Jiménez Lozano firma una fábula a la manera de Cervantes: avisadora e irónica

  • Valladolid.- Avisador e irónico, a la manera de su admirado Miguel de Cervantes, se muestra el escritor José Jiménez Lozano en un nuevo libro horneado dentro de su particular obrador literario, titulado "Un pintor de Alejandría" (Ediciones Encuentro) y construido como una fábula oriental de carácter anacrónico.

Jiménez Lozano firma una fábula a la manera de Cervantes: avisadora e irónica
Jiménez Lozano firma una fábula a la manera de Cervantes: avisadora e irónica

Valladolid.- Avisador e irónico, a la manera de su admirado Miguel de Cervantes, se muestra el escritor José Jiménez Lozano en un nuevo libro horneado dentro de su particular obrador literario, titulado "Un pintor de Alejandría" (Ediciones Encuentro) y construido como una fábula oriental de carácter anacrónico.

Jiménez Lozano, Premio Cervantes 2002, derrocha humor e imaginación en una especie de divertimento que tiene como sustrato geográfico las tierras de Burgos, Guadalajara y Soria, y su eje argumental en los afanes de un cura de aldea por restaurar los frescos desvaídos, prácticamente irreconocibles, de su iglesia.

Avisado por certeras señales de que los tiempos "se han echado a estropear", de que ya "enseñan sus uñas" porque hasta "queman por pensares" (Tribunal de la Inquisición), un párroco resuelve repintar las escenas del Juicio Final en los muros de la iglesia y encomienda la búsqueda de un pintor, de renombre, en tierras de Alejandría.

El relato, de poco más de un centenar de páginas, se convierte así en un teatrillo por donde desfilan santones árabes, astrólogos, judíos, mosenes, cristianos nuevos, arciprestes "correlindes y canzonetistas" e incluso la sabia profundidad de los popularmente conocidos como 'tontos de pueblo'.

En el ingenio, humor e ironía con que Jiménez Lozano urde la trama, pero también en su intención avisadora de los tiempos que corren y de la necesidad de avivar conciencias, e incluso en la propia redacción de la novela, se aprecia la hebra cervantina que ha perfumado casi toda la trayectoria literaria del narrador abulense.

La judería de Almazán, la plaza porticada de Berlanga de Duero, la atalaya de Rello y las calles de Pastrana son algunos de los escenarios de "Un pintor de Alejandría", donde también se evocan otros lugares a través de personajes como el cura de Tajahuerce, la mujer del regidor de Sigüenza, el Bachiller de Osma, la consoladora de Medinaceli y el Tonto de Jadraque.

Los enredos, discusiones y alusiones entre todos ellos para dar forma a la pintura del Juicio Final dan pie a un puñado de reflexiones perfectamente trasladables a los tiempos que corren, a pesar de encontrarse camufladas en otra época y territorios.

La crítica a buena parte del arte moderno ("...porque ahora por esos mundos se pagaban mucho más los desperdicios y desechos que las obras bien dibujadas y pintadas...") se puede inferir de la lectura de "Un pintor de Alejandría", cuyos protagonistas también se extrañan de que "un país puede sostener muy bien dos mil príncipes, pero no una nube de incontables gramáticos".

La destrucción de la belleza y de los valores que han regido durante siglos, también anota el narrador cuando uno de los personajes evoca la existencia en la sierra de Guadalajara de una tienda de bacalao donde envasaban los "sistemas filosóficos" en unas pequeñas cajas donde, si no cabían, se recortaban "para que encajaran según lo que quería el cliente".

En otro extremo, "Un pintor de Alejandría" rebaja el ímpetu castigador del "Dies irae" del Apocalipsis para presentar el lado humano y hermoso del encuentro con el creador: "¿Es que el Juicio Final no será también para consolar a los tristes y para divertirse todo el mundo?", se pregunta el canonista de Tajahuerce.

A sus 80 años, José Jiménez Lozano entrega una nueva novela que será presentada la próxima semana en Madrid y que Ediciones Encuentro ha editado para "responder a la deuda de amor contraída con quien escribe las hermosuras del mundo, siente las heridas de sus historias y descubre la urdimbre de la vida", según reza una dedicatoria impresa.

Mostrar comentarios