Elige tu propio espectáculo: al teatro con un mando a distancia

  • 'Pendiente de voto', que se estrena hoy en el teatro Valle-Inclán de Madrid, es un espectáculo teatral en el que los espectadores votan a través de un mando a distancia y gobiernan la función como si fuera un Parlamento.
Pendiente de voto
Pendiente de voto
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Al público de una función teatral se le pide que observe y escuche. A veces se le pide que interactúe con los actores en el escenario o incluso que se convierta en ellos derribando esa pared, frágil por naturaleza, entre la realidad y la ficción. Pendiente de voto, el espectáculo dirigido por Roger Bernat que se estrena hoy en el teatro Valle-Inclán de Madrid, va un poco más allá y convierte a los espectadores en diputados de un Parlamento.

200 butacas que se transforman en 200 escaños desde los cuales los espectadores deciden tanto sobre la organización interna de este peculiar Parlamento, como sobre los temas a debatir. Ningún actor en el escenario, sólo una pantalla que dirige el juego y adapta el guión en base a los inputs que recibe del público.

Sentados en sus escaños, los diputadoespectadores podrán votar sí, no o abstenerse sobre temas de candente actualidad pero no sacados directamente de la agenda política. Una elección no casual, explica Roger Bernat, que evita que el público vote en base a opiniones ya formadas, es decir sin escuchar lo que tienen que decir los demás, tal y como pasa en un Parlamento normal.

En base a las respuestas que hayan dado en la primera parte del espectáculo, los diputadoespectadores serán redistribuidos en agrupaciones ideológica y políticamente afines hasta formar amplias mayorías. De esta forma el teatro irá pareciéndose cada vez más a un Parlamento en el que están representados los diferentes partidos políticos.

Un experimento de teatro arcaico

Para Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional, se trata de "un espectáculo muy sorprendente, muy divertido y profundamente cívico en el buen sentido de la palabra", mientras Roger Bernat subraya que no se trata de un experimento novedoso ni mucho menos de una performance.

"Hacemos el teatro más arcaico" afirma "al inicio el teatro era una herramienta que se utilizaba para dibujar una comunidad, para que pudiera mirarse en él como en un espejo, no por casualidad el teatro y la democracia nacen en el mismo momento. Lo que hacemos nosotros ahora, 2.500 años más tarde, es lo mismo: invitamos a la comunidad a preguntarse cómo se ve en ese espejo".

"La única diferencia es que ahora nos hemos dotado de una gran cantidad de elementos tecnológicos que no sólo nos permiten preguntarnos quiénes somos sino que configuran lo que somos. Para construir este dispositivo de poder lo que hemos hecho es reproducir un Parlamento: puesto que los políticos llevan unos años dedicándose al teatro, nosotros teatreros teníamos que dedicarnos a la política".

Preparados para cualquier imprevisto

El guión de Pendiente de voto es un guión blindado frente a cualquier imprevisto. Explica Bernat que si se representara todo el guión, el espectáculo podría durar 10 horas, sin embargo el público va escogiendo atajos, exactamente como en un libro de la serie Elige tu propia aventura.

Si el público no quiere participar no es un problema: "la abstención es una postura política respetable" dice Roger Bernat "está contemplado que algunos espectadores se mantengan al margen del sistema, abstenerse no significa que los protocolos del poder no sigan adelante". Finalmente si el público se anima demasiado, habrá que aceptar el riesgo de que el espectáculo se descarrile y acabe "alentando una conspiración". Son los riesgos calculados tanto del teatro y como de la democracia.

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