Fernando Marías, un historiador de arte en la Academia de la Historia

  • Crear más vínculos con el mundo exterior y dar mayor visibilidad a las colecciones y al museo de la Real Academia de la Historia será una de las misiones del catedrático de Historia del Arte Fernando Marías, que ingresa hoy en esta institución.

Mila Trenas

Madrid, 24 jun.- Crear más vínculos con el mundo exterior y dar mayor visibilidad a las colecciones y al museo de la Real Academia de la Historia será una de las misiones del catedrático de Historia del Arte Fernando Marías, que ingresa hoy en esta institución.

Marías accede a la Academia para cubrir la vacante de la medalla 24 producida por el fallecimiento de José María López Piñero. Su candidatura fue presentada por los académicos José Luis Díez, Carmen Sanz Ayán y Martín Almagro Gorbea.

El ingreso en la institución, tras su elección en enero de 2011, supone un reconocimiento público "de que has hecho una labor profesional que ha interesado a personas que no pertenecen exclusivamente al ámbito de tu disciplina particular. Es un reconocimiento social y profesional que a nadie le amarga", ha señalado Marías en una entrevista con Efe.

Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Marías considera que su labor dentro de la Academia irá, previsiblemente, encaminada a "dar mayor visibilidad y crear más vínculos con el mundo exterior a las colecciones, a los depósitos y al museo", que cuenta "con piezas sobresalientes".

En su opinión, y sin querer adelantarse, sería necesario tener un museo abierto al publico o establecer algún tipo de visita que le aproxime a instituciones que tienen mayor visibilidad "al tener la opción de ser visitadas, como ocurre con el propio museo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando".

Sobre la vigencia de las academias, Marías cree que un país que intenta tener una memoria del pasado, y no solo del pasado más reciente, tiene que tener en cuenta que estas instituciones, que existen desde el siglo XVIII, han dado prestigio a las actividades lingüísticas, literarias, artísticas e historiográficas del país.

"Representan la cultura del país en su conjunto, más allá de los individuos que en cada momento estén ocupando sus sillones o medallas. España es un país en el cual los criterios de valoración individual se superponen al valor de los grupos. Se piensa que un proceder inconveniente de un individuo lanza un mal baldón sobre toda la institución", señaló.

Marías leerá esta tarde su discurso de ingreso a la Academia de la Historia, un texto titulado "Pinturas de historia, imágenes políticas. Repensando el Salón de Reinos", en torno a la obra "La recuperación de la Bahía de Brasil", de Juan Bautista Maíno (1581-1649).

A través de esta pintura, el nuevo académico presentará la vinculación entre arte, arquitectura e historia "en una dimensión que no es solo la pintura de historia, sino con una función política que es muy particular, muy contingente, muy del momento, de política muy doméstica".

Obra "estrella" del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, la pintura de Maíno es presentada por Marías, en su discurso, no como la obra de un pintor en términos individuales sino como un producto colectivo, "cuyo rector muy implicado es el Conde Duque de Olivares como primer ministro y, en su momento, casi ministro de propaganda".

Así, el pintor, el Conde Duque y el cronista real Tomás Tamayo hacen una obra de grupo atendiendo a los requisitos y a las intencionalidades muy precisas que tenía en 1634-1635 Olivares en su agenda.

"Quizá no nos damos cuenta pero los cuadros tienen en el momento de su producción unas intencionalidades políticas muy precisas, muy singulares que hoy puede que no seamos capaces de recuperar. Es necesaria una labor historiográfica para tenerlo presente", afirmó durante la entrevista el académico y destacó el carácter pedagógico que tienen estas imágenes para la sociedad que tiene acceso a ellas.

En el discurso, en el que apuesta por el hecho de que el arte de la pintura no solo testimonia hechos del pasado, sino que podría tener una función política coyuntural precisa, Fernando Marías considera que Fray Juan Bautista Maíno rehuyó la representación de la batalla militar.

Por el contrario, se centró, por una parte, en la compasión y la caridad de los católicos y, por otra, en la clemencia cristiana del monarca justo y vencedor.

"No deja de ser lógico que su lienzo ocupara el lugar privilegiado del Salón de Reinos, inmediatamente junto al rey de carne y hueso, del que era su imagen sacralizada en la ejecución de su misión política", considera en su discurso el nuevo académico.

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