Importante dimensión de Daniel Luque, a hombros junto a César Jiménez

  • El diestro Daniel Luque, que cortó las dos orejas y el rabo del toro se cerró plaza, fue el gran triunfador del festejo celebrado hoy en Almodóvar del Campo, y compartió salida a hombros con César Jiménez, que paseó dos apéndices, uno de cada toro de su lote.

Almodóvar del Campo (Ciudad Real), 18 sep.- El diestro Daniel Luque, que cortó las dos orejas y el rabo del toro se cerró plaza, fue el gran triunfador del festejo celebrado hoy en Almodóvar del Campo, y compartió salida a hombros con César Jiménez, que paseó dos apéndices, uno de cada toro de su lote.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Buenavista, de presencia y juego desigual. Los mejores, tercero, cuarto y sexto.

César Jiménez, oreja y oreja.

Cayetano Rivera, ovación y ovación.

Daniel Luque, gran ovación, y dos orejas y rabo.

La plaza tuvo dos tercios de entrada.

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GRAN LUQUE

Daniel Luque ofreció una magnífica tarde de toros en Almodóvar del Campo. Su lote fue el de mayores posibilidades de una corrida desigual de hechuras y comportamiento.

Y es que de no haber fallado con los aceros en su primero, podría haber sumado algún trofeo más. Luque toreó muy de capote a ese primer toro de su lote, tanto a la verónica en el recibo como en posterior quite por chicuelinas. La faena de muleta fue vibrante y entregada, pero lo echó todo a perder con la espada.

En el que cerró plaza, más de lo mismo. Variedad, chispa y pies muy firmes para alargar la embestida del toro de Buenavista, enroscándoselo por los dos pitones. Aquí cortó el rabo.

César Jiménez acompañó a hombros al sevillano pero su orden de méritos fue menor.

Cuajó un trasteo más que digno en su primero, aunque sin poder ligar los muletazos por el molesto viento. Hubo encaje de riñones y cierta compostura, la cual no consiguió repetir en el segundo de su lote, un toro ante el que no estuvo a gusto y con el que no se acopló.

Cayetano pasó de puntillas por Almodóvar con el peor lote. Lo intentó sobre toro en su segundo, al que recibió de rodillas en el tercio, pero el toro no tuvo el fuelle ni la raza para perseguir las telas, llegándose a echar dos veces durante la lidia. En su soso primero anduvo tesonero, sin más.

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