James Taylor conquista a un público entregado en el Palau de la Música

  • Jose Oliva.

Jose Oliva.

Barcelona, 4 may.- El cantautor norteamericano James Taylor ha conquistado esta noche a un público entregado que llenaba el Palau de la Música, en el inicio de su gira española que también le llevará a Bilbao y Madrid.

Tres años después de su última visita a nuestro país y dos décadas desde su último concierto en Barcelona, el popular músico bostoniano ha actuado en el auditorio modernista dentro del Festival Mil·lenni con una banda mínima, justa para formar un cuarteto, aunque en algunos momentos Taylor ha acompañado su aterciopelada voz solo con su guitarra.

El batería Steve Gadd, el bajista Jimmy Johnson y el pianista Larry Goldings han arropado con exquisitez a Taylor, quien no ha parado de conversar con el público.

Taylor ha iniciado su actuación a las 21,00 horas con el tema "Blossom" después de una sonora recepción por parte de un público entregado y con una media de edad provecta.

Tras "Sunny Skies", el de Boston ha interpretado la primera de sus canciones más célebres, "Carolina in My Mind", una balada que ha contrastado con la siguiente pieza, "Everybody Has the Blues", un blues, ha remarcado el cantante casi disculpándose.

Con "The Frozen Man" ha llegado el recuerdo a su padre; tema al que ha seguido "Walking Man".

A continuación, guitarra eléctrica en mano, ha arrancado a ritmo de blues con "Steamroller", una canción en la que también toca la armónica; y el rockero "Slap Leather".

En la primera parte ha dedicado atención a algunas de sus baladas más populares como "Don't Let Me Be Lonely Tonight", "Sweet Baby James", y "Up on the roof", un tema escrito por Gerry Goffin y su amiga Carole King para los Drifters en los años 60, con el que se ha llegado al descanso.

Repuestas las fuerzas, en la segunda parte de la velada han llegado los temas más conocidos de Taylor, aquellos que abrieron las puertas al éxito a un tipo de cantautores norteamericanos de tempo suave y tranquilo como Joni Mitchell, John Denver, Jackson Browne o Carly Simon.

Ha sido el momento de "Another Day"; de "Lighthouse", en el que la voz de James contaba con un inesperado coro de voces interpretado por un diabólico y trasnochado magnetófono de cintas; de "Copperline"; de "Something in the Way She Moves", una de sus primeras canciones; de "Mexico", coreada por el público; o de "Fire and Rain", que fuera su primer éxito.

Sin embargo, en la parte final del concierto llegaron las canciones más icónicas, ya convertidas en himnos: "Your Smiling Face"; "You've Got a Friend", otro tema de Carole King, aquí acompañado por la voz de su mujer Kim Smedvig; y ya en los bises, "Shower the People", "How Sweet it is" y "Close Your Eyes", con el que ha puesto punto final a dos horas de deleite espiritual.

Con 64 años recién cumplidos, Taylor ha demostrado que está en buena forma y que el timbre de su voz no ha perdido ni el color ni la calidez tan características de antaño.

Un año después de que el presidente norteamericano Barak Obama concediera a Taylor la Medalla Nacional de las Artes, el mayor reconocimiento que puede conseguir un artista en EEUU, el bostoniano, que lleva vendidos más de 50 millones de álbumes desde que empezó su carrera en 1968 cuando firmó por Apple Records, se ha embarcado en una nueva gira, que disculpa el hecho de que su último disco grabado en estudio es de hace diez años.

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