La mezzo Julia Lezhneva, el "ángel" que enamoró a Kiri Te Kanawa

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 8 feb.- El arsenal de una cantante rusa no suele incluir la coloratura, pero la mezzo Julia Lezhneva (1989) tiene esa "brillante arma" además de una técnica apabullante, la que mostrará el domingo en su interpretación, en el Auditorio Nacional, del oratorio de Haendel "Il trionfo del Tempo e del Disinganno".

Admirada por la pureza de su voz y su perfección técnica, su carrera despegó tras su breve y exitosa actuación en los Classical Brits 2010 de Londres, invitada por "dame" Kiri Te Kanawa, deslumbrada por su "talento excepcional", luminosidad vocal y técnica "realmente impresionante", en sus propias palabras.

"Kiri Te Kanawa es muy, muy amable conmigo. Que una mujer con una carrera semejante, con tanta experiencia profesional y académica, tan popular y rodeada de tanta gente joven, con la que es verdad que es muy selectiva, opine eso me llena de un orgullo difícil de describir", señala en una entrevista con Efe la artista.

Para su debut en el Auditorio Nacional, en el ciclo del CNDM, ha elegido el oratorio de Haendel, que interpreta con la Freibrurger Barockorchester, dirigida por Rene Jacobs, y Sunhae Im, Christophe Dumaux y Jeremy Ovenden, porque el compositor barroco es "muy bueno" para su voz y esa obra le permite "regularla".

Además, dice, le encanta el público español y es "un sueño", cantar ante él una pieza con la "categoría" precisa para corresponder a su "encantadora amabilidad".

De la mezzo han dicho, además de que posee una deslumbrante técnica, que pocas carreras tienen un comienzo tan sólido, que su tono es extraordinariamente puro y, sobre todo, que oirla cantar es "oír a un ángel barroco", algo a lo que ayuda, se ríe, su seráfico rostro.

"Trato de no pensar en esas cosas pero es un gran honor y una gran alegría y estoy muy orgullosa y satisfecha. Mi profesión es dar mi energía, mi experiencia y mi talento al público y parece -bromea de nuevo- que voy por el buen camino".

Lezhneva nació en una isla, Sahkalin, en una familia de geofísicos: "mi padre tiene mucho gusto para la música y mi madre toca un instrumento tradicional. Eso sería todo, pero mi padre ha descubierto que en 13 generaciones ha habido 7 en las que algún miembro ha sido sacerdote y todos, al parecer, con muy buena voz...", explica.

Empezó a los cinco años a tocar el piano y a cantar en un coro infantil, en el que se sentía "volar", y cuando cumplió siete sus padres decidieron trasladarse a Moscú porque "la niña" prometía.

Comenzó a escuchar discos cuando tenía 10 años, especialmente los del director británico John Eliot Gardiner (1943) y "La pasión según San Mateo" (Bach), que no paró de oír hasta que se la aprendió.

La voz pudo más que sus dedos a partir de su impulso de trasladarse a estudiar a Cardiff (Reino Unido): "fue la mejor decisión de mi vida, porque allí conocí a Te Kanawa. Canté ante ella un aria de Rossini e inmediatamente me invitó a participar en los Brit", los premios anuales de la industria fonográfica británica.

Además de actuar en una gala que ven millones de personas, Lezhneva consiguió el contrato de su vida: firmó con la prestigiosa Decca.

La artista volverá en abril, al Palau de la Música de Valencia, a presentar el que es su primer trabajo con esa discográfica, "Alleluia", un álbum de motetes grabado a finales del año pasado en L'Auditori de Barcelona, "un regalo más", asegura, de los muchos que le está dando la vida.

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