"El pequeño Christian", una mirada de la infancia sin atisbo de nostalgia de Blutch

  • Madrid.- Tras doce años de espera llega a España "El pequeño Christian", uno de los trabajos más celebrados del dibujante francés Christian Hincker (alias Blutch), que en este cómic narra las aventuras de un niño con un único deseo: hacerse mayor.

"El pequeño Christian", una mirada de la infancia sin atisbo de nostalgia de Blutch
"El pequeño Christian", una mirada de la infancia sin atisbo de nostalgia de Blutch

Madrid.- Tras doce años de espera llega a España "El pequeño Christian", uno de los trabajos más celebrados del dibujante francés Christian Hincker (alias Blutch), que en este cómic narra las aventuras de un niño con un único deseo: hacerse mayor.

La obra consta de dos tomos que no fueron creados sucesivamente, sino con la friolera de diez años de diferencia entre uno y otro. El primero vio la luz en 1998, cuando Blutch nos permitió acceder por primera vez al mundo de Christian, un niño que fantasea con Lucky Luke, Mickey Mouse o Tintín.

Habría sido muy fácil caer en una mirada nostálgica de la infancia, endulzar los recuerdos de un pasado que no siempre fue tan bonito como lo queremos imaginar. En su lugar, Blutch muestra las inseguridades y los miedos, las frustraciones y complejos que acontecen durante esta etapa de la vida.

El lapso de tiempo entre ambos volúmenes permite apreciar una serie de cambios en el estilo del autor, que en la entrega inicial se caracterizaba por un trazo más nervioso y agresivo, como si quisiera arañar el papel sobre el que dibuja.

Realizado en blanco y negro, el primer cómic es el tránsito de Christian hacia la adolescencia, la pérdida de la inocencia y la ingenuidad, el despertar a una realidad exterior en la que (¡Oh, sorpresa!) hay chicas de lo más guapas.

El segundo libro se centra en el amor, en ese primero que casi siempre termina en fracaso y humillación. La pasión de Christian responde al nombre de Catie Borie, una chica que, para desgracia del protagonista, vive en la otra punta de Francia.

Los héroes ya no son ficticios, sino de carne y hueso, en su mayoría tipos de acción como Charlton Heston, Steve McQueen o John Wayne. Sin olvidar a Marlon Brando, con el que Christian mantendrá una intensa discusión sobre las relaciones sentimentales.

El estilo narrativo resulta más limpio y definido en el segundo ejemplar, pero la mayor destreza de Blutch no resta expresividad al dibujo, que muestra las dudas de quien llega nuevo y solo a un instituto de secundaria.

La gama cromática se amplia con trazos grises y rojos, mientras que las preocupaciones de Christian ya no responden a conseguir el último ejemplar de su revista favorita. Por el contrario, ahora toca pelear en un ambiente desconocido y hostil, lejos de sus amigos de toda la vida y convertido en uno de los marginados de su escuela.

Narrado con una fina capa de ironía, "El pequeño Christian" (Norma) es un ejemplo magnífico de dominio del chiste, una característica que Blutch ha ido perfilando desde que empezara sus colaboraciones en la famosa revista Fluide Glacial.

Ganador en 2009 del Gran Premio de Angoulême, el ilustrador detenta una extensa bibliografía en la que destacan títulos como "La voluptuosidad", "Blotch", "Peplum" o "La mazmorra. Mi hijo el asesino".

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