Jean Pierre Jeunet: "La realidad no me atrae en absoluto"

  • Magdalena Tsanis.

Magdalena Tsanis.

San Sebastián, 28 sep.- Como al niño protagonista de "El extraordinario viaje de T.S. Spivet", a Jean Pierre Jeunet no le gusta estar bajo los focos, pero la promoción obliga, y el director francés atiende con paciencia y buen humor a todos los periodistas que le preguntan por su nueva fábula.

"Es verdad que la realidad no me atrae en absoluto", dice a Efe en relación con el tono de cuento que suele acompañar sus películas, incluida la que hoy se presenta, en estreno mundial, en la clausura del Festival de Cine de San Sebastián.

"Me gustan los artistas que tienen una mirada sobre el mundo, que se separan un poco. Para hacer películas realistas, con personas de hoy en día, prefiero ver un documental. El cine de la realidad me aburre", asegura el autor de títulos como "Amelie" o "Delicatessen".

Basado en una novela de Reuf Larsen, "El extraordinario viaje de T.S. Spivet" narra, en 3D, el viaje de un niño prodigio de doce años a través de Estados Unidos, con el fin de recoger un prestigioso premio científico.

Spivet (Kyle Catlett) hace las maletas y deja atrás su rancho de Montana sin decir nada a sus padres, una insólita pareja formada por un rudo "cowboy" interpretado por Callum Keith Rennie, y una naturista especializada en la morfología de los saltamontes y otros insectos, pensada específicamente para Helena Bonham Carter.

"Alguna vez me he sentido como Spivet al salir a recoger un premio y no tener nada que decir. He llegado a ponerme contento de no ganar por no tener que subir ahí y hablar en inglés", ha admitido.

Él también prefiere, remarca, "estar en casa, entre dibujitos y 'story boards'".

Jeunet no es un director prolífico. Con siete títulos en más de veinte años de carrera, su última producción, "Micmacs", es de 2009. Y es que para embarcarse en un proyecto, éste tiene que reunir al menos cinco requisitos: ser una buena historia, tener buenos personajes, emoción, humor y gráficos originales.

La novela de Spivet se la descubrió su lector, un profesional que conoce sus gustos. "En la décima línea ya estaba enamorado", dice. "Cuando vas a pasar tres años con una historia, tienes que enamorarte, y no es fácil que ocurra algo así".

Así que llamó a su autor, Larsen, que no se lo podía creer: Jeunet era uno de los cinco nombres que el escritor de ascendencia noruega había escrito en su lista de directores con los que soñaba para la adaptación. Los otros eran Wes Anderson, Alfonso Cuarón, Tim Burton y Guillermo del Toro.

"Luego me dijo que yo era el primero, no lo sé, pero fui el primero que le llamó", apunta Jeunet.

También ha habido veces en que el proyecto lo tenía todo, pero finalmente se le escapó de las manos, como ocurrió con "La vida de Pi", que finalmente filmó Ang Lee.

"Pasé mucho tiempo trabajando en ella, hice todo el 'storyboard', 3.500 fotos de una maqueta, un montón de dibujos, escribí el guión, busqué las localizaciones, fue mucho trabajo", recuerda frustrado.

"Al final, me dijeron que no, porque era demasiado caro, no podíamos superar los 60 millones de euros, y todo porque en ese momento había gran diferencia entre el euro y el dólar", prosigue.

Jeunet pidió a los productores que le esperaran dos o tres años, mientras rodaba otro guión.

"Pero no me esperaron, y la hizo Ang Lee por 150 millones", desvela. "Ang Lee es de Taiwán, amigo del presidente de la República, y le dieron mucho dinero para hacer la película. Yo no podía hacerlo así".

El autor de "La ciudad de los niños perdidos" vio el trabajo de Lee y dice que le gustó. "Sobre todo, la parte central, el naufragio, pero el principio y el final es un copia-pega del libro; nosotros hicimos una adaptación que creo que es mejor", señala burlón.

Sobre el hecho de trabajar con Helena Bonham Carter, que ha cancelado su asistencia al festival, asegura que fue "muy fácil", aunque la próxima vez le gustaría que fuera un rodaje "más loco", porque ella "es capaz de tantas cosas: es increíblemente creativa".

En cuanto al niño, Kyle Catlett, confiesa que le costó encontrarlo, pero no se arrepiente de la elección.

"Es un niño extraordinario, con una historia personal increíble. Habla cinco idiomas, es campeón del mundo de artes marciales. Se trata de alguien muy positivo y luminoso, no tiene miedo de nada", enumera Jeunet.

Dice que cuando se pusieron a trabajar, él estaba convencido de que Catlett tenía escondido el 20 % de su capacidad. "Pero era el 60 %", exclama, y lo sitúa al mismo nivel técnico que Audrey Tatou, que para él significa la excelencia.

A partir de ahora, los dos formarán parte de la misma familia, al menos sus personajes, Spivet y Amelie, la familia de fábula de Jean Pierre Jeunet.

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