El universo infantil de tres generaciones en "Los niños de Franco"

  • Convencido de que "la memoria colectiva es un valor importante", el realizador Xavier Gassió rememora en el libro "Los niños de Franco" la infancia de tres generaciones de españoles con textos trufados de ironía y más de seiscientas fotos.

Catalina Guerrero

Madrid, 28 mar.- Convencido de que "la memoria colectiva es un valor importante", el realizador Xavier Gassió rememora en el libro "Los niños de Franco" la infancia de tres generaciones de españoles con textos trufados de ironía y más de seiscientas fotos.

Sin contar las que aparecen en la contraportada, son "exactamente 629 fotografías" las que ilustran esta obra editada por Lumwerg y prologada por el escritor Juan Eslava Galán, "un amigo", "un maestro", dice a Efe Gassio, para quien contar con este experto en el género histórico ha sido "un honor", la "guinda" a su libro.

Un volumen primorosamente encuadernado en tapa dura, en el que destacan los colores amarillo y rojo, y la cara sonriente del niño que ilustraba la popularísima caja de los Juegos Reunidos Geyper.

Lo acompaña, además, de un DVD con secuencias extraídas de "Los años del No-do", una serie documental emitida por TVE que abarca desde los noticieros de 1939 hasta el último No-do de 1977, en la que seleccionó los fragmentos más emblemáticos de cada año.

Fue buceando en los fondos documentales de la Filmoteca Nacional para realizar esa serie como Gassió acumuló el ingente material que ha usado para componer "Los niños de Franco".

Aunque también, aclara, han sido determinantes sus propios recuerdos y los que, generosamente, han compartido con él sus amigos, a quienes cita en una amplía lista al final del libro como muestra de agradecimiento.

Desde aquellos niños de los años cuarenta, educados como "reserva moral de Occidente" por el régimen de Franco, hasta nuestros días "han transcurrido casi medio siglo", un tiempo "más que suficiente para abordar un análisis reposado y certero del tiempo que fue", escribe Eslava Galán en el prólogo.

"Es -continúa- lo que en estas páginas hace Xavier Gassió, en el que concurren el recuerdo de su propia infancia y el escrupuloso examen, no solo de las fuentes escritas, sino, más meritoriamente, de las fuentes materiales con las que este libro está soberbiamente ilustrado".

Juguetes, publicidad, libros, canciones, monedas, cromos, huchas de negritos y chinitos del Domund, películas y fotografías del álbum familiar de quienes fueron niños en los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo XX. Recuerdos particulares de los que resulta una memoria colectiva.

En esos recuerdos también hay canicas, las fotos escolares de grupo o con un mapamundi detrás, los libros escolares patrióticos, los catecismos, el "Jesusito de mi vida...", la primera comunión, la muñeca Mariquita Pérez, la sintonía del No-do, "Marcelino pan y vino" o las primeras películas de Marisol o Rocio Durcal.

O la foto con la palma del Domingo de Ramos en la mano, como la que Gassió coloca en la parte inferior izquierda de la contraportada de "Los niños de Franco" y que es un retrato suyo de pequeño.

Distribuido en dieciséis capítulos y un epílogo, el libro aborda la escuela, la religión, el ocio, los juegos, las tradiciones, la familia, los juguetes, los tebeos, la radio o la televisión.

Refleja, en definitiva, el universo de unos niños que vivían en una época en la que había muchas prohibiciones, pero en la que otras -que hoy son impensables- estaban toleradas.

Se refiere Gassió, sin ir más lejos, a la costumbre de dar quina o coñac con huevo y azúcar a los niños. "Se hacía sin malicia, ahora choca mucho, pero estamos condicionados con lo políticamente correcto y llega un momento en que es un poco ridículo", señala.

Se trata de una mirada a un tiempo pasado teñida de nostalgia pero exenta de "dolor", al tiempo que amable, aunque sin concesiones, ya que hace una "lectura crítica no rencorosa" de aquellos años y con "cierta distancia irónica", una actitud que Gassió considera "saludable" y "balsámica".

Unos con más privaciones y otros con menos, todos "los niños de Franco fuimos educados con normas y creencias que constreñían la libertad de pensamiento" y "nada desaparece sin dejar algún rastro", dice Gassió, quien piensa que "el niño es el padre del hombre".

Por ello, reflexiona, "para ver cómo somos ahora y por qué hacemos determinadas cosas es interesante remontarse a cuando éramos pequeños y ver qué nos inculcaron, qué parte queda en nosotros y qué hemos cambiado".

"Cualquier tiempo pasado fue mejor", decía Jorge Manrique. Gassió, más de quinientos años después, le replica que "en nuestro caso debemos matizar que no es cierto: al menos para la mayoría no lo fue". EFE

cat/cr

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 5848790 y otros)

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