García-Alix expone sus pellizcos de realidad en "El paraíso de los creyentes"

  • El fotógrafo Alberto García-Alix expone desde hoy en A Coruña sus "pellizcos" de realidad en la muestra "El paraíso de los creyentes", que reúne 60 fotografías y una nueva obra audiovisual en la que el artista indaga en la relación entre la palabra y la fotografía.

A Coruña, 11 dic.- El fotógrafo Alberto García-Alix expone desde hoy en A Coruña sus "pellizcos" de realidad en la muestra "El paraíso de los creyentes", que reúne 60 fotografías y una nueva obra audiovisual en la que el artista indaga en la relación entre la palabra y la fotografía.

La exposición, que se inaugura esta tarde en el Kiosco Alfonso y podrá visitarse hasta el próximo 16 de febrero, construye un ensayo sobre texto e imagen en el que "la luz es el traje de la fotografía".

"Con la cámara no tengo pudor, soy un depredador", ha reconocido García-Alix (León, 1956), que ha explicado que sus fotos actuales, quizá más abstractas, son "poderosas", con un poso de misterio y una idea, el trasfondo de este trabajo, que diserta sobre la palabra y la imagen del "cuerpo en positivo" para construir esa narración de "El paraíso de los creyentes".

El artista, uno de los fotógrafos españoles más destacados del panorama artístico contemporáneo, asegura que "la palabra es eso, el paraíso de los creyentes, porque lo que no está en la palabra y en la imagen no existe, no te lo puedes creer".

García-Alix, Premio PhotoEspaña, Premio Observatorio D'Achtall, Premio Fotografía de la Comunidad de Madrid o Premio Nacional de Fotografía, describe su trabajo como un ensayo narrativo, más que fotográfico, en el que la fotografía "es la carne del proyecto".

"Cada fotografía es un enfrentamiento. Cualquier fotografía para mí es un retrato, me siento con la cámara como un forense", ha asegurado en la rueda de prensa de presentación de la exposición, que se completa con el libro "El paraíso de los creyentes", editado por Cabeza de Chorlito, que incluye 68 imágenes y un DVD con reflexiones del artista y música de Daniel Melingo.

En el trabajo de García-Alix, todos los elementos visuales tienen una presencia, una personalidad, y en este caso lo abstracto continúa la evolución que comenzó en París, en un nuevo camino narrativo "muy especial" para el artista.

"Di un paso hacia delante en la comprensión de lo que veía", asegura, porque nunca había hecho vídeo, a excepción de un corto en los 80 del que recuerda la idea de que fracasó rotundamente.

Su carrera, en la que el cine es una tarea pendiente a la que llegó un día tarde, se caracteriza por una manera "humilde" de trabajar, tan sólo con un trípode y un reflector, y con la luz como protagonista.

García-Alix confiesa necesitar la luz, buscarla, porque para él es "el traje de la fotografía" y también "parte del alma", y por eso utiliza poco el color. "Yo veo en blanco y negro".

Tras más de treinta años de trayectoria profesional, la obra de García-Alix forma parte de colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, del Centro Galego de Arte Contemporánea, del Photo Museum of HAAG, del Fonds National d'Art Contemporain o del Deutsche Bourse.

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