El Turner premia una película que mezcla danza, marxismo y arte africano

  • El irlandés Duncan Cammpbell se llevó hoy el premio Turner, el más prestigioso del arte contemporáneo en el Reino Unido, con una película experimental que combina elementos dispares como la danza, el arte africano y la teoría marxista.

Guillermo Ximenis

Londres, 1 dic.- El irlandés Duncan Cammpbell se llevó hoy el premio Turner, el más prestigioso del arte contemporáneo en el Reino Unido, con una película experimental que combina elementos dispares como la danza, el arte africano y la teoría marxista.

Campbell, de 42 años y antiguo alumno de la Escuela de Arte de Glasgow, aspira con su "ensayo fílmico" de 54 minutos "It For Others" a explorar el valor de los objetos artísticos a partir de diversas experiencias visuales.

Su pieza -"irresistible" para el jurado- está dividida en cuatro segmentos, el primero de los cuales nació como respuesta al filme del francés Alan Resnais "Les statues meurent aussi" (1953), que indaga en cómo afectó el colonialismo al arte en el oeste de África.

En otro episodio, el irlandés, que partía como favorito en la mayoría de apuestas para el premio Turner, dotado con 25.000 libras (31.500 euros), se vale de los bailarines de la compañía del coreógrafo escocés Michael Clark para investigar desde la experiencia artística la teoría económica de Karl Marx.

Una imagen de un combatiente del IRA en los años 70 sirve en otro momento a Campbell, que vive y trabaja en Glasgow, para criticar que los archivos históricos no son una ventana transparente a la realidad, sino que construyen un relato sesgado y parcial.

El vídeo, que se impuso a los otros tres finalistas del premio -los británicos James Richards y Tris Vonna-Michel, así como la canadiense Ciara Phillips-, examina además el modo en el que la publicidad refleja objetos cotidianos como dispensadores de sirope y "ketchup".

El jurado del premio, que en diversas ocasiones ha levantado controversia en el Reino Unido por lo chocante de los trabajos que resultan premiados, consideró el trabajo de Campbell como "irresistible".

"El dinero de este premio va a marcar una gran diferencia para mí. Simplemente estar entre los nominados ha significado un gran impulso", dijo el irlandés al recoger el galardón en la galería Tate Britain de Londres.

En declaraciones a la BBC, Campbell aseguró que se encuentra viviendo una experiencia "surrealista" tras saberse ganador, "casi una experiencia fuera del cuerpo", dijo.

Las instalaciones audiovisuales eran las protagonistas de esta edición de los premios, la número 30, si bien el irlandés se erigió como el favorito en las apuestas desde que se anunciaron los cuatro finalistas.

Algunos expertos, como la crítica de arte británica Laura Cumming, habían predicho que el irlandés era el "único ganador obvio" en esta edición, algo que se confirmó después de que el jurado tomara su decisión en un tiempo más corto del habitual.

"Todos los jueces sentían que tenían ya bastante claro en sus mentes" quién sería el ganador cuando comenzaron su deliberación, reveló la directora de la Tate Britain y presidenta del jurado, Penelope Curtis.

Los jueces describieron la pieza como "una película ambiciosa y compleja que merece ser vista en repetidas ocasiones" y se declararon admirados por la dedicación del artista para crear una obra que "habla sobre la construcción del valor y el significado".

Desde su nacimiento en 1984 con el objetivo de promover "el debate sobre nuevos desarrollos en el arte contemporáneo británico", los premios Turner han cultivado una reputación de galardones polémicos.

Algunos de los debates más encendidos sobre arte en el Reino Unido se produjeron después de que en 2001 se llevara el premio el británico Martin Creed con una instalación en la que una bombilla se encendía y apagaba a intervalos de cinco segundos.

Creed no llegó a superar sin embargo el revuelo que había levantado dos años antes Tracey Emin, cuando quedó finalista con "My Bed".

La británica deslumbró al jurado plantando en una sala de exposiciones su propia cama, rodeada por objetos personales como ropa interior usada y preservativos, un trabajo que la casa de subastas Christie's remató en julio de este año por 3,2 millones de euros.

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