El Real estrena "Pelléas y Mélisande", con el sello y la luz de Bob Wilson

  • Carmen Sigüenza.

Carmen Sigüenza.

Madrid, 26 oct.- Si hay una ópera que le vaya como anillo al dedo al director de escena norteamericano Bob Wilson es "Pélleas y Mélisande", de Debussy, el drama simbolista escrito por Maurice Maeterlinck en 1892, que el Teatro Real estrena el próximo día 31.

"Pélleas y Mélisande" fue recibido en su momento con mucha crítica e incomprensión por el público y por músicos como Mahler o Strauss.

Y es que el silencio y la poesía sin estridencias, los contrastes entre luz y oscuridad, el mar, la luna, las estrella o el fuego, que son algunos de los elementos que forman parte de esta producción, que ya se ha estrenado en Salzburgo y París, atraviesan todas las preferencias de Bob Wilson, el consagrado director de escena, considerado uno de los mejores del mundo, y que "ha cambiado muchas veces el teatro", comentaba hoy el intendente del Real Gerar Mortier durante la presentación.

"Pelléas et Mélisande" es la única ópera concluida de Debussy, que había visto el drama homónimo de Maeterlinck en 1898. Tardó casi diez años en escribirla y en ella, además de ser una especie de negativo fotográfico de "Tristan e Isolda", una historia medieval de pasión, adulterio y muerte, describe el triángulo amoroso formado por Pélleas, su hermano Golaud y la joven Mélisande.

Y ha sido el propio Bob Wilson, (Waco, Texas 1941), que estuvo la presentación solo durante unos minutos porque se encontraba en medio de los ensayos, quien ha señalado que esta obra era muy adecuada para su manera de trabajar.

"Mi mundo es el teatro, odio el naturalismo, el escenario es un entorno artificial de por si. Es un arte artificial y Debussy asimiló el texto así. Existen elementos muy concretos la tierra, el fuego... pero también existen otros mundos irreales, porque la realidad en esta ópera cambia muy rápido", ha subrayado.

"Es una ópera de contrastes, de símbolos", según Wilson, quien ha señalado que la obra no está situada en un tiempo concreto. "Yo soy de la vieja escuela -ha precisado- y no me gusta actualizar las obras a nuestro tiempo. Por esta obra pasan todos los tiempos, sin un periodo particular. Las obras de Shakespeare están llenas de tiempo, sin tener uno concreto".

Con respecto al concepto de lentitud, que él mismo asegura que muchas veces se le ha achacado a su a su trabajo, Wilson ha recalcado que no es así, "que eso sería muy aburrido".

"Detrás de esa aparente lentitud hay mucha consciencia y por debajo hay toda una explosión de energía. Estoy sintiendo una experiencia, porque para mi la experiencia es todo. Es lo más importante del mundo teatral", ha recalcado.

Wilson finalmente ha explicado que lo que intenta es crear un espacio en el escenario para que la música se escuche mejor. Si cierras los ojos la música se escucha mucho mejor, por eso yo quiero hacer un escenario que mejore esa sensación que proporciona tener los ojos cerrados", ha concluido.

Por su parte, el director musical, Sylvain Cambreling ha resaltado la importancia de Debussy y cómo éste contribuyó a la revolución musical de finales del siglo XIX. "Fue el primer premoderno, antes que Stravinski o Schomberg", ha dicho.

En esta ópera el fenómeno natural está muy presente, la luz, la noche, el bosque y el mar, sobre todo el mar, en aparente calma, por eso estoy muy de acuerdo con Bob Wilson, porque en esta obra todo son contradicciones: la calma y el movimiento, el fuego o el hielo..."

Mortier también quiso dejar claro que esta obra era muy importante para los jóvenes por lo que Debussy y Meterlinck hacen del silencio. "El silencio es el alma de la vida" y los jóvenes tienen que recuperarlo", ha recordado.

Mostrar comentarios