Josh Radnor enfoca el paso del tiempo como una oportunidad en "Amor y letras"

  • Lara Olmo.

Lara Olmo.

Madrid, 5 mar.- Literatura de culto, música de Beethoven y el inevitable y a veces tormentoso transcurrir de los años son los pilares que sustentan la segunda aventura en la dirección de Josh Radnor, "Amor y letras", comedia romántica que invita a aprovechar las oportunidades de cada etapa vital.

Conocido por su papel de Ted Mosbay en la popular serie "Cómo conocí a vuestra madre", Radnor sigue fiel a su costumbre de tomar las riendas de sus proyectos, y como ya ocurriera con su ópera prima, escribe, dirige y protagoniza este largometraje de apariencia inocente pero de contenido profundo, que llega a los cines españoles el próximo 15 de marzo.

Una cinta en la que interpreta a Jesse, un treintañero frustrado con una vida que no es la que esperaba, quien regresa a su antiguo campus universitario para acudir a la fiesta de jubilación de uno de sus profesores favoritos, interpretado por Richard Jenkins.

Allí conoce a una universitaria, Zibby, a la que da vida Elizabeth Olsen, la hermana menor de las afamadas gemelas, cuyo encanto y madurez resultan irresistibles para el protagonista. Una relación que comienza siendo idílica pero que se topa de bruces con la pronunciada diferencia de edad de los enamorados.

Ellos no son los únicos personajes en el lugar y el momento equivocados: el profesor que se jubila lo hace arrastrado por su entorno, ya que él se niega a aceptar su retiro, y un alumno universitario con tendencias suicidas sólo desea que termine pronto una etapa universitaria que está agravando su depresión.

"Todas las edades tienen sus crisis y sus preguntas, siempre estamos reinventándonos, pero cada etapa tiene también sus oportunidades. Si tuviera que volver a la universidad olvidando todo lo que he vivido, no lo haría. Soy más feliz ahora en otros aspectos", sostiene Radnor en una entrevista con Efe y en la que insinúa que sus 39 años aparentan algunos menos.

Aunque reconoce que la desazón producida por el paso del tiempo es "universal", también cree "ridículo" tratar de luchar contra él. "La juventud está sobrevalorada. Los medios la han convertido en fetichismo, en algo que hay conseguir a toda costa, y eso sólo puede producir frustración y obsesión", añade.

Del mismo modo opina que la vejez no es tan negativa, e incluso apuesta por reinterpretar determinadas concepciones culturales. "A veces me pregunto -dice- si la muerte no tiene su parte bella, porque te vas a otro lugar, y el nacimiento su parte mala, porque te trae a este mundo triste y violento".

Que la edad influye en la madurez del individuo es otro argumento que "Amor y letras" echa por tierra a través de la pareja protagonista, ya que la entereza de la universitaria contrasta con las dudas y la inseguridad del personaje de Radnor.

Por ello, se complementan tan bien, "se ayudan", apunta el actor, aunque la relación no acaba como el espectador espera. La diferencia de edad se convierte en un "obstáculo" insalvable y "eterno".

Algo por lo que le han llovido "críticas, pero también halagos" por ser un desenlace "revolucionario" y no como el de las demás comedias románticas. Pero esta cinta no es un ejemplo al uso de este género, la historia de amor "es solo un pretexto".

La música clásica y la literatura juegan un papel fundamental en la relación de los protagonistas, que además se cartean -algo poco común tratándose de una historia ubicada en el presente- para hablar de sus autores favoritos.

Es la forma de Radnor de rendirles tributo a unas figuras que "parecen pertenecer a un pasado y un paraíso perdidos. Aprecio aquella música y aquella literatura porque le dan lentitud a mi frenético ritmo de vida", confiesa. "Cuando los descubres, es casi divino".

Por ello la película se mueve en una "frecuencia distinta" que sabrán disfrutar quienes alguna vez se hayan "adentrado" en ella.

El único de los personajes, aunque secundario, que realmente es "feliz", sin plantearse cuestiones existenciales, es el que interpreta Zac Efron. "Es un tipo que vive el presente y muy sincero. No es irónico, ni pretende ser gracioso, aunque lo consigue", apunta Radnor. Un rol tan distinto al que hasta ahora ha jugado el popular actor, que incluso cuesta reconocerle. "Sorprenderá", añade el director.

¿Y qué momento vive Radnor? Uno en el que le apetece "contar historias", una faceta "más excitante" que la de actuar; aunque, añade, no renunciará a ella.

Mostrar comentarios