El museo Es Baluard pone a prueba los tabúes con "En privado 2. La opción desamable"

  • Palma.- El canibalismo, la violencia sexual, los genitales de un religioso o la sangre son la fuente de inspiración y en algunos casos la propia "materia" con la que se han realizado las 26 obras que configuran la exposición de Es Baluard "En privado 2. La opción desamable" que pone a prueba los tabúes del espectador.

El museo Es Baluard pone a prueba los tabúes con "En privado 2. La opción desamable"
El museo Es Baluard pone a prueba los tabúes con "En privado 2. La opción desamable"

Palma.- El canibalismo, la violencia sexual, los genitales de un religioso o la sangre son la fuente de inspiración y en algunos casos la propia "materia" con la que se han realizado las 26 obras que configuran la exposición de Es Baluard "En privado 2. La opción desamable" que pone a prueba los tabúes del espectador.

La exposición que empieza hoy forma parte del ciclo "En privado" del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma que da a conocer al público las obras de los coleccionistas particulares de Baleares o vinculados con las islas.

En su segunda edición, la muestra recoge obras que han permanecido doblemente ocultas ya que por distintos motivos ni siquiera estaban expuestas para disfrute de quien las adquirió.

La muestra parte de la teoría, concebida por su comisario, Carlos Jover, de que el coleccionista privado va más allá de la mera valoración de las bellas artes o de una inversión económica y pretende "secuestrar" las obras.

"Quiere sentir el vértigo especial de detraer al tráfico general parte de lo que se considera importante para el ser humano, como es la obra de arte, y así ejerce también cierto poder", explica Jover en una entrevista a Efe.

Además la exposición refleja un "doble secuestro" porque ha reunido obras que el comisario califica como "desamables", por "su incorrección ética y formal", de manera que ni siquiera los coleccionistas las tienen expuestas porque "son demasiado irreverentes para ser soportadas en familia o tienen una gran complejidad de montaje y mantenimiento de la instalación".

Se trata de hacer reflexionar al visitante sobre cómo es posible que se adquiera una obra de arte con la que la convivencia es imposible. En opinión de Jover la respuesta es que todas "ponen en evidencia los valores que siguen estando ocultos y enraizados en la sociedad".

"Solo se transgrede lo que uno valora: una sociedad atea no conoce la blasfemia, una sociedad con plena libertad sexual no atiende a pornografías -explica Jover-, de modo que estas obras ponen en evidencia los lastres que seguimos portando".

Reunir las obras permitirá averiguar "hasta que punto la sociedad sigue lastrada por sus valores".

"Si no se produce ningún tipo de reacción querrá decir o bien que la sociedad está tan anestesiada que ni siquiera es capaz de reaccionar cuando se le ponen evidencias delante de sus ataduras y atavismos, o bien que han sido superadas y estamos mucho más avanzados en la tolerancia y el crecimiento como sociedad", augura el comisario.

El recorrido de la exposición empieza en la sala "zona cero", que recoge las máximas transgresiones, con una fotografía de JAM Montoya en la que solo se ven los genitales de un monje o un vídeo en el que Regina José Galindo denuncia las violaciones a mujeres embarazadas en las revueltas guatemaltecas, en el que se muestra ella misma desnuda, a los ocho meses de gestación, atada sobre un camastro.

En la segunda sala "Petición de rescate" figura un cuadro de Picasso, tapado por decisión del comisario, pero que permite ver reflejada en un espejo la parte de atrás del lienzo, en la que se halló una obra descatalogada del pintor malagueño.

La última sala "Mórbido o morboso, Eros y Tánatos" vincula la muerte y el sexo y muestra, por ejemplo, la cabeza de un caníbal de Papua Nueva Guinea trabajada artísticamente.

A pesar de su variedad de conceptos y expresiones, todas las obras de la exposición tienen algo en común: son piezas que "pueden provocar cambios en la sociedad, si es posible a mejor".

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