La música clásica es una fiesta con Ara Malikian

  • Santander.- Ara Malikian salta como un poseso sobre el escenario mientras toca el violín a velocidad de vértigo y cientos de niños marcan el ritmo con palmas y al grito de "hey". Lo que no saben es que lo que les está divirtiendo tanto es un concierto de música clásica, aunque no lo parezca.

La música clásica es una fiesta con Ara Malikian
La música clásica es una fiesta con Ara Malikian

Santander.- Ara Malikian salta como un poseso sobre el escenario mientras toca el violín a velocidad de vértigo y cientos de niños marcan el ritmo con palmas y al grito de "hey". Lo que no saben es que lo que les está divirtiendo tanto es un concierto de música clásica, aunque no lo parezca.

El violinista libanés se lo desvelará más tarde, cuando acabe "Cuentos del mundo: Armenia. Historia de un hombre feliz", su último invento escénico -que ha traído a Cantabria después de representarlo en Madrid y Asturias- para quitarle hierro a la mal llamada música seria y crear afición. Eso sí, por el camino de la alegría.

"Aunque no lo parezca, esto es música clásica. Seguramente hasta ahora pensabais que era algo para gente mayor y aburrida, que la música clásica es un señor tocando con cara de pez muerto", dice antes de despedirse del público que llena el Palacio de Festivales de Santander, casi un millar de niños de seis a doce años.

Ellos sueltan la enésima carcajada y entonces les recomienda que cuando vean un cartel de un concierto, acudan, porque lo van a pasar muy bien, como también se van a divertir y mucho, promete, si se deciden a tocar algún instrumento.

Malikian confiesa a Efe que fue un alumno de conservatorio "decepcionado" y más adelante un profesor "muy frustrado", tanto que decidió dejarlo, aunque ahora ve con esperanza que "hay proyectos para cambiar las cosas".

Cree que aquí y en todas partes, los conservatorios están pensados "para que los alumnos aprendan cierta cantidad de obras y, con eso, se busquen la vida. No se aprende a apreciar la música, a vivirla y realmente no se aprende a crear".

Para este músico libanés afincado en España, la cultura "es abrir horizontes, no cerrarlos" y por eso afirma que es ahora, sobre el escenario, cuando está enseñando música como a él le gusta, a su manera.

Lo que está claro es que su entusiasmo es contagioso. La prueba es que ha conseguido envolver, de nuevo, a los músicos de su ensemble (Humberto Armas, viola; Nacho Ros, contrabajo y Luis Gallo, guitarra) en un proyecto en el que además de tocar, tienen que actuar, bailar, hacer el payaso y, lo más difícil, seguirle el ritmo.

Y es que Malikian, que sale a escena vestido con los colores más brillantes, los brazos llenos de pulseras y la melena suelta campando a sus anchas, brinca como un saltimbanqui, se pone de rodillas, se tira por el suelo... Y todo eso, mientras toca el violín como el virtuoso que es.

Ni en un solo momento se menciona que esa música que arranca palmadas espontáneas a los niños desde el primer minuto y les hace saltar sobre la butaca, sin poder evitarlo, la escribieron Aram Khachaturiam, el gran compositor soviético de origen armenio, o Soghomon Komitás, nacido en Turquía en 1868 y también toda una gloria nacional para los armenios.

Tampoco se dice que la que acompaña las entradas a caballo de uno de los personajes la escribió Rossini para "Guillermo Tell". "La música viene y tienes que dejarte llevar. No hay que saber cómo ha sido compuesta, ni cómo son las armonías y si el compositor en aquel momento estaba enamorado o tenía problemas", defiende.

Ara Malikian, que es uno de los violinistas más reconocidos de su generación, empezó a tocar para los niños hace quince años y con solo mirarles la cara, dice, ya sabe si lo ha hecho mal o bien. "El niño es tan sincero y está tan poco influenciado que no tiene ni que decir si le gustó. Y si no le gustó no es su culpa, es porque no lo has hecho bien".

En esta aventura ha contado de nuevo con Marisol Rozo, narradora, directora escénica y autora de un texto que le ha hecho regresar a sus raíces armenias.

El punto de partida es una vieja leyenda, un canto a la felicidad envuelto en obras a medio camino entre oriente y occidente que él violinista emparenta con la música española. De hecho, en el espectáculo hay hasta algún arranque de juerga flamenca.

"Historia de un hombre feliz" es su tercer espectáculo para el público familiar después de "Mis primeras cuatro estaciones" y "El carnaval de los animales y Malikian le augura un recorrido largo, tanto como el de "Pagagnini", su propuesta mano a mano con Yllana que después de arrasar en España probará suerte en Nueva York en mayo.

Lola Camús

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