Joaquín de Luz, bailarín "star" del NYCB, corazón partío entre EE.UU y España

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 4 ago.- El madrileño Joaquín de Luz, bailarín principal del New York City Ballet, "ama" a su país y por eso, aunque Estados Unidos le dará en otoño la nacionalidad, conservará la española. Su agenda es de vértigo pero ha querido dirigir y bailar mañana en El Escorial un programa "de lujo" para los "suyos".

Hacía tres años que de Luz (1976) no bailaba en España pero ha aceptado participar en la gala que se celebró el pasado viernes en Menorca atendiendo a la llamada de su amigo Joel Toledo y organizar el programa "New York City Ballet Soloists" con el que el Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial cerrará mañana su edición 2014.

En él, doce solistas y bailarines principales del New York City Ballet (NYCB), interpretarán algunas de las piezas fundamentales del fundador de esa formación, G.Balanchine, es decir, "Apollo", "Tarantella Paso a Dos" y la suite de "Who cares?".

De Luz, que antes de incorporarse, en 2003, al New York City Ballet, fue solista del American Ballet y del Pennsylvania Ballet, bailará "Other dances" y "Five variations on a theme"

"Desafortunadamente vengo a España a bailar menos de lo que quisiera. La culpa la tiene, en parte, la crisis, porque se caen actuaciones previstas, pero el principal motivo es que es muy complicado cuadrar las agendas", explica en una entrevista con Efe.

De Luz se ha ocupado de diseñar el programa de El Escorial y de hacer el cásting de los bailarines, con los que ha trabajado muy estrechamente las piezas.

Son todos miembros del NYCB pero es una actuación de algunos de sus miembros, no de la compañía, aclara.

En El Escorial, como ha hecho en Menorca, de Luz bailará una pieza "muy especial", "Five Variations" (2008), porque la creó para él el mexicano David Fernández, con música de Bach.

Es "todo lo contrario" a la segunda, la neoclásica "Other dances", en la que hay mucho juego con el público, y que creó J.Robbins, con música de Chopin, para Mijail Baryshnikov y Natalia Makarova, que la estrenaron en 1976 en la Casa Blanca.

"Es muy intimista, con el pianista en el escenario -en este caso Ivon Frontela- y como si ellos estuvieran en un estudio. Es un juego entre ellos, con el músico y con el publico, precioso y entrañable", asegura.

De Luz empezó a bailar precisamente por su admiración hacia Baryshnikov, del que cree que tenía "un sentido especial del baile", "con ese alma rusa y habilidad para apropiarse del personaje".

Del baile del madrileño destaca su musicalidad y cómo conecta con el público, algo que, dice modesto, todos los latinos tienen en común.

"Todo el mundo puede saltar y girar pero lo que se llevan a casa es cuando has conectado. Eso se consigue con los años y la experiencia y yo, la verdad, es que estoy muy a gusto en el escenario y eso creo que se nota", dice.

A sus 38 años, afirma, está disfrutando "muchísimo" en el escenario pero le parece que "los 40" es "edad más que razonable" para dejar de bailar.

"Quiero retirarme cuando esté en lo más alto y entonces dedicarme a enseñar, a pasar lo que he aprendido a otras generaciones, algo que me enseñó Víctor Ullate -fue su alumno entre 1992 y 1995-, uno de los mejores maestros que existen", alaba.

Le encanta Rafa Nadal, la "Roja", el Real Madrid, jugar al tenis y hacer surf, un deporte compatible con las exigencias de un bailarín porque, además, advierte, "más peligroso" es hacer piruetas.

Aprovecha todas las oportunidades que tiene para venir a España y si le saliera la oportunidad le encantaría trabajar en el país, pero el hecho es que dentro de unos seis meses será ya ciudadano estadounidense de pleno derecho aunque conservará la nacionalidad española.

"Si no, no me haría norteamericano", afirma tajante De Luz, al que, sin embargo, "muy poca gente" conoce en su tierra.

"No me quejo de ello. Lo entiendo. La mentalidad es diferente. Amo a mi país, aunque parezca un tópico y no quiero venir a quejarme", añade.

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