El Palau Arts presenta una Traviata dibujada con el espejo de la doble moralidad

  • Valencia.- El Palau de les Arts de Valencia ha presentado hoy una producción de la ópera "La Traviata", de Giuseppe Verdi, en la que el amor, los celos, el despecho y la muerte que mueven a los personajes han quedado dibujados sobre el espejo de la doble moral.

El Palau Arts presenta una Traviata dibujada con el espejo de la doble moralidad
El Palau Arts presenta una Traviata dibujada con el espejo de la doble moralidad

Valencia.- El Palau de les Arts de Valencia ha presentado hoy una producción de la ópera "La Traviata", de Giuseppe Verdi, en la que el amor, los celos, el despecho y la muerte que mueven a los personajes han quedado dibujados sobre el espejo de la doble moral.

Con una escenografía diseñada por Josef Svoboda y dirección de escena a cargo de Henning Brockhaus, el protagonismo de esta producción, procedente de la Asociación Arena Sferisterio de Macerata y la Fundación Pergolesi Spontini de Jesi, la ha tenido un espejo de grandes dimensiones que, inclinado sobre el fondo, reproducía los decorados barrocos pintados sobre lienzo y situados en el suelo del escenario.

La disposición oblicua del espejo facilitaba, en el primer acto, la atmósfera voluptuosos y de sensual desenfreno del salón de la casa de Violeta, la cortesana de vida licenciosa que se enamora del joven Alfredo, hijo de una familia aristocrática parisina.

Ese mismo espejo mostrará de forma sucesiva, en el segundo acto, la placidez idílica de la casa de campo en la que vive la pareja, la lujuria de la casa de Flora, otra cortesana (o traviata), y el mundo en blanco y negro virado a sepia que irrumpe cuando el padre de Alfredo exige a Violeta que abandone a su hijo para salvar el honor de la familia.

Ya en el tercer acto, la luz de la alcoba de Violeta mostrará el sombrío destino de lo que no ha sido más que un bello sueño, para alcanzar finalmente la verticalidad y mostrar al propio público, que se convierte así en el testigo excepcional de esa doble moralidad de una sociedad puritana y farisaica que hizo fracasar la primera representación de "La Traviata".

El director musical Lorin Maaezel, al frente de la Orquestra de la Comuntiat Valenciana, dio muestras de su genialidad con una lectura vibrante que amplificó la evolución psicológica de los personajes, con la suficiente elasticidad para pasar de la frivolidad al implacable sino que conduce a la muerte.

La soprano rusa Jibla Gerzmava, que pasó algunos apuros con los agudos en el primer acto, perfiló en los dos siguientes a una Violeta sensible, altiva y humana, que supo sacrificarse por amor y que, con voz más segura y asentada, tuvo momentos espléndidos como el concertante del final del segundo acto, el aria "addio del passato" y el dúo con Alfredo del tercer acto.

Aunque no emocionó en el brindis del primer acto, el tenor Vittorio Grigolo estuvo más convincente con el aria inicial del segundo acto y, con una voz perfilada, estuvo correcto en el papel de Alfredo, enamoradizo, despechado y arrepentido de su innoble comportamiento.

Notable fue la actuación del barítono Gabriele Viviani que, como padre de Alfredo, arrancó los primeros aplausos de la noche con la escena con violeta y con la sentida aria "Di Provenza il mar,il sol", refrendada al final con la intensidad de los aplausos del público.

A destacar también las danzas, con el inequívoco marchamo del tipismo hispánico, protagonizadas por los bailarines Ricardo Sánchez, Esther Jiménez y Laia Salvador, así como las sugerentes y eficaces voces del Coro de la Generalitat.

Lleno absoluto en el Palau de les Arts de Valencia para ver esta producción de La Traviata, una de las óperas de la trilogía más popular de Verdi y con la que se cierra la temporada 2009-2010 en el coliseo valenciano, con entradas agotadas desde hace varios meses para las ocho representaciones programadas de esta obra.

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