La Barrosa, una mascarada zoomorfa en los carnavales sorianos

  • Los cuatrocientos vecinos de la localidad soriana de Abejar han abierto hoy un año más las puertas de sus casas para recibir a la barrosa, una tradición cultural singular enmarcada en el martes de carnaval, y cuya simbología se debate entre el rito iniciático y la ancestral relación del hombre y el animal.

Juan Carlos Hervás

Soria, 4 mar.- Los cuatrocientos vecinos de la localidad soriana de Abejar han abierto hoy un año más las puertas de sus casas para recibir a la barrosa, una tradición cultural singular enmarcada en el martes de carnaval, y cuya simbología se debate entre el rito iniciático y la ancestral relación del hombre y el animal.

Los jóvenes Héctor Altelarrea y Gonzalo de Miguel, de 23 y 25 años, respectivamente, se turnan durante la mañana y la tarde de hoy para transportar la barrosa, un armazón de madera decorado con telas y lazos que simboliza una vaca.

El recorrido les lleva por todas las casas abiertas en este municipio, que hoy cuenta con casi cuatrocientos vecinos empadronados y que tiene entidad propia desde mediados del siglo XV.

Los barroseros, que así se llaman -mayor, el que porta la barrosa, que pesa 17 kilos; y acólito, el que le acompaña con el látigo y la cesta- han recogido en cada casa la propina o gallofa que servirá por la noche para una gran cena en la que participa todo el pueblo y en la que se asistirá al ritual de la muerte del bovido simulado.

La estructura de la barrosa, o fingida res vacuna, está construida por un armazón de madera de forma rectangular que sirve de soporte de una sábana blanca que lo cubre a modo de faldón, con los laterales engalanados con cintas de calores y en la parte trasera un apéndice a modo de rabo y ocultos media docena de cencerros.

El frontal lo preside un dibujo con tira negra del rostro del bóvido, que luce un vistoso cachirulo en la frente y le sobresalen unas astas auténticas injertadas.

Los barroseros, que eran hasta la supresión del servicio militar los mozos que entraban en quintas, son jóvenes de Abejar que se visten con trajes blancos, fajín rojo, sombrero parecido al cordobés (aunque más pequeño) y polainas de cuero.

Altelarrea ha reconocido a EFE que para él supone un día especial vestirse con la indumentaria propia del barrosero y recorrer todas las casas abiertas de Abejar para pedir las viandas y los donativos de sus vecinos, que "lo viven con mucha emoción y respeto", y que servirán para la cena comunal.

Los vecinos remiten todos a que esta fiesta, organizada por los mozos de la localidad, se hace "por tradición", aunque documentalmente no se ha podido poner una fecha concreta debido en gran parte al incendio sufrido en 1897 en el Ayuntamiento.

Lo que sí está escrito es que esta mascarada ha llamado en el tiempo la atención de antropólogos, arqueólogos e historiadores, entre ellos de Julio Caro Baroja quien relacionó la barrosa con otras vaquillas como las que se celebran en Atienza (Guadalajara), Rebollar (León), y Miraflores y Los Molinos(Madrid).

Todas esas tradiciones están conectadas con las kalendae romanas, por salir sus protagonistas disfrazados de "vitula" o "vetula" (ternera) o el estudioso soriano Antonio Ruiz Vega, quien identificó la barrosa con un rito de paso.

El Ayuntamiento de Abejar presentó en 1999 y 2003 la solicitud a la Junta de Castilla y León para que la barrosa fuese reconocida como fiesta de interés turístico regional, pero la petición ha sido desestimada en ambos casos por entender que los visitantes de la fiesta son mayoritariamente locales.

El alcalde de Abejar, Antonio Romero, ha declarado hoy a EFE que lo volverán a intentar el próximo año, aunque ha reconocido que será complicado conseguir la declaración, ante la dificultad de atraer muchos visitantes de fuera de la provincia al ser una fiesta que se celebra entre semana.

"Es una fiesta singular en los carnavales en España, que simboliza el paso del niño al hombre y vinculado con la sangre del toro", ha asegurado. EFE

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