Juan Manuel Bonet publica "Las cosas se han roto", la antología del ultraísmo

  • Juan Manuel Bonet, escritor, crítico de arte, exdirector del Reina Sofia y uno los mayores expertos en vanguardias artísticas, acaba de reunir en un volumen "Las cosas se han roto", los mejores poemas del ultraísmo, el movimiento de 1918 a 1925, que introdujo la necesidad de recuperar los "ismos" europeos.

Madrid, 18 abr.- Juan Manuel Bonet, escritor, crítico de arte, exdirector del Reina Sofia y uno los mayores expertos en vanguardias artísticas, acaba de reunir en un volumen "Las cosas se han roto", los mejores poemas del ultraísmo, el movimiento de 1918 a 1925, que introdujo la necesidad de recuperar los "ismos" europeos.

Publicado por la Fundación José Manuel Lara, este libro reúne por primera vez a aquella vanguardia literaria -muy unida a la pintura y que se desarrolló en las primeras décadas del siglo XX- sobre la que también lleva trabajando más de 30 años el que fuera director del IVAM.

"Tengo la ventaja de que prácticamente todo el material lo tenía en casa, también por cuestiones familiares, ya que un tío abuelo mío fundó una revista ultraísta, así es que en realidad me ha costado solo seis meses crearlo", explica Bonet a Efe.

No se trata de una biografía histórica sino de poesía viva, de verdad, precisa Bonet, para quien el Ultraísmo fue una vanguardia trascendental para la modernidad, que viene de poetas que han asimilado la poesía cubista francesa, el futurismo de Marinetti, el expresionismo o el dadaísmo, y cuya llama fue prendida en Madrid por el poeta chileno Vicente Huidobro.

"El ultraísmo era una vanguardia de andar por casa -dice Bonet- y su lucha por la modernidad tenía un símbolo central en Madrid, el viaducto, que antes era de otro material", señala

También rememora que "cantaban al metro, al arrabal madrileño, a las tabernas, a la Gran Vía; una Gran Vía que era para ellos era lo más parecido a Nueva York. De hecho Eugenio Montes hace una revista que se llama rascacielos y la verdad en Madrid no había ningún rascacielos".

Una corriente que nace, según Bonet (París, 1953) cuando los participantes de la tertulia de Cansinos Assens en el café de La Colonial, de la Puerta del Sol, creada para alejarse de la tertulia de Ramón Gómez de la Serna, en el café Pombo, se contagiaron del deseo de superar el modernismo y adherirse a los "ismos" europeos, auspiciado por Cansinos Assens.

Un movimiento que cayó en el olvido por la "canonización de la generación del 27, el clima de guerra posterior y la posguerra que creó otros derroteros"; por eso se dice que el ultraísmo es un episodio breve.

Además, es verdad que no había muchos libros y se escribía mas en revistas, pero, argumenta Bonet, el ultraísmo es básico para entender a muchos creadores posteriores.

Y fue precisamente un latinoamericano, Vicente Huidobro, quien tuvo un papel clave en esta vanguardia histórica. Fue el primer poeta que se adscribió a la vanguardia y lo hace primero en París, y luego en Madrid donde publica, en 1918, y también en francés "Tour Eiffel" y "Halalí" y otros dos títulos en castellano "Ecuatorial" y "Poemas árticos".

Otros argentinos de pro que tienen papel en el ultraísmo son Borges y Francisco Luis Bernárdez, así como el chileno Joaquín Edwards. Norah Borges, la hermana del poeta, también contribuyó al movimiento con las pinturas que ilustran las revistas ultraístas.

Guillermo de la Torre, Pedro Grafías, Gerardo Diego, Rafael Lasso de la Vega, Humberto Rivas, Jaun Gutierrez Gili, González Ruano, y hasta Valle Inclán, entre otros casi cincuenta poetas componen este libro, referente no solo para amantes de la cultura sino para estudiantes.-

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