó un asentado trasteo con tandas de naturales derechazos redondos y circulares al son de la música y siguió adornándose con molinete, giraldillas y desplantes.

El público pidió el indulto que el palco no concedió. El de Granada no se dio coba y entró a matar dejando estocada en los rubios, una oreja fue poco premio a tan pletórica faena.

Con el segundo estuvo muy torero. Lo llevó al caballo donde recibió largo puyazo, antes de agarrar las banderillas para dejar arriba los cuatro pares que aclamó toda la plaza.

Realizó larga faena por ambos pitones al compás de la música, mató de pinchazo, estocada y varios descabellos, sonó el aviso y se le esfumaron las orejas.

Manzanares saludó con templados lances a su primer toro, que tomó una vara y con tres pares de garapullos llegó al último tercio.

Faena sobre la izquierda a un toro que se vino abajo. Lo mató de estocada y descabello.

A su segundo lo lanceó con gusto en el arranque, llevándolo hasta los medios antes de ponerlo ante el caballo. Lo cambiaron con una vara y tres pares de palos.

Faena muy reposada por el pitón izquierdo con series de naturales de mucho temple al compás de la banda. Entró a matar dejando estocada arriba y descabello, fue ovacionado.

Orellana saludo con templadas verónicas y delantales a su primero que lo cambiaron con una vara, y dos pares de banderillas.

El toro llegó sin fijeza a la muleta del venezolano que porfió con el astado y lo cogió aparatosamente sin daños mayores que lamentar. Falló con la espada y escuchó un recado presidencial.

Cerró plaza el caballero Rodríguez ataviado a la Federica, con un toro codicioso y enrazado al que clavó rejoncillos de castigo y farpas, toreándolo con la cola de su caballo.

No consiguió matarlo desde el caballo y lo liquidó de espadazo el sobresaliente.

Al toro de Ernesto Gutiérrez lo premiaron con la vuelta al ruedo en el arrastre por su nobleza y bravura.

Salió un octavo toro de Miura para los recortadores españoles de Valencia que le pusieron fin a la última corrida de la feria de San Sebastián con un espectáculo nunca visto en esta plaza.

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