"Howl", el aullido "beat" de Allen Ginsberg, se convierte en cine-poesía

  • Madrid.- Los prestigiosos documentalistas Rob Esptein y Jeffrey Friedman se acercan desde la ficción a la lírica lisérgica y "beat" de Allen Ginsberg en la película "Howl", una traducción visual del poema "Aullido" iluminada por la actuación de James Franco y el trabajo de animación de Eric Drooker.

"Howl", el aullido "beat" de Allen Ginsberg, se convierte en cine-poesía
"Howl", el aullido "beat" de Allen Ginsberg, se convierte en cine-poesía

Madrid.- Los prestigiosos documentalistas Rob Esptein y Jeffrey Friedman se acercan desde la ficción a la lírica lisérgica y "beat" de Allen Ginsberg en la película "Howl", una traducción visual del poema "Aullido" iluminada por la actuación de James Franco y el trabajo de animación de Eric Drooker.

"Allen Ginsberg (1926-1997) fue muy heroico de una manera muy informal. Hablaba de su sexualidad con libertad y candor y eso era lo sobrecogedor de sus poemas: se acercaban a la vida de una manera absolutamente franca", explica a Efe en entrevista telefónica Jeffrey Friedman.

"Howl", retrato de una trasgresión profundamente romántica, se estrena en España el 25 de marzo tras su paso por festivales como Sundance o Berlín y, sobre todo, tras el "efecto James Franco" conseguido por la película "127 horas".

Pero, por encima de todo, es un paso rompedor pero coherente en la carrera de Friedman y Epstein, que sacaron del armario el cine clásico en "El celuloide oculto" y retrataron antes que Gus Van Sant -a su vez productor de "Howl"- la vida de Harvey Milk.

Ahora, pese a los actores y los decorados, siguen con espíritu de documental letra a letra el poema que comenzaba con aquél impactante "vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura / hambrientas, histéricas, desnudas".

Y así, la cinta emprende dos caminos igualmente estimulantes: el imperativo casi físico de un creador por plasmar sus sentimientos a su manera -y que alumbraría la llamada generación "beat" completada por Jack Kerouac y William S. Borroughs- y la lucha por la libertad de expresión en el juicio en el que Ginsberg fue acusado de obsceno.

En la primera senda, Epstein y Friedman se centran en "esa belleza especial que sale de la honestidad. Esa dulzura en la compasión por el sufrimiento, de las dificultades con las que se Ginsberg se encontró en el mundo".

"Howl", con un lenguaje descarnado e impúdico, no era sino el canto desesperado de un inadaptado por adecuarse a valores tradicionales como el amor, la aceptación y la estabilidad. "'Howl', concretamente, no deja de ser un poema de amor", explica Friedman.

Para capturar ese sentimiento de desamparo y esa búsqueda de la inspiración azuzada con el consumo de peyote, los directores consideraron que la manera más documental de retratarlo era recurrir a lo fantástico y, así, recurrieron a los dibujos con los que el artista Eric Drooke ilustró algunos poemas de Ginsberg.

"No queríamos hacer una película autobiográfica tradicional, porque el poema no lo era. Entonces encontramos un libro de poemas que Allen publicó con imágenes de Eric Drooker, que entonces era un joven artista amigo suyo. Nos pusimos en contacto con él y empezamos a jugar con sus imágenes para crear un mundo onírico sobre lo que sucede en la mente de un poeta mientras escribe", asegura Friedman.

Y, en la línea reivindicativa que ha granjeado a los dos directores varios Emmy y dos Óscar, optaron por la sobriedad y con dos actores como David Strathaim y John Hamm para abordar el juicio del que, finalmente, Ginsberg saldría absuelto.

"Es importante recordar el tiempo en el que el poema fue escrito. Era un periodo muy represivo en el que la gente no hablaba de homosexualidad y podía ser despedida de la administración pública de los Estados Unidos si se sospechaba que era gay", explica Friedman, cuya carrera ha girado siempre alrededor de la cultura "queer".

Y aunque medio siglo después el mundo ha abierto sus brazos hacia la tolerancia, Friedman todavía considera que esta historia "necesitaba ser contada".

"En Estados Unidos todavía no se puede leer 'Aullido' en la televisión o en la radio en determinados horarios", asegura Friedman, quien considera que "el sexo es usado como una manera de limitar la libertad de expresión".

"Es más aceptable que limitar el discurso político. Si la gente se pone de acuerdo con que cierta expresión sexual es obscena se abre la puerta a la censura en otros campos. Es una estrategia de control", concluye.

Mateo Sancho Cardiel

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