Gemma Cuervo, la avara Celestina, achaca el caos financiero a la codicia

  • "El caos financiero mundial es uno de los ejemplos más claros de avaricia: no me importa hundir el mundo mientras yo tenga mucho", afirma la actriz Gemma Cuervo al hilo del estreno en Madrid de su "Celestina", el papel de la vieja avara por excelencia que afronta tras casi una década lejos del teatro.

Madrid, 25 sep.- "El caos financiero mundial es uno de los ejemplos más claros de avaricia: no me importa hundir el mundo mientras yo tenga mucho", afirma la actriz Gemma Cuervo al hilo del estreno en Madrid de su "Celestina", el papel de la vieja avara por excelencia que afronta tras casi una década lejos del teatro.

La veterana intérprete se instala en el Teatro Fernán Gómez del 28 de septiembre al 28 de octubre con esta producción que la ha tenido de gira por numerosas ciudades españolas desde el verano de 2011, y que cuenta con dirección de Mariano de Paco y con la adaptación que ha hecho Eduardo Galán del clásico de Fernando de Rojas.

"Ha sido ilusionante. Celestina vino a mis manos y me dio un vuelco el corazón", comenta la actriz, que se suma al plantel de actrices que han dado vida a este personaje, máximo exponente de la avaricia, que, como otras muchas parcelas de esta obra, "no se han erradicado" del mundo.

En su caso, el papel de la vieja hechicera llega después de unos años dedicada a la televisión, donde ha participado en exitosas series como "Aquí no hay quién viva" y "La que se avecina".

Gemma Cuervo ha querido aportar una faceta humana, "de temor y miedo" al personaje, resaltando que se trata de una "mujer de 70 años sola, en un momento en el que era difícil serlo, con la Inquisición frente a ella", advierte.

Acompañada de un planten de actores entre los que figuran Alejandro Escribano, Olalla Escribano, Juan Calot o Natalia Erice, Gemma Cuervo, que ha recorrido papeles de Harold Pinter, Esquilo o Lope de Vega, subraya los matices de la interpretación, ya que ha buscado la "vitalidad de un personaje", capaz de innumerables cambios de personalidad para lograr sus objetivos.

"De obscena a elegante", señala una actriz, madre de otros dos conocidos actores, Fernando y Cayetana Guillén Cuervo, que está orgullosa del camino que ha seguido con el director de escena para construir el personaje: "Es 'La Celestina' del Renacimiento, no lleva sayas rústicas y entra a los palacios por la puerta grande".

La actriz, que debutó profesionalmente en 1959 con la obra "Harvey" junto a Adolfo Marsillach, reconoce las dificultades de las construcciones gramaticales de este texto, respetuoso con el lenguaje, con ese "hermoso castellano" que se erige como el epicentro del espectáculo, y que ha generado una propuesta escénica "insólita" para "La Celestina": un lienzo en blanco.

Gemma Cuervo llama la atención sobre un aspecto diferente de "La Celestina": "Una cosa preciosa de la obra es que cada uno, con nuestras constantes de actitud en la vida, nos buscamos la muerte que nos acontece luego. Celestina es una avara que no comparte nada, y, al final, muere asesinada por sus sirvientes".

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