El Teatro Real estrena "La ciudad muerta", una ópera del prodigioso e ignorado E.W.Korngold

  • Madrid.- El Teatro Real trae a Madrid 90 años después de escribirse "La ciudad muerta", una ópera "genial", de una gran complejidad musical e intensidad dramáticas, compuesta por Erich Wolfgang Korngold cuando era "un niño" de 23 años, y cuya poesía onírica y erótica fue "arrinconada" por distintas "intrigas".

El Teatro Real estrena "La ciudad muerta", una ópera del prodigioso e ignorado E.W.Korngold
El Teatro Real estrena "La ciudad muerta", una ópera del prodigioso e ignorado E.W.Korngold

Madrid.- El Teatro Real trae a Madrid 90 años después de escribirse "La ciudad muerta", una ópera "genial", de una gran complejidad musical e intensidad dramáticas, compuesta por Erich Wolfgang Korngold cuando era "un niño" de 23 años, y cuya poesía onírica y erótica fue "arrinconada" por distintas "intrigas".

Korngold (Brno, 1897- Los Ángeles, 1957) era un niño prodigio -estrenó su primera obra con 11 años- con un talento tan extraordinario que al director musical del montaje que se estrenará el próximo lunes en el Real, el israelí Pinchas Steinberg (1945), le parece que fue "el primer genio después de Mozart".

El "problema" de Korngold fue "su padre" y el "establishment" musical tras los nazis, ha detallado hoy Steinberg en rueda de prensa acompañado del director del Real, Miguel Muñiz, el director artístico Antonio Moral, y Karin Voykowitsch, realizadora de la dirección de escena ideada por Willy Decker, que ya ha firmado en el coliseo madrileño "Peter Grimes" y la tetralogía wagneriana.

Las consecuencias de las intrigas musicales de su padre, Julius Korngold, un crítico musical judío muy influyente, y la huida del músico a Los Ángeles, donde ganó tres Óscar componiendo música para Hollywood -"había que comer", justifica Steinberg- le apartaron del "sistema", que le "ignoró" totalmente en el periodo de entreguerras y cuando volvió a Europa.

"Die tote Stad" (La ciudad muerta), estrenada a la vez en Hamburgo y Colonia, un hecho sin precedentes, fue un auténtico "exitazo" en su momento pero no volvió a ser representada hasta que la recuperó la Ópera de Salzburgo con el montaje de Decker en 2004, que fue después a Amsterdam, San Francisco, Londres, París y Barcelona.

Steinberg, que conoció a Korngold porque era muy amigo de su padre, no cree que a pesar de la "genialidad" de esa composición, una de las mejores y más "complicadas" que conoce, entre nunca en el repertorio porque, asegura, "sin ensayos es imposible representarla".

Su misión, indica, consiste en "controlar" la apabullante orquestación, "en la que hay de todo, mientras que sólo hay dos cuerdas vocales. Por eso -argumenta- tengo que dominar a los instrumentos porque, si no, no se oye nada".

La que fue la tercera ópera de Korngold está en la tradición vienesa de Strauss, "melódica y con una expresión increíble", en la línea de Gustav Mahler y Puccini y en una especie de "verismo wagneriano", según Steinberg, que ya dirigió en el Real "La mujer sin sombra" (2005).

La ayudante de Decker ha explicado que es una ópera "realmente extraordinaria" en la que el espectador podrá palpar la decadencia, el arte como religión y sustituto de la vida, el culto por lo que ya no está y la catarsis de un hombre.

La "ciudad muerta" es Brujas, allí Paul llora la muerte de su esposa Marie, a la que dedica en su casa una especie de "iglesia del pasado", instalado en una alucinación constante, en la que confunde sueños con realidad.

Cuando conoce a otra mujer que se parece extraordinariamente a la difunta, y que es "una femme fatale, una puta", se debate entre la fuerza erótica de la viva y el poder espiritual de la fallecida.

El montaje, ha agregado Voykowitsch, profundiza en la idea de que los derechos de la vida deben poner freno al dolor ante la pérdida de un ser muy querido, tal y como Korngold explicaba sobre el libreto escrito por Paul Schott, el seudónimo de su padre, basado en "Le mirage" del simbolista belga Georges Rodenbach.

"Es todo un thriller, es absolutamente cinematográfica, uno de los mejores libretos de ópera que existen", ha asegurado Antonio Moral, que ha señalado que esta obra, "una de las grandes producciones de los últimos 50 años, que encantará al público", "sólo puede hacerse" si se tiene "a los cantantes justos".

Ellos son, en repartos alternos, Klaus Florian Vogt y Manuela Uhl y Burkhard Fritz y Solveig Kringelborn, secundados por Lucas Meachem, Nadine Weissmann, Susana Cordón, Anna Tobella, Roger Padullés y Eduardo Santamaría.

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