Ferrera y Pinar crecen con una buena corrida de Fuente Ymbro

  • Pamplona.- Una oreja cada uno cortaron Antonio Ferrera y Rubén Pinar, hoy en Pamplona, en una corrida, no obstante, en la que las mayores lisonjas son para los de Fuente Ymbro, cuyos toros fueron el punto de partida de ambos triunfos.

Ferrera y Pinar crecen con una buena corrida de Fuente Ymbro
Ferrera y Pinar crecen con una buena corrida de Fuente Ymbro

Pamplona.- Una oreja cada uno cortaron Antonio Ferrera y Rubén Pinar, hoy en Pamplona, en una corrida, no obstante, en la que las mayores lisonjas son para los de Fuente Ymbro, cuyos toros fueron el punto de partida de ambos triunfos.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Fuente Ymbro, desiguales de presentación y de juego también variado. Los seis toros se movieron, unos con más clase que otros. Los mejores, tercero, cuarto y sexto.

Antonio Ferrera: metisaca, dos pinchazos y estocada (silencio); y estocada y descabello (oreja tras aviso).

Alfonso Oliva Soto: dos pinchazos y estocada caída (silencio); y pinchazo hondo y tres descabellos (silencio tras aviso).

Rubén Pinar: cuatro pinchazos y estocada casi entera y tendida (silencio); y estocada perpendicular y caída (oreja).

La plaza tuvo el acostumbrado lleno de "no hay billetes" en tarde espléndida.

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LOS KILOS TAMBIÉN EMBISTEN

Hay una teoría en el mundo del toro según la cual a mayor peso del animal menor garantía de que embista. Y a partir de esa hipótesis se fabrican suposiciones para descalificar al toro voluminoso y con kilos. De tal manera que los aficionados que se las dan de entendidos, y hasta muchos de los mismos profesionales tratan de excluir por norma al toro grande cuando se hacen cálculos de posibles triunfos.

Para asegurarse de que pueda embestir (el toro) parten de la base de que esté "bien hecho", proporcionado, de líneas uniformes y, desde luego, más bien tirando a la baja. Ni mucho menos vale para ellos el mastodonte.

Dicen que el mal de las plazas grandes o "de primera" radica precisamente en el tamaño del toro que se lidia en ellas, y que se considera desproporcionado. Y por dispar, también basto y hasta desgarbado. Su principal hándicap, la falta de movilidad.

Pero por donde, la corrida que ha lidiado hoy Fuente Ymbro en Pamplona, ha roto todas esas creencias. Un encierro con una media por encima de ¡los seiscientos kilos!, y desplazándose los seis.

Toros con más o menos clase, puesto que hubo de todo. Pero moviéndose los seis. Y en el conjunto, tres de nota alta. A ver quién desmonta ahora la creencia o filosofía de que siendo grandes no pueden embestir.

Tuvo que superar el ganadero la prueba de los dos primeros toros en contra, puesto que ni el que abrió plaza, con el que Ferrera se limitó a estar bien en banderillas pero abusando de carreras y recortes que en cierto modo no le hicieron ningún bien al astado, que llegaría así con muy agotado y con escasa codicia a la muleta, ni en el siguiente, que punteó mucho y "se metía" con descaro, aunque tampoco en Oliva Soto se centró con él.

Ya el tercero fue otra cosa, aún sin humillar del todo, pero empujando con más clase los engaños. La faena de Pinar tuvo cierta densidad, a pesar de que le faltó (al torero) pasárselo más cerca (al toro) sin tanto "pico" ni escupirle para afuera.

Toro bueno, con mucha "transmisión" como se dice ahora, moviéndose de aquí para allá con prontitud, fijeza y nobleza, y dejando los pertinente desahogos, el cuarto. Y lo anunciaba la tablilla ¡con 675 kilos!

Ferrera lo banderilleó con su acostumbrada facilidad, quizás menos espectacular que en el primero, y todavía tardó en cogerle el aire con la muleta, rectificando posiciones al principio de faena. Pero cuando se acoplaron toro y torero, aquello tuvo cierta usía. Ferrera volvió por sus fueros de torero de ferias importantes. Y es posible que la oreja que cortó le sirva para coger de nuevo ese crédito.

El quinto, sin embargo, fue un toro de los que en el argot se les llama mentiroso, pues aún moviéndose mucho como sus hermanos, se quedó corto por el lado derecho, y por el izquierdo no quiso. Oliva Soto no pudo hacer nada y bien que lo intentó.

Y ya el sexto fue, por noble, muy claro y colaborador, el más notable de los seis. Estuvo bien Pinar, más generoso con éste toro que con el anterior, y eso que se decidió pronto por las distancias cortas, buscando un parón que tarde o temprano hubiera llegado, pero que él precipitó de antemano con los consabidos circulares invertidos y otros muletazos de más soltura que empaque.

La estocada dio paso a la oreja, que, como en el caso de Ferrera, le sirve para crecer de cara a las contrataciones en muchas ferias todavía por concretar.

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