La historia del hotel de Mick Jagger que sobrevivió al terremoto de Haití

  • Su escalera de caracol de madera, su tentador pórtico ysu antigua piscina se mantuvieron intactos en el lugar favorito de decenas de intelectuales en Haití y celebridades como Mick Jagger, Jackie Onassis o Graham Greene.
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Charles M. Sennott, Puerto Príncipe (Haití) | GlobalPost

El balcón de madera del Hotel Oloffson aún cruje con una historia que es más rica y relevante que nunca.

El hotel, con su desgastada pero aún gloriosa arquitectura 'Ginger Bread' (al estilo victoriano), logró sobrevivir al terremoto, con su escalera de caracol de madera, su tentador pórtico y su antigua piscina intactos.

Situado en el borde de una colina con vistas sobre las montañas y las distantes aguas del puerto de mar, el Oloffson fue un lugar predilecto para Graham Greene.

Fue la musa para el Hotel Trianon de ficción en su novela de 1966, "Los comediantes", una historia clásica sobre la traición, las buenas intenciones, la desesperación y el absurdo de Haití en medio del gobierno de "papa Doc"  Duvalier.

Los tres personajes principales son Brown, el hotelero, Smith, el inocente estadounidense, y Jones, un hombre de confianza, y es mi novela favorita de Greene. Lo leí por primera vez ante la insistencia del corresponsal de Reuters en Nueva York que se convirtió en editor de un tabloide de Nueva York, John Cotter, que cubrió Haití en la década de 1980.

El libro se colocó amorosamente en el ataúd de Cotter cuando murió muy joven en 1992.

Cotter tenía instintos misteriosos de una buena historia y es por eso que amaba Haití. Y su figura inmortal quizá quedara impresa en la inmortalidad del hotel haitiano.

Era un hombre fiero con una risa estruendosa que casi puedo oír resonando en algún lugar cerca de este viejo hotel donde solía hospedarse.

Los fantasmas están por todas partes en Haití. Y también la historia.

El Oloffson fue construido en el siglo XIX como la casa privada de la familia de Sam.

Guillaume Sam, que procedía de una acaudalada familia, fue nombrado presidente durante apenas cinco meses antes de ser despedazado por una multitud furiosa, un destino que se ha abatido sobre varios gobernantes haitianos, entre ellos Dessalines, uno de los padres fundadores de la revolución.

La historia política de Haití devora a sus líderes en la sangre y la violencia.

Y a medida que la incertidumbre política se arrastra detrás de las sombras con la cadencia vacilante de una cojera incapacitante, el recientemente elegido presidente de Haití, Michael Martelly, debería escuchar con atención esos pasos que se acerquen y estudiar su historia. 

En 1935, la casa de Sam se convirtió en un hotel de la mano de Walter Gustavo Oloffson, un capitán de barco sueco.

En un momento dado, la gran estructura fue reconvertida en un hospital militar por parte de EEUU cuando los buques de guerra tomaron el puerto durante una de las varias intervenciones militares estadounidenses sobre la pequeña y extremadamente pobre nación cuya proximidad a la nación más rica y poderosa del mundo, la convierte en una ironía embarazosa.

Y en algún nivel tal vez en una expresión de sentimiento de culpa de que Estados Unidos nunca ha descubierto la manera de resolverla.

Durante la década de 1950 y 60, el hotel fue frecuentado por Charles Adams y Graham Greene y por muchos artistas y escritores.

En la década de 1970 y 80 se convirtió en un lugar de recreo frecuentado por las celebridades, incluyendo a Mick Jagger y Jackie Onassis. Las suites del hotel llevan actualmente el nombre de todas las celebridades que han dormido aquí.

A medida que las prácticas asfixiantes del duvalierismo se cernieron sobre Haití y el turismo prácticamente se secó en la década de 1980, el hotel pasó a manos de Richard A. Morse.

Lo restauró amorosamente (aunque hoy en día está claro que necesita más amor y definitivamente más pintura.)

Sigue siendo un punto de encuentro para la clase intelectual de Haití, los artistas, corresponsales extranjeros, diplomáticos, trabajadores de ONG y un elenco de personajes, así como sucedía con Graham Greene.

Así que no ha cambiado mucho desde que Greene se sentó en un rincón favorito de este pórtico que cruje, mientras observo este lugar, inmerso entre las sombras, los rayos de luz y las gamas de grises, que es Haití.

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