Sinopsis corta: una chica de la generación ni-ni (ni estudia, ni trabaja) quiere arrojarse por la ventana y por el camino unos seres de otro mundo hacen que cambie de idea.Verbo, el debut en el largometraje de Eduardo Chapero-Jackson, no es una película fácil. Desde luego, no lo es por el tema pero menos aún por su tratamiento. "Sé que es una película arriesgada, pero es mi primer largometraje. Si no me arriesgo ahora, cuándo lo voy a hacer", afirma el realizador.
Desde luego, la puesta en escena de Verbo es apabullante, llena de espacios oníricos en los que las calles de Madrid se funden con los rincones más hermosos de Barcelona y con la creación de un mundo imaginarios y oscuro en el que infinitos túneles de hormigón desembocan en unas ruinas imposibles que dan paso a su vez una gruta sicodélica donde se libre al combate final entre la vida y muerte. Y mientras tanto, hay citas del Quijote, verso al estilo del siglo de oro, extractos de temas de hip-hop y una eclosión de graffiti de contenido existencialista.
"No hay que hacer las cosas sólo por ser diferente", explica Chapero-Jackson. "Sólo quería investigar el medio, darme el placer de intentar crear y buscar vías. Y más aún si estás hablando de la adolescencia, que tiene sus propios códigos culturales", reivindica.
La película, en la que participan actores tan conocidos como Miguel Ángel Silvestre o Verónica Echegui, "tiene forma de fábula contemporánea para responder a ciertas preguntas que se plantean en la adolescencia: quién eres, de qué va esto, por qué tengo que aprender lo que me enseñan…", explica Chapero. Quién se hace todas esas preguntas es Sara una adolescente que, como tantas otras, no encuentra su lugar en el mundo y siente que la única persona que le comprende es Lirico, un grafitero al que nunca ha visto.
"Sara tiene algo de quijotesca, es una pequeña quijota de extrarradio. Y la película también tiene esa misma cualidad, plantea ideales que uno anhela y reclama cumplirlos". Es ahí donde entra en juego la parte más persona del director, que creció en un barrio de Madrid muy similar al descrito en la cinta. "Mi portal era, literalmente, el último de Madrid y enfrente tenía en cementerio de la Almudena", recuerda. "A esa edad, yo estaba muy perdido y desarraigado".
Y es así como la protagonista fantasea con la ventana abierta de su habitación. "El suicidio es una cosa muy narcisista de esa edad", advierte Chapero para quien la muerte es un tema recurrente en su todavía corta obra, especialmente en su corto más famoso, Alumbramiento."La muerte te coloca en la vida, te despierta, te avisa de que el tiempo pasa, es como una consejera".
Chapero ha recorrido un largo camino desde The End, (2008), su último cortometraje. "Me lo tomé con mucha tranquilidad porque no quería dar el salto sin tener una idea muy clara. Y luego cuando lo escribí no estaba seguro de si se llegaría hacer porque los productores se podrían asustar".
A esa dificultad se ha añadido un retraso de casi un año en el estreno. "Por temas de producción, no llegamos a tiempo a las Navidades pasadas. La película estuvo terminada en febrero, la vieron San Sebastián y la quisieron para el festival, así que decidimos esperar para presentarla aquí. A mí este tiempo me ha venido bien para descansar y tomar un poco de distancia". En los cines desembarcará el 4 de noviembre.
Pero al final del camino, Chapero se confiesa contento con el resultado. "Era una especie de tripe salto mortal sin red y creo que estoy vivo. Es cierto que hay cosas que no he podido hacer por limitaciones y presupuestos, que se me han quedado en el tintero. Pero ya lo decía John Ford, que el cine es el arte de la renuncia. Y eso es parte del viaje".
Trailer de 'Verbo'
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