El interminable debate entre libertad de expresión, humor y provocación

  • Nacho Vigalondo ha unido su nombre en estos últimos días al de otros artistas que se han visto envueltos en la polémica por sus comentarios o bromas, otros casos conocidos de un fenómeno que se repite cada cierto tiempo. ¿Vale todo cuando alguien se ampara en el humor o el arte? ¿Criticar estas declaraciones contradice la libertad de expresión?
lainformacion.com

El cineasta Nacho Vigalondo publica un comentario sobre el Holocausto y el medio para el que trabaja decide cancelar la campaña publicitaria que dirigía y protagonizaba y cerrar el blog donde escribía. Es el último caso de un artista que levanta una encendida polémica a cuenta de una licencia humorística o artística.

En este caso concreto Vigalondo, el cineasta decidió publicar dos mensajes que asegura que eran bromas motivadas por haber alcanzado una cifra redonda de seguidores (50.000): "El holocausto fue un montaje" y "La bala mágica que mató a Kennedy todavía no ha aterrizado".

La enorme cantidad de personas que reciben sus tuits -a la que en pocos días se han sumado otros cinco mil más gracias a la polémica- desoyeron directamente la segunda frase y se centraron en la primera, y las críticas no se hicieron esperar. La polémica alcanzó tal punto que el sábado El País decidió cancelar la campaña publicitaria que Vigalondo dirigía y protagonizaba y este jueves ha decidido cerrar el blog del cineasta en el medio.

¿Broma malinterpretada? ¿Licencia excesiva? ¿Irresponsabilidad y mal gusto? Las opiniones se suceden tanto en la bitácora del artista como en Twitter, escenario donde se ha gestado lo sucedido.Sin embargo el caso de Vigalondo no es ni mucho menos el primer caso de un artista o humorista que se ve rodeado de una intensa polémica a cuenta de sus palabras. Cada vez que alguien ironiza sobre algún grupo social o religioso, aun sin pretenderlo, corre el riesgo de acabar ofendiendo.Dragó, Krahe, Bassi...

El caso más reciente es el del escritor y presentador Fernando Sánchez Dragó, que en una autobiografía aseguró haber mantenido relaciones sexuales con menores, algo que acabó desmintiendo en medio de un cruce de acusaciones entre quienes le criticaron y quienes le defendieron asegurando que era "sólo literatura". El caso acabó costándole la cancelación de una campaña con una agencia de viajes.

El asunto que más sensibilidades ha herido es, sin duda, la religión. El caso más conocido es el de las viñetas sobre Mahoma que publicó el diario danés Jyllands-Posten y ofendió a la comunidad musulmana, pero en nuestro país hemos tenido otros casos, como una exposición que mezclaba iconografía cristiana con pornografía, un vídeo de Javier Krahe en el que cocinaba un Cristo que, pese a ser rodado hace treinta años, acabó en manos de los jueces el año pasado o algunas apariciones de Leo Bassi vestido de Papa y repartiendo preservativos que le valieron una denuncia, casos que ofendieron a la comunidad católica.

Años antes el humorista Pepe Rubianes, recientemente fallecido, también tuvo que recibir numerosas críticas por decir que la unidad de España "me suda la polla" y "y que se metan a España ya en el puto culo a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando en el  campanario" en una aparición televisiva por la que TV3 acabó pidiendo disculpas.

Tampoco los autores de blogs humorísticos en la Red se han escapado de las críticas con algunas bromas. José A. Pérez, autor del blog Mi Mesa Cojea, fue atacado por varios diarios británicos por colgar una supuesta entrevista con Madeleine McCann que tuvo que acabar matizando con un aviso previo al texto: "Todos los datos que aparecen en este artículo son especulaciones con un fin satírico que en ningún caso deben interpretarse como certezas".

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