El libro antiguo se rejuvenece en Buenos Aires

  • La Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires cierra sus puertas hoy desafiando al avance del libro electrónico y con la vista puesta en un coleccionista joven cada vez más interesado por los "tesoros" del pasado.

Miguel Ángel Moreno

Buenos Aires, 3 nov.- La Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires cierra sus puertas hoy desafiando al avance del libro electrónico y con la vista puesta en un coleccionista joven cada vez más interesado por los "tesoros" del pasado.

Primeras ediciones, ejemplares únicos o publicaciones que abarcan desde el siglo XVI al XX son los principales atractivos de una feria que los expositores de libros antiguos de Buenos Aires han utilizado para reivindicar el libro en papel y acercarse a un público cada vez más diverso.

En un panorama editorial cercado por la industria del libro electrónico, los libreros aseguran que el formato digital "no hace perder nada" a su negocio, ya que son dos ámbitos "diferentes y complementarios".

"Los avances técnicos en imprenta y producción de textos siempre han contribuido con el libro y terminan siendo auxiliares", explicó a Efe Alberto Casares, presidente de la asociación de libreros anticuarios ALADA, que organiza la feria.

Casares reconoció que hay "un sector de libros que va a ser reemplazado" pero que en todo caso serán "libros efímeros".

Para el librero Diran Cirinian, libro antiguo y libro digital llevan "caminos paralelos", ya que un lector interesado en un tema puede solucionar sus necesidades de lectura con ambos formatos.

Además, los libreros porteños celebran el aumento del interés de los coleccionistas jóvenes por los ejemplares antiguos.

"Antes, el coleccionismo era algo más reservado a los mayores, ya que había que tener tiempo y estabilidad económica, pero ahora se está incorporando más gente joven porque el espectro es mucho más grande", apuntó Casares.

Una afluencia "desconcertante" para libreros como Lucio Aquilanti, de la librería Fernández Blanco de Buenos Aires, fundada en 1939, que no esperaba tanto público ya que en otros lugares del mundo las ferias de libro antiguo han tenido que cerrar "por la crisis internacional".

La afluencia de jóvenes que se acercan al libro antiguo tiene que ver para los expertos con un concepto mucho más amplio del ejemplar de coleccionista, que ya no es necesario que se remonte a varios siglos de antigüedad, sino que puede ser del siglo XX, una época que está suscitando gran interés.

"En todo el mundo está pasando, hay un gran interés por el libro del siglo XX, que significó una bisagra en la historia cultural, y en la historia en general del mundo. Se está valorando muchísimo", agregó Casares.

Entre las ediciones más recientes, Cirinian, de la librería porteña "Poema 20", presentó en la feria publicaciones argentinas de los años 70 relacionadas con documentos de la dictadura militar y de las guerrillas de izquierdas.

"Ha sido una vuelta de tuerca que hemos probado, uniendo materiales de movimientos guerrilleros e instructivos semisecretos del ejército sobre lucha antisubversiva. Ha motivado mucha curiosidad y que muchos chicos jóvenes que se pararan a mirar", dijo Cirinian.

Junto a la historia reciente del país, la feria ha ofrecido "joyas" como una edición de 1599 del relato de viajes por el Río de la Plata del explorador alemán Ulrico Schmidt, uno de los principales atractivos de la cita.

"Fue el primer cronista del Río de la Plata. Se trata de un libro encuadernado en pergamino con grabados en los que se pueden ver mapas de la época y láminas que muestran escenas de canibalismo entre los indios", aseguró Lucio Aquilanti.

Tampoco han faltado las primeras ediciones de los grandes autores argentinos, como una de "Rayuela", la obra de Julio Cortázar, de 1963, y otras de Adolfo Bioy Casares o Jorge Luis Borges.

Después de tres días en los que más de 3.000 personas circularon por la feria del libro antiguo de Buenos Aires, los libreros porteños esperan que sus ejemplares sigan siendo "irreemplazables" sin renegar de las nuevas tecnologías y los nuevos coleccionistas.

"El libro eterno será de papel y siempre seguirá siéndolo, es un testimonio de la cultura de la humanidad", sentenció el presidente de la asociación de libreros porteños, Alberto Casares.

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