La cruzada antitaurina de Eugenio Noel, día a día

  • Alfredo Valenzuela.

Alfredo Valenzuela.

Sevilla, 19 oct.- En los albores del siglo XX, el escritor Eugenio Noel dedicó su talento y energía a denunciar los toros y el flamenco como raíz de los males de España, en una auténtica cruzada antitaurina y antiflamenquista recogida en su "Diario íntimo", que ahora, medio siglo después de su publicación, se reedita.

Recorrer España y América predicando contra los toros y el flamenco, en su particular interpretación del legado intelectual de quienes integraron la Generación del 98, de la que fue epígono, le llevó a vivir al día, como va consignando en este "Diario íntimo", a renunciar a cualquier comodidad y, finalmente, a morir en la indigencia.

Pero lo más llamativo de su vida y de su cruzada no fueron las penurias que hubo de superar, sino el hecho de que de la lectura de su "Diario íntimo", así como de la de otros artículos y textos publicados en la prensa de su época -vivió entre 1885 y 1936- se desprenda admiración por lo que dice despreciar, sobre todo en el caso de la fiesta de los toros.

A la vez que denuncia los toros como rémora para el progreso del país, Eugenio Noel no pierde la oportunidad de fotografiarse junto a los toreros más importantes de su época vestidos de luces, inmediatamente antes o después de una corrida.

Además, reproduce en ese libro las conversaciones que mantiene con ellos y las observaciones que estos le hacen, como si fuese lo más importante que le pasa en su vida.

Esa "paradoja" ha sido destacada por la editorial Almuzara, que ahora ha reeditado en un solo volumen de más de 800 páginas estos diarios que Noel fue llevando durante años con la idea de convertirlos en una especie de autobiografía, para la cual había pensado en el título de "Novela de la vida de un hombre", fracturada por su muerte a la temprana edad de 51 años.

Un portavoz de Almuzara ha recordado a Efe que Noel, en su juventud, pretendió ser torero y que la lectura de muchas entradas de su diario causa "el efecto contrario sobre aquello que quiere condenar", ya que hay páginas que parecen "una exaltación de los toros y el flamenquismo".

Ese hecho fue detectado incluso por sus contemporáneos, y Max Aub en su novela "La Calle de Valverde" hace que un personaje diga: "Acabaremos viviendo exclusivamente del turismo, disfrazados de españoles castizos. Nos pasa a todos como a Eugenio Noel, que escribe contra los toros porque le gustan".

Y Azorín, en 1914, advirtió: "Nadie duda de que Eugenio Noel es un adversario acérrimo de los toros y el flamenquismo. Mas la lectura de sus trabajos nos produce el efecto de una exaltación de lo que se trata de deprimir y condenar (...) Noel sabe menudamente todo lo que se refiere a los toros (...) Nadie como él nos informa tan bien de las cosas y los lances del flamenquismo".

Otros autores han señalado el crudo sentimiento de infortunio y fracaso que nunca dejó de estar presente en cada página escrita por Noel, al menos en las de su "Diario íntimo", como cuando consigna en estas páginas los mil incidentes, entre ellos agresiones, insultos y persecuciones, que por esos pueblos de España le acarreó su púlpito antitaurino.

Periodista, escritor, conferenciante y polemista, Noel, de orígenes muy humildes, gozó de niño de la protección de una aristócrata que lo mando al seminario, donde adquirió el gusto por la literatura para luego, descubierta su vocación de escritor, integrarse en las filas de la bohemia, de las que acabó desertando imbuido del espíritu del 98.

Nacido Eugenio Muñoz Díaz, tomó el Noel del apellido de una de sus compañeras sentimentales, con el que firmó obras de aliento regeneracionista como "España, nervio a nervio", "Piel de España" o "Nervios de la raza".

También editó seminarios de vida efímera como El Flamenco o El Chispero, lo que no impidió que muriera en un hospital de beneficiencia de Barcelona, carente de otra posesión que su obra y maltratado por el infortunio.

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