Gregori Saavedra o cómo resumir una obra maestra en 90 segundos

  • ¿Cómo es posible resumir una obra maestra de la literatura, del cine o del teatro de todos los tiempos en 90 segundos? Se lo hemos preguntado a Gregori Saavedra, director de la serie Grandes Obras Universales, un proyecto de TVE1 que hace posible algo con el que muchos habrán estado soñando durante todos los años de escuela.
La serie Grandes Obras Universales intenta resumir obras maestras en 90 segundos
La serie Grandes Obras Universales intenta resumir obras maestras en 90 segundos
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Algunos se habrán fijado y otros no porque 90 segundos no son muchos, pero desde hace poco más de un mes TVE1 emite cada miércoles a las 21:25 horas un capitulo de la serie Grandes Obras Universales, un proyecto muy original con el que la primera cadena televisiva española intenta resumir obras maestras de la literatura, del teatro y del cine de todos los tiempos en 90 segundos. La serie cuenta con 30 episodios de pura perfección visual y narrativa que llevan al espectador a descubrir o a repasar la historia de obras fundamentales como La Casa de Bernarda Alba, Moby Dick, El Lazarillo de Tormes, La Traviata, Macbeth, La Flauta Mágica o el clásico del neorrealismo italiano El Ladrón de Bicicletas. Gregori Saavedra, ilustrador catalán afincado en Londres y director de la serie, es la persona que hace posible capítulo tras capítulo algo con el que muchos habrán estado soñando durante todos los años de escuela: una pequeña inyección de cultura universal sin la necesidad de abrir ni un solo un libro. Hemos hablado con él y esto es lo que nos ha contado de este proyecto.

¿Cómo y cuándo nace la colaboración con TVE?

El culpable de que yo esté metido en esta locura es Carlos Ortet, el productor ejecutivo de Zoopa, la productora de Grandes Obras Universales. Carlos es de esas personas capaces de ver allí donde, en general, nadie ve un carajo. Por aquel entonces, los responsables de contenidos de TVE propusieron a Carlos Ortet un proyecto tremendamente curioso e interesante. Una serie de animación de 30 episodios que resumieran 30 obras universales en 90 segundos cada uno. Carlos me llamó, nos vimos y piqué el anzuelo como un salmón despistado. La idea era tan apetecible que ni lo pensé un segundo. Soy director y también ilustrador pero nadie hasta ese momento me había pedido cruzar las dos disciplinas en un mismo proyecto. Un auténtico caramelo, lo tenía todo. Era un reto, requería inteligencia y suponía la oportunidad de hacer algo nuevo, original. Imposible resistirse. A todo esto súmale la posibilidad de colaborar con un maravilloso equipo de grandes profesionales y grandísimas personas: Alberto Vega, nuestro artista de animación; Dani Ebo, mi mano derecha en la animación; Yoryo Hortolá y Bep Moll, dos genios de la condensación, ellos han sido los responsables de reducir millones de páginas a un cuadernillo de treinta hojas; Raul Zafra, la voz de estas obras, la salsa de la serie; y como no, el maestro Diego Cardoso, nuestro prodigioso postproductor de audio. Más no se puede pedir.

¿Cómo se traduce una obra maestra de la literatura, del cine o del teatro universal en una secuencia de animación de pocos segundos sin desnaturalizarla?

Desde el primer instante quedó claro que no se trataba de batir ningún record de narración. Se trataba de reducir cada una de las obras a la mínima expresión. Como si contáramos a un amigo el argumento de la película que fuimos a ver el pasado fin de semana. Carlos Ortet tuvo un par de grandes ideas que añadió a esta serie dos rasgos muy característicos. Una, que cada una de las piezas empieza con la primera frase de la obra original. Y dos, que el título de cada una de ellas no aparece hasta el final. Así evitábamos posibles prejuicios y esquivábamos la pereza que podía suponer, a priori, escuchar un historia que quizás ya conoces. Algunas de las obras son tan famosas que la gente ya sabe el argumento de sobra. La cuestión era que esta vez la contábamos de una nueva forma, en un nuevo formato.

¿Cómo construyes cada episodio?

Desde que empecé en el mundo de la publicidad hace veinte años, siempre he creído en algo: que toda pieza creativa debe tener en las máximas proporciones posibles frescura. Esa clara y firme convicción supone no darle demasiadas vueltas a las cosas. Eso sí, obliga a dar con una buena idea. Cada una de las piezas narra oralmente una versión abreviada de la obra universal que corresponde, pero visualmente, cada una de ellas es una interpretación libre, nueva y original. Esta oportunidad es la que desde el principio me atrajo. Poder dar forma a las historias más grandes de la cultura universal me pareció brutalmente interesante. Mi proceso creativo empieza con un acto muy simple: leer una docena veces el guión. A continuación investigo qué recurso visual puede ser útil para narrar ese texto. Y finalmente, fragmento el guión en secuencias que traduzco en imágenes de la forma más conceptual y fresca posible. Voilà! Así de fácil.

¿Por qué es importante o simplemente divertido resumir una obra universal en una mini película que llega o puede llegar a tanta gente?

Este formato abreviado pretende no sólo ser un objeto de entretenimiento, también aspira a ser una herramienta didáctica que incite al público a acercarse más profundamente a cada una de las obras. Sería genial que cada uno de nuestros episodios lograra motivar a leer esa obra maestra de la literatura, escuchar esa ópera o ver esa película. Algo realmente ambicioso, pero no por ello imposible. A mi personalmente me ha pasado. Cuando producíamos El guardián entre el centeno sentí unas ganas enormes de leer la novela. Me acerqué a la librería más cercana, me hice con el libro y lo devoré como un león. Fue extremadamente natural. Me encantaría que este efecto fuera contagioso y hubiera una auténtica epidemia de obras universales. Sería genial. Por otro lado, como ya he dicho, es todo un honor dirigir este proyecto. Tener en las manos algunas de las obras más grandes de la historia es un privilegio. Todo un ejercicio de humildad, respeto y simplificación. Esto último es lo que más esfuerzo me ha requerido. Teniendo en cuenta que mi estilo como ilustrador se basa en la máxima complejidad, ilustrar las obras universales es toda una cruzada. Primero, porque es la primera serie de animación que ilustro y, por supuesto, que dirijo. Novato absoluto. Segundo porque no quería sacrificar mi estilo, precisamente eso fue lo que condujo a Zoopa y TVE hasta mí. Grandes Obras Universales pretendía ser un proyecto simplón y ligero, pero al final se ha convertido en un proyecto en el que un restringido grupo de personas se está dejando millones de horas para crear una pequeña colección de perlas audiovisuales. El resultado merecerá la pena, estoy convencido.

¿Cuál es tu pieza favorita y por qué?

De momento todo el equipo coincidimos y votamos por la misma: El ladrón de bicicletas. En este caso decidimos contar esta historia a través de estampados en camisetas. Fue divertidísimo conceptualizar cada secuencia en un estampado. Es un ejemplo perfecto para entender el proceso creativo que usamos en este proyecto. Una idea muy simple, un recurso dinámico y una interpretación ingeniosa de la narración. Creo que esta pieza cumple a la maravilla con estos tres ejes. Pero bueno, esta es la favorita de momento. Hasta ahora sólo hemos producido 12 piezas y hasta 30 quedan muchas por delante. Seguro que al final del proyecto cada uno tendrá predilección por una pieza distinta. Es lo mismo que imagino sucederá al público. Cada persona se identificará más y mejor con una forma de contar la historia. Seguro. Pero está bien, eso significará que hemos creado variedad, que hemos logrado crear un serie de unidades. Tan distintas unas de las otras como son las propias obras originales.

¿En qué te inspiras?

Si te digo la verdad, no me ha dado mucho tiempo de inspirarme en nada. Los plazos de entrega en televisión son tan apurados que decidí tomar una decisión: escarbar en mi mismo, en mis memorias, en mis mundos interiores, en manías, aficiones y recuerdos. Era la forma más práctica de echar adelante este proyecto. Tiro de todo lo que me fascina, me obsesiona, me sorprende y lo convierto en recurso visual. Por ejemplo, ahora mismo resido en Londres y me encanta la forma de los autobuses de dos pisos que usan aquí. Es algo nuevo para mi. Pues nada, en el nuevo episodio en el que trabajamos, estamos usando lo anuncios colocados en los autobuses para narrar esta historia. Así de sencillo. Me encanta este método de trabajo tan libre y personal.

¿Cuál es el libro, que sin ser convencionalmente calificado como una obra maestra universal, te gustaría reelaborar?

Sin lugar a dudas. Con Alberto Vega, el responsable de animación de Grandes Obras Universales, ya lo hablamos hace tiempo. Nos volvería locos hacer la versión animada de "Sin noticias de Gurb" de Eduardo Mendoza. Sería un auténtico frenesí.

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