El Festival de Otoño se muda a Primavera para evitar la "competencia desleal"

  • Madrid.- El Festival de Otoño cumplirá su XXVII edición con el apellido "en Primavera" porque, atendiendo a la demanda de los productores teatrales privados, que "se quejaban" de que les hacía "competencia desleal", se celebrará entre mayo y junio, aunque mantendrá "la marca" y su carácter europeo.

El Festival de Otoño se muda a Primavera para evitar la "competencia desleal"
El Festival de Otoño se muda a Primavera para evitar la "competencia desleal"

Madrid.- El Festival de Otoño cumplirá su XXVII edición con el apellido "en Primavera" porque, atendiendo a la demanda de los productores teatrales privados, que "se quejaban" de que les hacía "competencia desleal", se celebrará entre mayo y junio, aunque mantendrá "la marca" y su carácter europeo.

"Con el dinero del contribuyente no se puede hacer competencia desleal a quienes invierten su dinero para que la cultura teatral tenga su expresión", ha asegurado hoy en rueda de prensa la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que cree que la mudanza contribuirá a la "pujanza" de la actividad escénica en la capital.

El certamen, que se celebrará entre el 12 de mayo y el 6 de junio, ya se programaba en primavera cuando era el Festival Internacional de Madrid pero se trasladó a otoño por decisión de Joaquín Leguina, una vuelta a sus inicios que Aguirre ha justificado diciendo que "de sabios es cambiar de parecer".

"Esta marca no compite sino que refuerza la oferta teatral madrileña porque en primavera decrecen los espectáculos. Ese era el reto y estoy segura de que se superará", ha subrayado la presidenta.

El Festival de Otoño en Primavera, una "creatividad semántica", según Aguirre, con la que se designará desde ahora, cuenta con 2.750.000 euros de presupuesto, 250.000 más que en la XXVI edición, para desarrollar 32 espectáculos: 19 de teatro, 7 de danza, 3 de circo y 3 de música, producidos por compañías de doce países.

De los 32, 14 no se habían estrenado en España y 30 llegan por primera vez a Madrid, una programación "muy completa" que, ha dicho Aguirre, ofrece posibilidades "a todos los públicos y gustos".

La presidenta ha reconocido "el esfuerzo intenso" que ha tenido que hacer su director, Ariel Goldenberg, para preparar la XXVI y XXVII edición, con apenas seis meses de intervalo entre ellas.

Goldenberg ha insistido, en una entrevista con Efe, que se trata de una decisión "política", orientada a racionalizar la oferta artística en la capital, con varias muestras coincidentes, a lo que se suma la creación de los Teatros del Canal por parte de la Comunidad de Madrid.

El festival, ha recordado, nació hace 26 años al calor de la entrada de España en la entonces CEE y su propósito es conservar ese carácter europeo, "mantener la libertad en materia de programación", su "eclecticismo", con gran carga teatral, y su voluntad de cubrir las carencias de la programación madrileña, por eso, dicen, se hace menos música.

Ha presumido de que "jamás" se han pasado "ni un duro del presupuesto" en los diez años que lleva al frente del certamen pero, subraya, él cambiaría "dinero por tiempo".

"Hemos tenido la mitad de tiempo para prepararlo pero las cosas van bastante bien. Veremos ahora cómo responde el público porque ha sido un anuncio 'tardío' y sólo tenemos un mes para vender las entradas. Lo ideal habría sido anunciarlo en febrero".

Entre las ventajas de programarlo en primavera subraya su coincidencia con otros muchos festivales que se celebran en Europa -Viena, Bruselas o Avignon-, lo que les da la posibilidad de "compartir" a compañías "importantes" e "intercambiar" espectáculos.

Goldenberg está "contento" con el resultado aunque, reconoce, el "verdadero test del cambio de fechas será el año que viene".

Entre la oferta de esta edición, Goldenberg destaca el estreno de la obra de Arthur Schnitzler "Sweet nothings", interpretada por la compañía Young Vic y dirigida por Luc Bondy, y "11 and 12", de la francesa CICT, dirigida por el "mítico" Peter Brook.

También subraya el interés de "Salle des fêtes", de Deschamps & Makeïeff; "Trust", del coreógrafo holandés Falk Richter; "Cuando las piedras vuelen", de Rocío Molina; "The waste land", el poema de T.S.Elliot dirigido por Deborah Warner; "Macbeth" por la inglesa Cheek by Jowl; y "Babel" de Sidi Larbi Cherkaoui.

"A pesar del recorte, hemos hecho también este año un muy buen festival, aunque uno siempre tiene la incógnita de cómo respirará la gente y cómo influirá la crisis", añade Goldenberg.

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