Explosión musical para menores de 10 años

  • Los padres melómanos son cada día más felices. Ya pueden ir con su niño en carrito al último concierto de moda. Olvídate de la camisa de amebas, las gafas de sol y el peinado descuidado. Ser padre tiene sus responsabilidades. Prepara la merienda, el "bibe" y los pañales de recambio.

Juan Carlos Gomi

Madrid, 4 jun.- Los padres melómanos son cada día más felices. Ya pueden ir con su niño en carrito al último concierto de moda. Olvídate de la camisa de amebas, las gafas de sol y el peinado descuidado. Ser padre tiene sus responsabilidades. Prepara la merienda, el "bibe" y los pañales de recambio.

En los últimos años han proliferado conciertos donde es posible acudir con tu hijo, en horario matinal y con actividades para grandes y pequeños. La impulsora del Mini Festival del Día de la Música de Madrid, Nuria Muntaner lo confirma: "cada año hay más público infantil". Y ese es el objetivo.

Se trata de que los papás no abandonen sus gustos musicales y de que los niños no se aburran. Es difícil, pero las iniciativas se multiplican. Los festivales abrieron brecha. Desde el pionero Sónar de Barcelona hasta en el Primavera Sound de la semana pasada, se crean espacios para que el público infantil celebre morrocotudas experiencias sonoras.

Los artistas alternativos, además, se atreven ante un respetable muy exigente y necesitado de estímulos. Según Muntaner, bandas independientes como Za!, Manos de Topo o los celebrados Mujeres tienen casi un circuito para los locos bajitos.

Sin ir más lejos, este pasado fin de semana, en la Casa Encendida de Madrid, un auditorio abarrotado tatareaba las canciones del exvocalista de The Sunday Drivers Jero Romero, que subió al escenario a 15 niños para hacer coros.

Todo un éxito que se encuadra dentro del programa "La caja de música", un ciclo musical para menores que cumple su cuarto año de vida.

Según Maral Kekejian, responsable de artes escénicas de la Casa Encendida, hay una nueva generación que tiene acceso a todos los sonidos del mundo y, por ello, es importante que conozcan lo que significa la música en directo.

"La primera vez que oyen a un batería en directo es inolvidable", dice Kekejian, que destaca la necesidad de integrar la música en la formación de los más pequeños.

Junto a esta parte educativa, hay un importante factor lúdico. Es difícil olvidar la cara de los componentes del grupo neoyorquino The Pains of Being Pure at Heart cuando tocaron recientemente para 200 niños en la IAM Gallery de Madrid. Mientras ellos trataban de interpretar sus canciones en acústico, algunos pequeños hacían sonar xilófonos, tambores y maracas a su ritmo y por su cuenta.

Son pequeños inconvenientes cuando, casi todo, son ventajas. Al margen del padre espabilado que aprovecha la ternura de su hijo para hacerse una fotografía con una cantante de un grupo punk, el uso de los niños en el rock merece otro capítulo.

Por ejemplo, el pasado sábado, un niño de Lugo de 4 años, Iker Santiso, alcanzó la gloria cantando "Waiting On a Sunny Day" con el mismísimo Bruce Springsteen ante 45.000 personas en el estadio Anoeta de San Sebastián.

El Boss arrancó así la ovación más grande de la noche, sobre todo después de comprobar que el chaval se sabía el estribillo de carrerilla. Entretanto, sus padres lloraban de emoción.

Frente a este tipo de "detalles rock", la clave está, sin duda, en compartir aficiones comunes en familia.

Nuria Muntaner, que también es directora de la web Minimusicatv, destaca la labor educativa en edad temprana. "A partir de los 10 años, los chicos buscan su propio camino y es antes cuando hay que formarlos y crear una base musical", señala, no sin advertir de que el juego es la espina dorsal de estas iniciativas.

Así debe ser. De momento, no se puede hablar de una incipiente escena de música indie infantil, aunque ya hay alguna banda como Candela y los Supremos que buscan su espacio frente al imperio del Canta Juego.

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