El tailandés Weerathakul, ganador en Cannes, dice que llora con las películas de Pedro Almodóvar

  • Bangkok.- El director tailandés Apichatpong Weerathakul, ganador de la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, reconoce que llora de emoción cada vez que ve una película del español Pedro Almodóvar.

El tailandés Weerathakul, ganador en Cannes, dice que llora con las películas de Pedro Almodóvar
El tailandés Weerathakul, ganador en Cannes, dice que llora con las películas de Pedro Almodóvar

Bangkok.- El director tailandés Apichatpong Weerathakul, ganador de la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, reconoce que llora de emoción cada vez que ve una película del español Pedro Almodóvar.

"Almodóvar es uno de mis directores favoritos, me gusta su lado espiritual. Lloro cada vez que veo sus películas, me emociono", señaló a Efe Weerathakul, recién llegado a Bangkok tras varias semanas de promoción y maratonianas sesiones de prensa en Francia.

"Cuando veo algo de Almodóvar, soy muy consciente de que estoy viendo un película en dos dimensiones. Es como si me diera un toque en el hombro y dijera: ¡Eh, estás viendo una película!", afirma el director, a punto de cumplir 40 años.

Al recoger el Palma de Oro por su película "Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives" ("El tío Boonmee que puede recordar sus pasadas vidas", Weerathakul aprovechó para dar las gracias a "todos los espíritus y fantasmas de Tailandia".

La cinta es una tragicomedia sobre hombres, espíritus y política ambientada en el noreste del país en las que las vidas humanas, animales y vegetales se reflejan en espejos surrealistas.

El realizador tailandés se considera agnóstico en el tema de los espíritus, pero confiesa su fascinación por estos fenómenos.

Para realizar esta película, se inspiró en el libro de un monje budista que relata las experiencias de las personas con el don de poder recordar sus vidas pasadas, incluida la del tío Boomee.

La historia está ambientada en el entorno rural del noreste de Tailandia, la misma región de Isán donde se crió y se formó el director tailandés.

"El tío Boomee siempre renace en el noreste de Tailandia, a pesar de que es muchas veces un lugar terrible por las durezas económicas y la manipulación política", sostiene.

También es un alegato contra el progreso desenfrenado que ha arruinado el paisaje arquitectónico y el medio ambiente un corto espacio de tiempo en la región donde se crió el cineasta.

El año pasado, Weerathakul ya se llevó el premio del jurado en Cannes por "Tropical Malady", una cinta en la que mezcla la narración lineal con el relato fantástico y onírico del folclore tailandés.

Según el director, sus historias beben del eclecticismo tradicional de Tailandia, donde las creencias budistas, hindúes y animistas se entremezclan hasta hacerse inconfundibles.

"Tailandia es un lugar muy especial, donde se conservan las creencias hinduistas y animistas. Vivimos con total naturalidad la transmigración de las almas a animales y plantas, es parte de nuestras creencias más profundas", manifiesta.

A pesar de haber sido galardonado en dos ocasiones en el prestigioso certamen de Cannes, Weerathakul, conocido como Joe entre sus más acérrimos seguidores, puede cenar en cualquier restaurante de su país sin ser reconocido.

Tampoco es profeta en su tierra, tal como demuestran sus enfrentamientos con la censura o con el Ministerio de Cultura.

Weerathakul recientemente lideró a un grupo de cineastas contra las autoridades tailandesas por el respaldo masivo gubernamental a una superproducción épica "La leyenda de Naresuan", sobre el mítico rey del antiguo reino de Ayuthaya, a la que se concedió la mitad del presupuesto dedicado al cine: 300 millones de bat o 9,4 millones de dólares.

"Se trata de un director consagrado que no necesita respaldo oficial, la película es favorita por contar con el respaldo de la Casa Real. Deberían pagar ellos, que tienen bastante dinero", se lamenta el cineasta.

Weerathakul, quien se declara abiertamente homosexual, no espera el reconocimiento de las masas por sus premios internacionales, ni siquiera en el plano económico.

"Ahora pienso que soy menos rico, pienso. Cada vez que hago una película es una lucha, especialmente una lucha financiera. Las películas son un producto de amor, no para enriquecerme. Si no, no haría este tipo de películas", asevera.

Mostrar comentarios