Jonathan Safran Foer no come animales

  • 'Comer animales' es el libro de Jonathan Safran Foer que ha vuelto a abrir el debate sobre los hábitos alimenticios del planeta y que se publica ahora en España. Pero los que crean que se trata de otro libro que teoriza o defiende el vegetarianismo están equivocados. Hemos aprovechado la gira de presentación del libro en Madrid para hacerle algunas preguntas y esto es lo que nos ha contado.
Jonathan Safran Foer
Jonathan Safran Foer
© Gianluca Gentilini
Alessia Cisternino

Jonathan Safran Foer es uno de los escritores más prometedores de Estados Unidos, aunque su éxito ya no es una novedad. Hace cinco años, el autor de 'Todo está iluminado' y 'Tan fuerte, tan cerca' iba a tener su primer hijo con su mujer, la también escritora Nicole Krauss. Fue entonces que se planteó seriamente hacer algo que había intentado hacer ya unas cuantas veces: dejar de comer carne.

El tema va mucho más allá de que la carne nos guste o no nos guste, de si la necesitamos porque aporta proteínas indispensables a nuestros organismos o de si el vegetarianismo representa una elección de vida más saludable. Según Safran Foer el 99% de la carne que se consume en Estados Unidos– algo menos en Europa – procede de las granjas industriales, es decir de gigantescas factorías donde los animales, en el mejor de los casos, viven apilados en jaulas donde no pueden ni moverse esperando a que les maten.

Las granjas industriales

En el peor de los casos, siempre según Safran Foer, estos animales sufren malos tratos espeluznantes por parte de los empleados, se pasan sus breves vidas hinchados de antibióticos para que no enfermen y no porque están enfermos, son incapaces de cumplir sus funciones más naturales e incluso de andar y llegan conscientes al matadero, a pesar de que la ley establece que no debería ser así.

'Comer animales', el libro en el escritor estadounidense cuenta las razones de su pasaje definitivo al vegetarianismo y que se ha publicado en abril en España por la editorial Seix Barral, habla de todo esto: de las granjas industriales; del poder que tienen; de la medida en la que contribuyen al calentamiento global y a la contaminación de los suelos y de la manera en la que infringen constantemente la ley porque le sale mucho más barato pagar una multa millonaria que parar el negocio.

No es una novela, ni mucho menos un ensayo filosófico, sino un estudio denso y a la vez muy entretenido que le ha costado tres años de trabajo e innumerables viajes por Estados Unidos. Safran Foer también ha tenido que contratar a algunos asistentes para poder recoger y tener en orden las fuentes y los datos en los que se basa este estudio y que se pueden consultar en las más de setenta páginas de notas al final del libro.

A pesar de que el primer y el último capítulo se titulen 'El arte de contar historias', lo que Safran Foer quería conseguir con este libro no era contar una historia. "Escribí este libro simplemente porque quería escribir sobre algo que me importaba y sobre todo por lo que sentía curiosidad" afirma. "Creo que es la razón por la que lo hacen todos los escritores. Por otro parte, las novelas son inútiles, en el sentido bueno de la palabra, porque no tienen nada que hacer, que discutir y ningún objetivo por alcanzar, pero yo quería que este libro no fuera inútil, que la gente creyera en lo que leía no porque lo estaba diciendo yo, sino porque había estudiado y podía aportar datos".

El valor cultural de la comida

'Comer animales' nace entonces con un objetivo, pero al mismo tiempo rehuye de cualquier proselitismo. La elección de si comer o no comer carne es de cada uno y no es tan fácil. La comida, como el mismo Safran Foer reconoce a lo largo de su libro, tiene un valor cultural, pero es este valor cultural lo que normalmente impide cualquier cambio en los hábitos alimenticios de una persona.

Lo que propone Safran Foer es agarrarse o redescubrir justo este valor cultural de la comida, pero esforzándose de ir en otro sentido. "A veces se trata simplemente de cuestionar qué son los valores y cuáles son nuestros valores. En el libro hago el ejemplo del pavo en el Día de Acción de Gracias. Todo el mundo cree que comer el pavo el Día de Acción de Gracias es un valor y estoy realmente de acuerdo con esto. Creo que es algo significativo comer la misma comida ese día una vez al año".

"Pero hay que preguntarse qué importancia le reconocemos a este valor, si más o menos que a otros valores que podamos plantearnos. Creo que deberíamos investigar sobre lo que estamos celebrando y conmemorando el Día de Acción de Gracias, descubrir cuáles son los valores que hay detrás de esa fiesta y a lo mejor plantearnos que lo que estamos comiendo no tiene nada que ver con lo que se comió en la ocasión que estamos conmemorando". Según algunos historiados, dice el autor en su libro, los colonos que se recuerdan el Día de Acción de Gracias comieron en realidad una sopa de judías. 

Jonathan Safran Foer ahora es padre de dos hijos y duda, aunque sea muy probable, de que tarde o temprano le pregunten por qué ellos no comen carne. "Para los niños la pregunta es '¿Por qué comemos animales?' y no '¿Por qué no los comemos?'" dice. "No estoy diciendo que esto sea bueno o malo, tiene que ver más con la manera en la que criamos a nuestros hijos. Les enseñamos a tener mascotas, a cuidarlas, les leemos cuentos antes de ir a la cama y duermen con sus peluches. Es ésta la relación que tienen con los animales. La relación que no tienen es la de enjaularlos, matarlos y comer sus cuerpos. No es una declaración política, es lo que hacemos, en esto está la explicación. Un niño nunca te preguntará '¿Por qué no comemos seres humanos?', porque es obvio, porque se lo enseñamos. Y si alguien mata a alguien, sí preguntará por qué lo hecho".

Comer o no comer carne

La cuestión se complica, y mucho, cuando ya no se trata de niños, cuando alguien está acostumbrado desde siempre a comer carne y, sobre todo, no quiere dejar de comer carne. Porque incluso al carnívoro más radical, después de esas trescientas páginas, podría ocurrírsele alguna duda sobre sus hábitos de alimentación.

"Creo que la cosa más importante sería comer menos carne y comer la que proceda de granjas pequeñas y no de las industriales. Y sobre todo preguntarnos honestamente cuántas son en un año las comidas en las que realmente nos importa comer carne – vamos a coger las fiestas nacionales, las religiosas, todas las veces que vamos a un restaurante bonito, digamos que son cincuenta al año – y prescindir de ella las otras veces en las que no nos importa".

Podéis leer las primeras páginas del libro 'Comer animales' de Jonathan Safran Foeraquí

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